7 de septiembre de 2009

APROCUSE


Caperucita miró su reloj y se dispuso a salir rápidamente para asistir a la reunión de la APROCUSE.
Se atusó sus trenzas, recompuso su caperuza y cogió la cesta que siempre la acompañaba, aunque ahora no llevaba la merienda para su abuelita, sino fotografías, recortes de periódico, un bloc de notas, lápiz para escribir y los estatutos de la nueva asociación que había creado junto a otras amigas, con su misma problemática.
Nada más salir de su casa, un viento incómodo le levantó la falda y pensó que era la última vez, que hoy mismo se compraría unos pantalones aprovechando que bajaba a la ciudad. Cogió el todo terreno y se internó en el bosque, aunque fue por un atajo para no tener que andar saludando a los leñadores y cazadores que se encontraba por el camino, ya que estaba harta de hacer lo mismo diariamente durante tantos años. ¿Y el lobo? Pues no era pesado el tío, con la misma preguntita.
Aparcó a la entrada de la gran ciudad y se dispuso a coger el metro. Todos la miraban extrañados: “Va disfrazada de Caperucita Roja”, “Pero si no es carnaval”, “Pues está buenorra la niña ésta”, “Hola, soy tu lobo…..”
Les lanzó una mirada, que ni el mismo Perrault hubiera imaginado y pensò :”Atajo de gilipollas”
A uno que osó tirarle del lacito del delantal, le dio un rodillazo en sus partes que se le quitaron las ganas de hacerse el gracioso, y a los que le preguntaron por su abuelita los mandó directamente a la mierda.
Cuando llegó a la estación convenida, muy dignamente se bajó y salió a la calle dirigiéndose a la cafetería donde había quedado con sus compañeras.
Allí la estaba esperando Blancanieves, rodeada de una multitud de turistas que querían inmortalizar el momento haciéndose una foto con ella, creyendo que se estaba rodando un anuncio de televisión.
Rapunzel llegó en taxi, pues sus largas trenzas le impedían a veces andar con normalidad.
Cenicienta apareció con gesto divertido, porque debido a su aspecto andrajoso, había sacado unas monedas en el metro y le iba a salir gratis la merienda.
Después de media hora de espera llegó La Bella Durmiente, que como siempre, andaba sumida la pobre en un sopor constante, y que pidió un café para espabilarse nada más entrar en la cafetería.
Ya estaban reunidas las mujeres pertenecientes a la Asociación de Protagonistas de Cuentos Sexistas y antes de empezar la sesión y mientras merendaban, cambiaron impresiones sobre cómo habían llegado hasta allí.
Blancanieves era la que más enfadada llegó y se había negado a hacerle la cena antes de venir a toda la panda de enanos que estaban a su cargo. Además tenía un lumbago tremendo porque en la mañana había tenido que cambiar la ropa de las camas y le dio un pinzamiento la L 5.
Cenicienta se había escapado sin avisar y por eso no se había podido cambiar de ropa, pero les puso en la comida a las hermanas y a la madrastra un laxante para que estuvieran entretenidas hasta que volviera. Quería aprovechar para comprarse unos zapatos, que los de cristal eran muy duros y un verdadero peligro, por bonitos que fueran.
Rapunzel había concertado hora en “Pelos”, pero al verla arrastrando las trenzas, le dijeron que tenían trabajo para todo el día y no se pudo quedar. Fue a la farmacia a comprar paracetamol, porque le dolía mucho la cabeza, de tanto subir gente por sus trenzas hasta la torre. Y de las cervicales ni hablemos, que estaba hecha polvo.
Y por último, La Bella Durmiente, que se levantó como pudo, desayunó leche agria con una magdalena dura comprada hace cien años, le cogió prestado al príncipe el caballo y se adentró en el bosque donde se perdió, pero encontró por suerte un guarda forestal que le indicó la carretera más próxima y le prestó dinero, pues con tanto dormir no le había dado tiempo a cambiar monedas, y cabalgó hasta la parada del autobús que le condujo junto a sus amigas.
Allí, en la cafetería, iban a hablar de su pasado, de su presente y sobre todo de su futuro, vestidas como en los cuentos de los que son protagonistas.
Cuando vuelva a tener noticias de ellas, os lo diré, y mientras tanto, si os las encontráis reunidas, no penséis que están rodando un spot de televisión o que es carnaval. Son ELLAS, así que saludadlas y uniros a su causa.