Bienvenidos a El mirlo de papel

Soy Varech y ando por la Red desde hace un tiempo, lo cual me produce a veces quebraderos de cabeza aunque la mayoría de las ocasiones me satisface.

12 de julio de 2017

Zamora, Puebla de Sanabria y Allariz

Salimos de Madrid hacia Galicia por la tarde, e hicimos noche en Zamora, ciudad que me sorprendió por lo monumental y por lo poco que se habla de ella. Ya se sabe que los sitios que no son conflictivos, no abren los telediarios. Pues es una pena, porque tiene una Plaza Mayor muy
bonita y con un ambiente estupendo. Cenamos allí unas tostas y nos fuimos a dormir al hotel.
Arriba, el Ayuntamiento Nuevo.

Ayuntamiento viejo.

Homenaje al Merlú en la fachada de la Iglesia de San Juan. En la Semana Santa zamorana, seis parejas de cofrades con tambor y corneta, pertenecientes a la Hermandad del Nazareno, recorren las calles llamando al resto de los cofrades para formar en la procesión.

Iglesia de San Juan.

De la Plaza Mayor parte la calle Balborraz, que va hacia el río.

Nos gustó mucho Zamora por la noche, aunque nos cayó un buen chaparrón, pero no desmereció nada las vistas de los preciosos edificios iluminados.
Se puede admirar gran cantidad de románico, y la ciudad en sí merece verla con más detenimiento.

Nos despedimos de Zamora en el puente sobre el Duero, con la Catedral al fondo, y nos fuimos hacia La Puebla de Sanabria, donde habíamos reservado habitación, y cómo no, la primera visita fue al lago, que a pesar de reconocer la importancia que tiene el que sea natural, el más grande de España y procedente de un glaciar, me dejó, valga la redundancia, "helada".
Ya sé que alguien pensará que digo una barbaridad, pero intentaré explicarme: estoy acostumbrada a ver presas bastante grandes, en las que se pierde de vista el muro de contención, pareciendo que se encuentra una en un lago enorme. Y así, a simple vista, pues se me antojó hasta pequeño, porque mi ojo ha visto cosas parecidas aunque no tengan la importancia de ésta.
Lo siento, pero esa fue mi percepción.

La foto está tomada desde un mirador en San Martín de Castañeda.

Bajamos a una de las playas del lago y las vistas eran preciosas, pero me seguían pareciendo muy semejantes a las de los pantanos de Madrid.

De la plaza principal del pueblo se sube por una buena cuesta hasta la del Ayuntamiento, donde se encuentra también la Iglesia y el castillo de los Condes de Benavente.

Casas muy típicas de piedra en esta calle.

Un rincón bastante peculiar.

Sentada a la puerta de una de las muchas posadas que hay.
Había bastantes tiendas, per ofrecían lo mismo: licores, habones, chorizos, empanada, trucha......................eso sí, todo "a la sanabresa", pero prácticamente igual que en la mayoría de sitios. El hotel ni fu ni fa, más fa que fu, y la comida nos la sirvieron después de tres cuartos de hora en la mesa. Imagino que entre semana cambiaría la cosa.

El castillo.
Otro rincón. Obsérvese la altura que hay ya con respecto al campo que se ve abajo.

Plaza del Ayuntamiento.

Por la noche, con bastante frío, a mi Antonio se le ocurrió que nos fuésemos frente al parador a fotografiar de lejos todo el conjunto iluminado. Estaba precioso.


Como no queríamos salir tarde, a las nueve nos fuimos a desayunar y no encontramos ninguna cafetería abierta. Nos dijeron que hasta las diez no abrían, por descansar de la noche, aunque no vi ninguna movida por ningún sitio y a las diez no había ya nadie en la calle. Misterios.
Total, que encontramos al final una que estaba abriendo, donde la tarde anterior habíamos tomado unos cafés, y una muchacha simpatiquísima nos atendió. Le hago publicidad porque es lo único que encontré que me gustara: se llama Puig y está en la Plaza antes de las escaleras.
Y camino de Orense, paramos unos kilómetros antes y recorrimos Allariz, un pueblecito precioso, con un barrio judío digno de conocerse.


La Iglesia de San Benito.

Aquí ya eñmpezamos a ver cruceiros. Detrás el Convento de Santa Clara. Tanto la iglesia como el convento, están situados en el Campo da Barreira, que es donde dejamos el coche aparcado.

Una encrucijada del barrio judío.

Detrás de una iglesia nos encontramos con este monumento al toro, y según leí, tiene una historia: en las celebraciones del Corpus, los judíos atacaban a los que procesionaban y se mofaban de ellos, así que un noble salió a lomos de un buey, llevando sus criados sacos de ceniza y piedras para arrojar a los judíos cuando los encontraran, y así lograron que ya no les molestaran. Desde entonces se celebra la fiesta del toro.
Bajamos hasta el río y las vistas eran muy bonitas. Al lado del río había un water, que me causó una gran sorpresa, porque está en el mismo paseo, y digo yo que intimidad no tenía mucha el sitio.

El pueblo tiene unos rincones preciosos.
Y nos despedimos de Allariz, siguiendo nuestro camino hacia las Rias Bajas.

16 de junio de 2017

Pastillas de caldo caseras

Después de varios intentos,  por fin he encontrado un modo de tener pastillas de caldo, exentas de todas las porquerías que traen las industriales. He utilizado la thermomix.

15 de junio de 2017

San Vicente do Mar e Isla de Arosa (Pontevedra)

Era sábado y teníamos por delante un día lleno de sorpresas en compañía de nuestra amiga Malanga, que llegó por la mañana al hotel y nos recogió para enseñarnos durante la jornada las maravillas de su tierra, y transmitirnos el amor por su mar y sus paisajes. Lo consiguió.
Comenzamos el viaje en la ermita de Nuestra Señora de la Alanzada, cuya foto he puesto la primera y que no me pertenece, pero que da una imagen perfecta de su situación. La he cogido de la página Tur Galicia, y el autor es Alberto Alonso.
Es una pequeña península que sobresale de la playa de la Alanzada, y que antiguamente fue un faro fenicio. Más tarde una fortaleza, y luego una ermita. Está dedicada a Nuestra Señora de Area, aunque se la conoce con el nombre de la playa donde se encuentra.
Tiene una leyenda muy curiosa, porque existe un rito de fecundidad que se realiza aquí: las parejas que no han podido concebir hijos, tienen que venir la noche de San Juan hacia la ermita, bajar unas escaleras que dan a la playa y tumbarse en unas rocas con forma de cama, que se llaman "la cuna da Santa". Allí deben de hacer el amor. A continuación, la mujer debe de ir a la playa que está al lado y mojarse con agua de nueve olas , de modo que cada una de ellas le llegue hasta el vientre (una ola por cada mes de embarazo).

Interior de la ermita. Me llamó mucho la atención los barcos que se veían por las paredes, y me contó Malanga que eran exvotos.

Aquí estamos ya en la playa de la Alanzada, donde estaban practicando surf los alumnos de una escuela. La península de O'Grove era una isla, y se fue formando un istmo que es el que hoy forma la playa. Malanga y yo.

Y aquí, en el mismo sitio pero con mi Antonio.

Y nuestra estupenda guía nos llevó a San Vicente do Mar, donde hay unos parajes bellísimos.
Una de las playas de San Vicente: playa do Farruco. La primera intención era comer aquí en El Pirata, pero estaba cerrado ya hasta la primavera, y decidimos comer en la sla de Arosa, aunque aquí nos tomamos en otro bar unos cafés con leche.

No me pude resistir a mojarme los pies y Malanga me acompañó.

Entre la playa do Farruco y la Barrosa, se halla el Monumento al Voluntario, erigido en 2003, para rendir homenaje a las personas que voluntariamente ayudaron a quitar chapapote cuando se hundió el Prestige en el 2002. Esta zona fue muy castigada por el vertido.

Playa de la Barrosa. Al fondo, la isla de ONS.

En la playa de la Barrosa comienza un paseo de madera, rodeando la costa, donde se puede admirar la belleza del paisaje.

Aquí se ve mejor.
Me iba a traer este sombrero, pero o me cabía en el bolso, jajajaja...

Las dos en la pasarela. Al fondo, ONS.
El dueño de esta barquita echaba y recogía nasas.

Playa de A Fervide, uno de los sitios más bonitos por los que pasamos.

Yo, máquina en mano, haciendo fotos a diestro y siniestro. Y nos fuimos hacia Arosa.

Aquí puede verse el puente.

Una playa tranquila, que invitaba a tumbarse en la arena.

Mi Antonio y yo. Esa zona pertenece al parque natural do Carreiron.

Malanga y yo.

Este lugar es algo muy parecido a lo que debió de ser el Paraíso. Salimos del parque y nos fuimos a comer.

Puerto de Arosa, frente al Paseo do Cantiño.

Aquí en el Paseo do Cantiño, comimos. Nos invitó nuestra amiga a un arroz con bogavante que quitaba el sentido, y primero degustamos unas zamburiñas, pimientos de padrón y camarones. Naturalmente, todo regado con alvariño. De postre tomamos flan de queso y de café, que estaban riquísimos.
La foto no es mía. La he cogido de unos comentarios a un texto, y no sé realmente de quién es.
Y ya nos dispusimos a volver a Portonovo, ya que por la tarde tendría lugar la fiesta guineana y teníamos que vestirnos para la ocasión.
Pero antes, sabiendo que me gusta visitar cementerios curiosos, nos quería llevar a ver el de Cambados, porque según decía, me encantaría. Pero el tiempo se nos echó encima y no pudo ser. Por eso, he buscado en internet información y aquí está el lugar: Ruinas de Santa Mariña de Dozo.

Se encuentra en la parte alta de Cambados, en el monte de La Pastora. Fue mandada construir por Juana de Hungría y María de Ulloa a mediados del siglo XVI.

Como muchas iglesias, tenía anexo un cementerio, que con el paso del tiempo, se fue metiendo entre las ruinas, por lo cual las tumbas están dentro de lo que era el templo.

Entrada al cementerio.

Las capillas laterales.
Malanga, efectivamente me habría gustado mucho verlo in situ, pero te lo agradezco igual.
Y volvimos hacia Portonovo, pero cuando estábamos atravesando Cambados, un ruido raro del coche nos advirtió de que algo no funcionaba. ¡Habíamos pinchado! Y encima estaba lloviznando.
Entre un señor amabilísimo y mi Antonio cambiaron la rueda, y seguimos nuestro viaje.
Fue un día fantástico por los lugares que recorrimos y por la buena compañía que tuvimos.
Gracias, Malanga.

 

3 de junio de 2017

Tarta sirenita


Tarta de cumpleaños para una fan de Ariel. Lo bueno que tienen las tartas con fofucha incluida es que aunque se coman las chuches, les queda el recuerdo de la muñeca.