14 de septiembre de 2010

Fiesta guineana

Se celebró un año más, como viene siendo habitual, el encuentro de los guineanos, esta vez en Madrid.
Mi Antonio se marchó con su familia a Guinea Ecuatorial, cuando tenía tres años, y estuvo allí hasta los diecisiete, año en que sus padres decidieron regresar a la Península.
Como es natural, esos años le marcaron profundamente y nos ha hecho a todos partícipes de su amor por África, que se puede ver en cada rincón de nuestra casa, en sus conversaciones, en sus amistades, y en ese punto de genialidad que a menudo tiene.
En el 2004 un buen amigo de entonces, tuvo la buena idea de reunir en una comida a los componentes de una de las clases del instituto, pero poco a poco, y a través del teléfono, se fue ampliando la cantidad de personas que hicieron posible ese reencuentro, y cuando llegó el día, más de cuatrocientos ex residentes en la antigua Guinea Española, muchos de ellos incluso nacidos allí, se vieron después de más de cuarenta años.
Caras de sorpresa al descubrir a sus compañeros de aventuras, a sus vecinos o a los de la pandilla, y la impresión de que acababan de recuperar una parte de su vida, como así ha sido y el tiempo ha demostrado.
Se creó una página web http://www.raimonland.net/ , que fue enriqueciéndose con las historias y las fotos de entonces, y que todavia sigue en la red.
Y se acordó, que una vez al año se haría una reunión, en cualquier punto de España para volver a encontrarse.
Un encanto de mujer, por fuera y por dentro.
El alma de las reuniones.

Con dos buenas amigas.

Foto de grupo.

Y se unió más gente para posar.

Obsérvese la riqueza de los vestidos.

Foto de amigos.

Aquí estoy con mi amiga Angélica, de origen ruso y que se lo pasó en grande.

Seguimos con la galería de personajes, que todos sin excepción lo son.

Nuestro amigo de Palamós, mostrando el logotipo que hemos utilizado en esta reunión.

Esta foto es preciosa: cuatro damas bellísimas con sus coloridos atuendos.

Nos reunimos para comer.

Nuestros amigos malagueños.

Estas dos señoras, se encontraron después de cuarenta y tantos años, y estaban emocionadas.

Durante la comida resultaba difícil mantener a la gente sentada en su sitio. Entre fotos y bailes, cada cual iba a lo suyo. Aquí se empezaba a desmadrar ya la cosa.

Unas africanas bailando sevillanas.

Nos resultaba difícil mantenernos en pie, no por el vino, que fue más bien escaso, sino por la risa.

Se hizo un homenaje a los mayores, y tres de los veteranos recibieron su recuerdo, en medio del cariño general.

Y apareció una guitarra...............y como no podía ser de otra manera, allá que me fui. Cantaba bien este amigo.

La verdad es que aprovechamos el mínimo atisbo de juerga para unirnos.

Dos personas muy queridas, no matrimonio, pero casi adoptadas por esta casa.

Por la tarde nos cambiamos de ropa. Mi Antonio, como siempre, sin complejos.

Unos cuantos posando.

Un matrimonio encantador. A él se homenajeó también durante la comida. Nos volveremos a ver, porque son de las personas con las que da gusto hablar.

Mi amiga rusa con su marido. Obsérvese, con la gracia que luce el atuendo guineano, y él lo propio que va con el suyo.
Y pasamos a bailar un poco. Vuelvo a incidir en la riqueza de los vestidos.

¡A bailar tocan!

En ninguna de las fiestas puede faltar "La caza del tigre" Todo un clásico.

Y de nuevo hicieron su aparición las sevillanas. A estas alturas andábamos ya algo perjudicadas de tanto reírnos.

Cojo la bombilla, la suelto, zapateo... daba lo mismo. El caso era pasárselo bien.

Y como se puede comprobar, aquí ya nos hicimos pis directamente. No pongo más, porque una tiene su reputación y podría verse seriamente dañada.

El año que viene volveremos a reunirnos y a pasarlo igual de bien.
Un abrazo muy fuerte a los que vinieron y nos acompañaron en estos días.
Que tengáis un feliz viaje de vuelta a vuestros lugares de residencia, y sabed que un trocito de nuestro corazón está con vosotros.