1 de febrero de 2012

Afganistan, suma y sigue

De vez en cuando escuchamos noticias que a pesar de tener ya los oídos acostumbrados a tantas barbaries, nos producen una impotencia angustiosa.

Es el caso de la referente a una mujer afgana estrangulada por su marido, por no haberle dado un hijo varón. ¡MANDA HUEVOS! Como si elegir el sexo de los hijos fuera algo posible, el energúmeno este amenazó a su mujer con la muerte si daba a luz a otra hembra. Y como "tal desgracia" sucedió, discutió con ella y se la cargó con la complicidad de la suegra. Luego, el "valiente" huyó y aún lo están buscando. Pero cuando le cojan, no le pasará ni de lejos nada comparable a lo que le pudiera pasar a cualquiera de estas pobres infelices por importunar a sus maridos.
Parecía que al terminar con los talibanes la situación de las mujeres iba a mejorar, pero a pesar de que por la presencia de las tropas extranjeras sus derechos han aumentado, todavía en las pequeñas ciudades y en las zonas rurales pasan cosas como esta, que nos asombra por su desmedida crueldad.
Sigue la compraventa de mujeres para el matrimonio, son normales las bodas infantiles, la violaciones y el "baad" (regalo de una mujer para resolver una disputa familiar).
Cuando pronto se marchen las tropas ¿Qué pasará? Tienen un futuro tan oscuro como sus propias vidas.
Esta noticia me recordó (salvando las circunstancias), al comentario que le hizo un hombre a mi marido cuando vivíamos en Argelia. No entendía que teniendo tres hijas no siguiéramos probando, porque decía que un hombre sin un hijo varón no estaba completo, y a menudo se lo recordaban. Mi Antonio siempre contestaba que él estaba muy orgulloso de su mujer y de sus tres hijas.
Pobres mujeres en una sociedad dominada por energúmenos.