16 de enero de 2011

Un repaso al alemán


Hace unos cuatro años que dejé aparcados los estudios de alemán, y me arrepiento muchísimo de haberlo hecho porque se me va diluyendo en la memoria lentamente, lo poco que aprendí. Bien es cierto que es poca por no decir ninguna, la ocasión que tengo de poderlo practicar, a no ser cuando me voy a Torrevieja, que estoy rodeada de alemanes, pero no con la suficiente confianza como para chapurrear algo con ellos.
Ese miedo al ridículo que llevamos en la frente los españoles en general, nos hace cortarnos a la hora de soltarnos en una lengua diferente de la nuestra, a no ser que la tengamos muy dominada. Y el caso es que cuando yo oigo a mis vecinos alemanes intentando hablar español, le pegan unas patadas gloriosas a nuestro idioma sin inmutarse siquiera. Pero cada uno es como es.
Ahora estoy reciclándome e intentando volver al menos al punto donde lo dejé, pero hay que reconocer que es un idioma hecho para fastidiar al prójimo, y además a mala leche.
Los verbos modales, una vez que los aprendes, ahí están y no se olvidan; las declinaciones las debió de inventar un sádico, porque los puñeteros lo declinan casi todo; la estructura de las frases, justo al revés de la nuestra, y cada dos por tres, el verbo a tomar por saco al final del todo.
Pero lo que más retorcido tiene el alemán son los verbos separables, que según la partícula que tengan, cambian totalmente el significado, y como esa partícula va al final, pues hay veces que tengo que volver al principio de la frase, para enterarme de algo.
¿Y los números? Naturalmente, al revés. Si en español decimos treinta y uno, aquí se dice uno y treinta, y cuando la cifra es alta, te puede dar la risa o un síncope de lo largo que puede llegar a ser.
Y luego, la de palabras que hay para una sóla cosa: recuerdo que estábamos haciendo un ejercicio sobre un crimen, y al decir "le disparó"... ¡QUIETOS, QUE NO ES TAN FÁCIL!
¿Le dió, le hirió con sangre, no salía sangre, le rozó, pasó cerca, cómo de cerca, a bocajarro, aposta, casual...? Mil formas para describir un simple disparo.
Otra de las cosas muy divertidas del alemán es la ubicación de las personas y las cosas y los movimientos. Porque tú te puedes mover, pero si lo haces dentro de una habitación, no te estás moviendo. Si sales, sí. Es como un gran puzzle donde si al final consigues encajar todas las palabras de forma correcta, te llevas un alegrón, como si hubieras resuelto el enigma de la pirámide.
En cuanto a la pronunciación, no voy a decir que sea un idioma dulce. Entre je t'aime o ich liebe dich, me quedaría con el primero, pero tampoco es tan fiero como lo pintan. Yo creo que como hablan tan deprisa y tienen tantas consonantes, suena duro, pero a mí no me disgusta. Es más, me encanta y no deja de ser un reto.
Voy a seguir estudiando.
¡Tchüss!