1 de abril de 2010

¿Semana de descanso, o de pasión?


De mi particular pasión.

Se supone que yo había venido a la playa a descansar unos días, e incluso era la envidia de algunos familiares que pensaban en mi relax y divertimento...
Sí... sí... es jueves, llevo aquí desde el domingo y todavía no he visto el mar, ni he ido un rato al club, ni he paseado... ni casi he comido.
¿Y todo este desaguisado por qué? Pues porque se me ocurrió contratar una empresa de reformas para hacer en la casa unas cuantas cosas, más de capricho que de necesidad, y pensábamos que estaría todo acabado. Cuando digo "pensaríamos" digo mal, puesto que parece ser que eso lo pensaba yo sola, y mi Antonio estaba al tanto de la velocidad que llevaba la obra.

Vamos, que estaba sin terminar y todo manga por hombro.

Al llegar nos encontramos con todo el patio lleno de herramientas, y al abrir la puerta de la casa, una tabla sujetando una placa de pladur en el techo, que había que rodear para poder entrar, y que al hacerlo, barría uno de paso todo el polvo acumulado en el poyete.

Cuando vi como estaba todo, pensé seriamente en volverme a mi casa en Madrid, porque no habia forma de poderle meter mano a semejante suciedad, pero mi maridín me tranquilizó con un "No te preocupes, que ésto lo limpiamos entre los dos en un par de días".

¿Entre quiénes?

Nos tuvimos que acostar en una habitación que está en la otra punta y no tenía demasiado polvo, pero el colchón es algo blando, y está contra la pared, o sea que di patadas toda la noche, y me la pasé despierta. Lo voy a cambiar en cuanto pueda.

Como Antonio se va a andar, pues yo me quedo en la cama, mientras los obreros entran y salen de mi casa, pintando, rematando, etc. Surrealista, pero así es. Como son de confianza, llevan llave y que estemos o no, no es problema para ellos, pero a mí me da cosilla estar acostada oyéndoles trabajar. Eso sí, procuro hacer un pis antes de las ocho para no tener que salir dando los buenos días con los pelos y la cara de recién levantada, y no me muevo mucho para que no me entren ganas de hacer caca hasta que no vuelva mi Antonio, que mientras los distrae, yo aprovecho y voy al baño.

"No te preocupes, que ésto lo limpiamos entre los dos en un par de días".

Mi alcoba luce en todo su esplendor, con un plástico a modo de dosel que cubre la cama y los demás elementos, pero que no ha podido evitar que una capa de polvo blanco cambie el rojo del edredón, que luce el mismo color polvareda y textura que las cortinas, las alfombras y los muebles.

Pues hay que echarle narices porque yo no me vuelvo a acostar otra noche en el colchón blando.

Rasco con el estropajo rodapiés y suelo, limpio todo como el oro, y... hala... me lo como yo sola como Juan Palomo.

El baño... el salón...y el suelo sigue blanco

"No te preocupes, que ésto lo limpiamos entre los dos en un par de días".

Han terminado el recibidor y me dispongo a rascar todo el pavimento, que encima es poroso, e irregular, mientras me acuerdo de la madre del pintor que ha dejado caer tantas gotas. ¿Los albañiles y los pintores no tienen familia? Pues que no quieran para nosotros lo que no quieren para ella. Con un cuchillo y un nanas, una a una logro quitarlas y de pronto me veo venir a mi Antonio con un mueble para ponerlo ya en su sitio, y cuando digo ya... es ¡YA! Y en seguida los cuadros... los libros, los sombreros, porque estará sin terminar, pero ya está decorado, que parece ser que importa muchísimo más la decoración que rascar la pintura. Digo yo que a lo mejor lo que será es más cómodo.

Y abro el trastero y me quedo a cuadros de tanta mierda como hay y de la cantidad de herramientas y líos que han metido allí adentro. Mi Antonio ni se inmuta. Saca las herramientas y pone las sillas de la playa y las sombrillas de color incierto en su sitio, con dos kilos de polvo cada una, y creo que me quedo corta. Con un par.

"No te preocupes, que ésto lo limpiamos entre los dos en un par de días".

Hoy jueves dice que no hiciera nada y me sentara a descansar. ¿? ¿Les toca venir hoy a los ángeles de San Isidro a limpiar?

"No te preocupes, que ésto lo limpiamos los dos en un par de días"

Es viernes y han venido los de la empresa y han dejado estupendo el patio con un producto que saca mucho más fácilmente las manchas, que mi estropajo y jabón, y me han dicho que de haber venido más tarde, me lo habría encontrado todo limpio, pero que no les dio tiempo. ¿Y no me lo podían haber dicho antes? Yo me habría esperado con tal de no pegarme el palizón que me he pegado.

Esta tarde es la procesión más importante de mi pueblo, pero me encuentro tan cansada, que paso de ir. Me apetece más quedarme con unos amigos a jugar y tomar algo luego.

Ya estamos en sábado y me queda sólo la ventana del patio, que ha sido vecina de la radial durante el tiempo que ha durado la obra, y que en perfecta simbiosis ha adoptado los colores ocres del suelo del patio, cuando su color es azul marino (muy sufrido, ya lo sé), pero no me da la gana de limpiarla. ¡Que le den!

Yo diría que me estoy constipando...

Amanece domingo y amanezco yo hecha un scotch brite usado: toda la noche con fiebre y no me atrevo a irme al mercadillo. Con lo que a mí me gustan los mercadillos de cosas viejas, me debo de encontrar muy mal para quedarme en la cama. ¡A sudar se ha dicho!
Es evidente que no estoy pasando por mis mejores momentos: no tengo ganas de vestirme, ni de pintarme, cosa en mí totalmente antinatural, que no salgo nunca a la calle sin pintar, pero estoy llena de mocos y me duele todo el cuerpo.
Me tomo un ibuprofeno y me entra la euforia típica de estos casos: limpio la ventana, la puerta del patio, hago la comida, y luego, cual castillito de aire, me vengo abajo y me duermo durante tres horas.

Como llevo varios días sin internet, que se me ha descargado el módem, aprovecho y me traigo al club el ordenador, y aquí estoy intentando hilar algunas frases, aunque no sé si lo conseguiré, que ando espesa de narices. Nunca mejor dicho.

Voy a estar todavía unos días por aquí y espero que el tiempo acompañe para poder irme a la playa aunque sea para leer o hacer sudokus, y verdaderamente pueda descansar. Veréis como me coge una gota fría y no puedo salir.