Bienvenidos a El mirlo de papel

Soy Varech y ando por la Red desde hace un tiempo, lo cual me produce a veces quebraderos de cabeza aunque la mayoría de las ocasiones me satisface.

29 de junio de 2011

¡VETE!


Te busco, a sabiendas de que tarde o temprano me encontraré contigo en esta relación extraña y fuera de tópicos, donde cada frase dedicada a tí suena apasionada y visceral.
Te busco y a pesar de eso no quiero encontrarte.
Porque si te encuentro harás que mi corazón salte y toda yo me convulsione con tu imagen.
Sólo conocía tu nombre, pero ahora que sé también tu apellido ya no me quedan dudas, y ni estoy ni estaré nunca preparada para seguir soportando tu brutal presencia.
Sé que andas cerca, que vigilas mis movimientos para salir a mi encuentro en el momento más inesperado, pero cuando te vuelva a ver voy a herirte en lo más hondo para que no vuelvas a hacer a nadie el daño que a mí me has hecho. Lo juro.
Tú has ganado una batalla, pero la guerra será larga y cruenta, y aunque peligren vidas en ello, te aseguró que venceré. Estoy dispuesta a usar todas las armas a mi alcance con tal de verte por los suelos como una piltrafa, y me reiré de ti cuando crujan tus huesos al aplastarte. Eres un ser deleznable y odioso.
Olvida mi casa y todo que compartimos durante tanto tiempo. ¡Márchate lejos! Cambia tu lugar de residencia y déjame tranquila.
¡¡¡¡¡Asquerosa cucaracha americana!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PUAGGGGGGGGGGGGGGG!!!!!!!!!!



24 de junio de 2011

Crucero Mediterráneo Occidental: Florencia

Segunda escala del crucero: Florencia.
Os dejo el enlace:
http://elmirlodepapel.blogspot.com/2011/06/crucero-mediterraneo-occidental_23.html

14 de junio de 2011

Crucero Mediterráneo Ocidental: El barco


Como no se pueden poner tantas fotos en la primera página, dejo el enlace.
http://elmirlodepapel.blogspot.com/2011/06/crucero-mediterraneo-occidental-el.html

13 de junio de 2011

Barcelona


Nuestro barco salía del puerto de Barcelona, y como nos gusta esta ciudad, decidimos irnos dos días antes para poder callejear un poco y conocerla algo mejor. Cogimos un hotel en la Plaza de Goya, que estaba cerca de todos los sitios que queríamos ver.
Las previsiones meteorológicas eran pésimas para todos los días del crucero, incluyendo Barcelona, y nada más llegar, antes de coger el taxi ya empezó a llover, y mientras comíamos en un Wok al lado del hotel, vimos cómo jarreaba, y también cómo paraba y empezaba a salir el sol. Ya no tuvimos más lluvia, por lo que pudimos disfrutar paseando y viendo los edificios tan peculiares que hay en esta ciudad.
Como ya habíamos estado aquí en otra ocasión, nos apetecía ir de forma relajada, a nuestro aire, visitando las muchas cosas que nos quedaron pendientes, y empezamos por La Sagrada Familia. Si por fuera nos pareció magnífica, por dentro nos quedamos boquiabiertos antes semejante derroche de imaginación. Parecía un jardín repleto de flores en los techos, y las vidrieras le daban una luminosidad especial, ya que añadían más luz todavía a la natural que se filtraba por todas partes. Las escaleras, las barandillas, las columnas... todo parecía sacado de la naturaleza.
Pudimos contemplar los estudios geométricos de Gaudí para obtener estas formas, y hay que imaginarse lo que pensarían de ello sus contemporáneos. Sin duda fue un genio.
También vimos su despacho, ubicado ahora en la casita que construyó como escuela para los hijos de los trabajadores, por cierto muy austero.
Al igual que la vez anterior, me ratifico en que no me gusta cómo se ha planteado y construído la otra parte de la fachada. Entiendo la tremenda responsabilidad que le cayó a Subirach, sin duda son impresionantes sus figuras, todas con algún guiño a Gaudí, pero es como ver dos monumentos diferentes.
Bueno, pues después de recrearnos en La Sagrada Familia, nos fuimos hasta la Plaza de Cataluña, y de allí a la Catedral, contemplando los edificios tan preciosos en los que algunas tiendas se han ubicado. Cenamos y seguimos nuestro paseo por la Via Laietana y la Plaza de San Jaime. Nos fuimos a descansar, porque el día había sido completito.
La segunda jornada la empezamos con un suculento desayuno de pan con tomate y nos dispusimos ya recorrer otros puntos de la ciudad. Paseamos por las Ramblas, fuimos a la Plaza Real, al mercado de La Boquería, que me chifló, y donde me tomé un jugo de kiwi y coco que quitaba el sentido. Seguimos por el Born, luego el puerto, Nuestra Señora del Mar y nos fuimos a comer a un sitio que me habían recomendado en un foro de viajeros: La Paradeta. Está por la Ciudadela, en la calle Comercio, detrás de un mercado que hay en obras. ¡Dios mío, qué rico todo! Al entrar, lo primero que se ve es la pescadería-marisquería, y se compra uno lo que quiera. Te lo pesan y te lo cobran. Nosotros pedimos: cuatro ostras, dos paquetes de navajas, un buey de mar, una rodaja grande de atún, chopitos y choquitos. Te dan un número y cuando desde la ventana de la cocina te llaman, vas y coges el plato que te dan. Lo primero nos trajeron lo frío, que eran las ostras y el buey de mar, muy bien preparado con lechuga finita y salsa. Pedimos dos jarras de cerveza y una botella de Ribeiro que nos pusieron en el cubo de hielo. ¡Qué rico! Conforme íbamos comiendo, nos iban llamando para que nos enfriara nada. El atún nos lo prepararon con una salsa y estaba blandito y sabrosísimo. En fin, que comimos a base de bien y nos costó muy requetebién de precio. Por algo estaba lleno el local. Después fuimos a una pastelería y nos tomamos el café con un dulce.
A dormir la siesta, y luego a darle otra vez a la pata. En esta ocasión nos metimos por el Raval y el ambiente era muy distinto, pero todo hay que conocerlo. Luego fuimos otra vez a las Ramblas y a la Boquería, y nos quedamos ya por el Paseo de Gracia, sin prisa, para contemplar las casas tan bonitas que hay. Llegamos hasta La Pedrera donde me hice la última foto y a descansar, que el día siguiente se presentaba también espesito.
Barcelona es una ciudad que me gusta muchísimo por su arquitectura. Soy una enamorada de Gaudí.


La Sagrada Familia. Las vidrieras laterales están todavía inacabadas.

Un frontal.

Parece más un jardín que una Catedral.

Escaleras de caracol a ambos lados del altar.

El altar con el baldaquino y las vidrieras del ábside.

Un lateral.

Nave lateral con escalera de caracol marrón al fondo.

En la nave central la iluminación incide sobre el baldaquino.

Antonio en la nave central.

Los relieves de la fachada de la Coronación merecerían por sí solos una entrada, pero ahí va una pequeña muestra con la adoración de los pastores.

. Otro relieve de la vida de la Virgen.

Aquí estoy al lado de la tortuga que sirve de pie a una columna.

Una toma preciosa del techo.

En ls puertas de bronce está escrita la historia de Cristo. En el cuadrado con números se puede comprobar que la suma, en la dirección que se elija, dará siempre 33, que es la edad que tenía cuando murió.

La columna de la flagelación, delante de la puerta de las letras.

Despacho de Gaudí.

Foto en la Vía Laietana.

La Plaza Real.

El puerto de Barcelona. Se ve la torre de los funiculares que van a Montjuich.

Estaba atracado el pailebote Santa Eulalia, gemelo del Pascual Flores que hay en Torrevieja. Ahora forma parte del Museo Marítimo y había una visita de pequeños piratas, todos graciosísimos con sus pañuelos en la cabeza.

Paseando por el Born.

El jardín de un palacio que hay en la Plaza del Rey.

Seguimos por las callejuelas del Born.

Esta foto la hice yo y me gustó.

La típica foto en el Maremagnum.

La Paradeta.

Antonio empezando con las ostras.

Mercado de La Boquería. Un placer para la vista.






















Casa Batlló.

Aquí estoy sentada en uno de los bancos diseñados por Gaudí, con La Pedrera detrás.

Mañana embarcaremos en el Sovereing.


11 de junio de 2011

De vuelta de Italia

Estoy recién llegada de un crucero por Italia y vengo con mucha falta de sueño y cansancio, pero feliz por haber visto sitios que me apetecía mucho conocer. Hemos visitado ciudades monumentales, otras cuyo tipismo a veces nos sobrepasaba, otras glamurosas, y las más, cargadas de acontecimientos históricos que las hacen únicas.
Salimos del puerto de Barcelona, y aquí pasamos dos días hasta que embarcamos, llegamos al Principado de Mónaco, y el resto ya navegamos por aguas italianas recalando en los puertos más importantes como Livorno, desde donde nos acercamos a Florecia y Pisa, en Civitaveccia hicimos la excursión a Roma, en Nápoles visitamos la ciudad y también fuimos a Pompeya, y por último estuvimos en Sicilia donde vimos Palermo y Monreale. El barco, el Sovereing de Pullmantur, que se ha portado muy bien, sobre unas aguas sin problemas. Se llega a olvidar que se va navegando.
A través de internet nos juntamos un grupo de gente para hacer las excursiones y todo ha salido genial. Nos hemos divertido mucho con ellos.
Poco a poco iré poniendo las escalas, pero hoy voy a descansar que como siempre digo, cuando se vuelve de vacaciones, hay que irse otra vez pero para reponerse del ajetreo que conlleva el andar de un sitio a otro.
Ya echo de menos a Lara, mi camarera de cabina, que esta noche no me preparará la cama y doblará mi pijama, y a Muliana y Cristina, quienes en la cena se desvivían por complacer mis gustos.
Cuesta volver a la realidad, pero ha valido la pena lo disfrutado.
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4 de junio de 2011

Turquía mágica: Capadocia


Capadocia es una región de Anatolia Central. Hace millones de años se produjo la erupción de los volcanes Erciyes, Hasandag y Malendiz, cubriendo toda la zona de ceniza, barro y lava, a muchos metros de altura. El tiempo y la erosión consiguieron moldear las rocas como las conocemos actualmente. La parte inferior es toba y tufa, y la superior es basalto, mucho más dura. Como la toba es blanda para excavar, las múltiples civilizaciones que han pasado por aquí, han construido ciudades, habitadas hasta hace cuarenta años. Todavía hoy, muchas de estas casas trogloditas, lo están.
Hay hoteles y tiendas que también las siguen utilizando.
A riesgo de repetirme tengo que decir que la elección de fotos de esta entrada ha sido dificilísima, por la cantidad de ellas, repartidas en tres tarjetas, y que la más importante, que es la de la cámara de Antonio, las tiene en RAW, lo que me ha dificultado muchísimo a la hora de reproducirlas y de guardarlas. Espero que el fotógrafo lo tenga en cuenta para la próxima vez.
En el aeropuerto nos esperaba el guía con el autobús y nos llevó hasta Kaymakli, donde teníamos contratado el hotel.


  1. El hotel era de la cadena Cristal y no estaba mal. Un cinco estrellas bastante pasable. Enseguida nos sentamos en estos sillones para contratar la excursión del globo, que a mi Antonio le hacía muchísima ilusión. Luego nos fuimos a cenar, y aunque había muchas cosas, todas eran muy, pero que muy picantes. Eso sí, me puse las botas con los dulces.
Como teníamos que levantarnos pronto, especialmente Antonio, nos fuimos a la cama rápido. A las 4'30 sonó el teléfono y se marchó en el autocar.

Aunque yo no fui porque me daba un poco de miedo la subida, aquí están las fotos, que me hicieron tener una envidia enorme por no haber disfrutado de estas vistas tan bonitas. En cada cesta iban de 15 a 20 personas.

El día era espléndido.

Volvieron a las nueve y nos fuimos a desayunar. Nos esperaba un día muy completo. Fuimos lo primero al museo al aire libre de Göreme. Patrimonio de la Humanidad en 1985.

Aquí estoy a la entrada del parque. En esta roca vivían 300 monjas.

En este valle se encuentran las iglesias excavadas en las rocas, que utilizaron los cristianos para protegerse de los enemigos.

Vimos las iglesias de La Manzana, La Serpiente y otras, de las que por desgracia no tenemos ni una foto porque estaba prohibido hacerlas. Hay alguna, como La Oscura, en la que hay que pagar aparte de la entrada general.

Los rincones son dignos de ser fotografiados sin excepción.

Del Valle de Göreme nos fuimos en el autobús al Mirador de las Palomas, desde donde se divisaba la ciudad de Üchisar con su castillo. Una ciudad troglodita muy bien conservada. Al otro lado de la carretera visitamos una tienda de ónix y turquesas, donde me compré una pulsera "trabzón".

Aquí, mi Antonio yo disfrutando mucho con esta visita.

En estas mesitas nos tomamos un té de manzana riquísimo.

Como se hacía la hora de comer, nos llevaron a un kervanseray transformado en hotel. Aunque la foto no es buena, merece la pena ver el techo y los suelos. Comimos bastante bien, con unos pinchitos primero y kebab después. ¡Y helado!

Un comedor con una decoración preciosa de columnas y azulejos.

Después de comer nos fuimos hacia Avanos, pueblo que se dedica en pleno a la alfarería, pero no entramos, ya que nuestro destino era el kervanseray Sarihan.

Fachada del edificio. Eran unas fortalezas dispuestas para el descanso de las caravanas que seguían la ruta de la seda. Este kervanseray es de piedra amarilla.

Tenían establos, camas, lugares donde rezar, comedores...  Antonio disparando a todo.

Una fuente central.

Arriba también tenían estancias.

Esta es la entrada al recinto donde bailan los derviches.

Sedat, nuestro guía, explicándonos los pormenores del sitio. Fue el último kervanseray construido por los selyúcidas.

En esta imagen de Google se ve muy bien la planta del Sarihan.

Y de esta maravillosa posada nos fuimos al Valle de las Chimeneas de las Hadas.

Se encuentra al lado de la carretera y enseguida se pueden ver las extrañas formaciones, originadas hace millones de años.

Se llama también el Valle de los Monjes, porque aquí vivía una congregación de estos religiosos.

La erosión ha modelado los cuerpos de estas chimeneas, que son de cenizas volcánicas, y arriba quedó la capa de basalto que es más dura. Algunas tienen hasta cuarenta metros de altura.

Muchas de estas formaciones están excavadas y servían de viviendas.

En la parte baja se guardaban los alimentos perecederos, por ser un lugar más fresco.

Este lugar está rodeado de viñas, y los monjes las cultivaban antaño, obteniendo un vino de mucha calidad.

Seguimos jugando al escondite por los huecos.

Muchos puestos de souvenirs al pie de las chimeneas.

Yo fotografiando.

Y de este sitio tan mágico, nos fuimos hacia Kaymakli.

Estuvimos en la ciudad subterránea de Kaymakli, y nos quedamos asombrados de cómo podían vivir aquí las personas.
Fue abierta al público en 1946, y se construyó entre los siglos VI y X. Tiene una profundidad de cuarenta y cinco metros, divididos en ocho niveles, con un total de dos mil quinientos metros cuadrados. Sólo se visitan cuatro niveles. Entra aire por unos huecos y no se nota calor en ellas, pero la sensación de "encierro" es bastante grande. Todo lleno de agujeros, que no me explico cómo contendrían aquí a los críos.

Debido a su situación geográfica, esta zona sufrió numerosas invasiones de pueblos extranjeros, y los habitantes de Capadocia construyeron auténticas ciudades subterráneas para guarecerse. Existen más de treinta y algunas se comunicaba entre ellas por túneles de varios kilómetros.
Hay lagares, cocinas, salas de reuniones, establos, habitaciones, despensas, bodegas... Los corredores se cerraban con una ruedas de piedra enormes como la que se ve abajo, y así ya no entraban los enemigos.
El recorrido por ellas no es apto para claustrofóbicos, porque hay que pasar por unos túneles bajísimos, en los que hay que ir en cuclillas. Según nos contaron, se han hecho algo más altos para que puedan pasar los turistas... ¡Increible! Las flechas rojas indican la salida. No quiero pensar en la posibilidad de perderme aquí.

Como esta ciudad está muy cerquita del hotel, nos fuimos a cenar. Probé otras cosas, pero hasta las patatas fritas picaban. Seguí comiendo dulce.
Después de cenar nos marchamos a la sala Harmandale, una cueva, a disfrutar de un espectáculo turco, y no nos defraudó en absoluto, ya que se lo curraron muchísimo y fue muy vistoso.

Primero salieron los derviches, con mucha ceremonia, las luces apagadas, y todo el ritual correspondiente, pero fue lo único que no me gustó, porque se veía claramente el montaje. Lo demás estuvo muy bien, especialmente esta muchacha que sin ser musulmana baila todas las danzas orientales de maravilla, e interpretó una danza de los derviches femenina, con gran recogimiento, que nos puso los pelos de punta. Cada movimiento y cada gesto parecía elevarla a un estado de trance.

Como fue lo que más me gustó, pues otra foto más.

Y aquí la falda se empieza a dividir... Algo que ya vi en El Cairo.

Y la parte superior la tapó por completo. Y girando... girando... girando... mucho tiempo sobre la misma loseta del suelo.

Y lo más esperado, que era la danza del vientre, empezó.

Cómo se movía esta mujer. Y encima resulta que es brasileña. La misma de la falda anterior. Hizo el número del sable y se ganó al público con su simpatía.

Y después de más de dos horas nos volvimos al hotel. Andaba yo mosca con este grifito del WC, y le di a la llave, se ve que con demasiado ímpetu y me saltó un chorro de agua a toda presión a los pantalones, que me tuve que cambiar. Menos mal que no le di estando sentada, porque lo mismo me habrían tenido que llevar a urgencias. Vaya grifo más agresivo.

Y a la cama, porque el día siguiente teníamos que salir temprano hacia Estambul.