15 de junio de 2014

De Geiranger a Flam

Abandonamos Geiranger camino de Flam. Flam se encuentra al final de la línea roja y de aquí tenía que haber partido la excursión que teníamos contratada por una parte del Fiordo de los Sueños (Sognefjord) por donde discurre la línea amarilla. El Sognefjord es el fiordo más largo, con una longitud de 204 km. siendo Patrimonio de la Humanidad. Distintas empresas organizan cruceros entre Flam y Gudvagen, haciendo la mitad de camino en autobús a través de un túnel (línea rosa) y la otra mitad en barco para volver. 

Esta escala fue la más difícil de planificar, ya que descontando algunos deportes de agua, que no estaban en mi ánimo, lo único que se puede hacer aquí, aparte de fotografiar, es ese minicrucero y montar en el tren hasta Myrdal.
Un mes antes, en la televisión pude ver que ese túnel por el que tenía que pasar el autobús, había sufrido un incendio y no estaba operativo.Tampoco lo estuvo durante el viaje, así que anulé la reserva, ya que la opción que me dieron fue hacer ida y vuelta en barco, trayecto que duraba cinco horas, y se me pareció muy pesado.
Nos quedaba el tren. Después de muchas peripecias para conseguir los billetes, al final no pudo ser y pensamos hacer esta excursión con la naviera.
Salimos de Geiranger con mucho retraso, debido a la demora de un autobús de excursiones que tuvo una avería, pero por fin zarpamos para recorrer el fiordo Geiranger y salir de nuevo al mar.


 Al salir nos cruzamos con el Costa Luminosa, que hacía el mismo recorrido que nuestro barco.


 Hicimos este crucero en agosto, por lo cual las cascadas no estaban en toda su belleza. Íbamos de cara al sol, así que las fotos no pudieron ser muy buenas. Aquí se ve la cascada de las Siete Hermanas.


 Frente a las Siete Hermanas, se encuentra la del Pretendiente. Al dividirse al agua por los lados de la piedra, toma la forma de una botella, y según cuenta la leyenda, estaba enamorado de una de las siete hermanas y como no era correspondido se dio a la bebida. De ahí, la figura de la botella. Leyendas y más leyendas.

 Otra de las cascadas famosas es la del Velo de la Novia, que cae desde el extremo de una montaña, con el agua en forma de espuma, pero que dada la fecha más bien parecía una mantillita que un velo.


 Y llegamos a Flam. Desde el barco la vista era como de un cuento.Es fácil imaginar esas cascadas que se adivinan en las montañas, en la época del frío.

 Flam es un pueblecito de unos quinientos habitantes, que se encuetra e la esquina más interior del fiordo Aurlandfjord, un brazo del Sognefjord. El pueblo está un poco más adelante. La explanada que se ve de frente es la de la estación, de donde parte el famosísimo tren.

 Otra vista del pueblo.


 Los edificios que se ven son la mayoría hoteles y tiendas, pues como he dicho más arriba, el pueblo en sí no está aquí. Trolls en una tienda.


 Mi Antonio, buscando siempre motivos marineros para fotografiarse.


 Una vista del barco, que parece enorme ahí en medio junto a las casitas.

 Cogimos la excursión de barco y nos dispusimos a montar en el famoso tren. Todo muy organizado... o casi todo.

 Este es el verdadero pueblo de Flam. El tren iba a una velocidad que hacía muy difícil poder atinar con la cámara. Y venga árboles por delante... sccchhhhhhh...  ssscccchhhhhhhhhh.... Mi Antonio me miraba con esa caída de ojos de "te lo dije".


 Pasábamos por parajes realmente preciosos, como este, donde se ve un rio truchero.

 Se hacía muy difícil poder fotografiar, ya que la gente iba de una parte a otra del tren. Era comprensible, si tenemos en cuenta que la mayor parte del trayecto transcurre por túneles, excavados por cierto a mano, y había que amortizar el precio del billete a base de fotos.
Era el último viaje del día. De pronto el tren se paró y allí estuvimos un buen rato hasta que otro tren bajó y nos cruzamos con él. Por los cristales la gente nos advertía que el tren se había roto y que mientras no lo arreglaron, no pudieron volver. A partir de ese momento todo fueron prisas. Íbamos a toda pastilla. Se supone que el tren tenía que parar en una cascada famosa, pero la pasamos de largo y la gente protestando.

 Llegamos a Myrdal y no nos molestamos en bajar porque iban a parar cinco minutos.


 La guía que llevábamos le daba las quejas al jefe de estación, pero este no hacía más que mirar el reloj. Hala. Al tren y de vuelta.

 Entre túneles, árboles  pegados a las vías y palos de madera a modo de proteccion, resultaba dificilísimo poder sacar una foto.

 Por fin llegamos a la cascada Kjosfossen. ¿No se supone que aquí tenía que salir una ninfa bailando?

 Mi Antonio inmortalizado. Como era tarde, se ve que la ninfa se había ido a su casa.

 ¡¡¡PIIIIIIIIIII!!!!!! To er mundo al tren (pero en noruego). Nos recogió como si se le estuviera enfriando la cena.

 Mi Antonio en el tren.


 Ya de vuelta, dimos un paseo por allí, y aprovechamos para quejarnos del viaje, ya que nos pareció muy caro para lo que era, y para haber ido a toda leche. Mira que me habían advertido que lo del tren era un timo, y yo no hice caso.

 Por si teníamos poco tren, uno de paseo que daba un par de vueltas.

 La famosa estación de Flam. Un sitio bonito, pero entre el incendio del túnel que ya no pudimos hacer el minicrucero y el tren-bólido, no fue la mejor escala.
La próxima es de las mas bonitas: Bergen.