10 de diciembre de 2012

Adán, Eva, y sus circunstancias




Hoy, pensando en la creación del mundo, he ido a parar irremediablemente a la primera pareja que lo pobló, los abueletes Adán y Eva.
Y he pensado en las tribulaciones que tendrían los pobres y en las mil contradicciones en las que incurrirían, seguramente por falta de información.
Cuando Adán estaba dando una vuelta por el paraíso, que debía de ser algo parecido a un resort, de pronto sintió algo así como un alien que salía de una de sus costillas y atónito debió de contemplar cómo aquel amasijo de músculos y huesos iba tomando forma.
._ Hola, soy Adán. ¿Quién eres tú?
._ Pues creo que soy Eva.
¡Hala! Ahí la tienes, báilala. Dios le dijo que para que no estuviera solo le daba una compañera, pero no le explicó los pormenores de la moza en cuestión. Además les ordenó: "Creced y multiplicaos".
Y empezaron a charlar por señas, porque todavía no se habían inventado los idiomas, y a estudiarse mutuamente:
._ ¡Anda! Somos casi iguales - dijo Adán para romper el hielo.
Entonces Eva, mucho más observadora, que para eso era mujer, apuntó con su dedo índice hacia algo que colgaba de forma inocente un poco más abajo del ombligo. Juntos le dieron vueltas y vueltas sin saber para qué podría servir aquello. Lo subían, lo bajaban, pero no fueron capaces de resolver el enigma.
Pasaron el día juntos y les entraron ganas de orinar ¡Claro, lo que colgaba servía para hacer eso!
._ Lo siento Eva, pero tú no vas a poder hacerlo porque no tienes una cola como la mía - le dijo Adán jactándose.
Entonces observó que a ella no le hacía falta lo que él tenía para hacer pis y que lo podía hacer tan ricamente por un agujerito que tenía. Esto a él no le gustó mucho pero no tuvo más remedio que reconocerlo.
Cuando hicieron caca vieron que a los dos les salía por el mismo sitio, así que eso no produjo ningún roce.
Adán sentía herido su orgullo masculino al comprobar que el trocito de carne que tenía más que ella no le servía para nada, mientras Eva le mirada indiferente.
De pronto vino Dios y les dijo que no comieran del árbol del bien y del mal, que era un manzano, porque si lo hacían los expulsaría del paraíso.
Se quedaron un poco atónitos, sin saber bien a qué se refería con lo de las manzanas. A ver, se podían comer las peras, los cocos, las naranjas... pero   Dios no les dejaba coger la fruta que más les gustaba.
Una tarde en que Eva estaba autoexplorándose, porque no tenía nada que hacer y estaba super aburrida, se dio cuenta de algo.
._¡Adán, Adán, ven... corre!!!!!  Traducido debió de ser algo así: uuuuhhhh, aggggg rrrrrr, pero chillando.
Vino lo más rápido que pudo saltando pedruscos y matojos, y la vio espatarrada.
._ ¿Qué ocurre?
._ Acabo de darme cuenta de que tengo un agujero más que tú.
._ ¡Imposible!
._ ¿No te lo crees? Pues mira, aquí está.
Y Adán miró. Efectivamente tenía un agujero más, pero ni él ni ella daban con el quiz de la utilidad del agujerito. Se pusieron a tontear, y tonteando tonteando, se percataron de que el rabito-colgante se empezaba a enderezar y a hacerse grande.
Se asustaron y empezaron a correr despavoridos hasta que todo volvió a su sitio, pero ya se quedaron mosca, sobre todo Adán, que se había puesto muy nervioso.
Así fueron transcurriendo los días, y un día a Eva le entraron unas ganas locas de comerse una manzana, así que se dirigió hacia el árbol. Él trato de disuadirla, pero ella era muy cabezota y no le hizo caso.
._ ¡Aaaahhhhhh! ¡¡¡¡Socorro, que hay una serpiente!!!!!
._ Te está bien empleado por desobediente. Anda, vamos a distraernos un poco con tu agujerito y mi colita, a ver si les damos alguna utilidad.
Y cuando estaban tan entretenidos, apareció Dios acompañado de un ángel con una espada, y los echó del paraíso.
¡Pero si no se habían comido la manzana! ¡Hay que tener un poco de flexibilidad!
Y yo me pregunto para qué le puso el agujerito de más a Eva y el muelle percutor a la colita de Adán, si no quería que lo usaran. Además, por qué otra vía se podrían multiplicar?
Y lo que me fastidia es que seamos las mujeres las paganas de esta historia. ¿Acaso Eva jugó en solitario? ¡Noooooooooo! Pues entonces, culpa repartida, porque ahora nos tocan los dos castigos: muchas mujeres se ganan el pan con el sudor de su frente y encima paren, o parían, con dolor.
Las injusticias empezaron cuando empezó el mundo.