3 de junio de 2018

Quindim Brasileño


Este dulce lo descubrí por casualidad. Estábamos mi Capitán y yo comiendo en un rodizio brasileño y a la hora de pedir postre, como siempre, opté por algo que no me sonaba de nada : quindim. Me gustó tanto, que busqué la receta por internet y vi que era un postre típico Brasil, o a lo mejor, no tanto de Brasil y sí con origen en Portugal.

He estado varias veces en el país vecino y siempre me ha llamado la atención que sus dulces tuvieran tantas yemas. No podía ser casualidad. Y buscando buscando, encontré la respuesta.
Portugal fue una potencia marítima y en las bodegas de los barcos se almacenaban cientos de litros de vino tinto. Para clarificarlo, usaban claras de huevo, precipitando así al fondo las materias en suspensión. Así pues, les sobraban yemas a porrillo y los portugueses inventaron verdaderas delicias para aprovecharlas.
Los ingredientes del quindim portugués eran muy simples: yemas de huevo, azúcar y... ¡almendras!
Por el Tratado de Tordesillas, Brasil pasó a pertenecer al reino de Portugal, y hasta allí llevaron los portugueses esta receta. Pero había un problema: allí no había almendras, pero sí mucho coco, con lo cual, inventaron el quindim brasileño: yemas de huevo, azúcar y coco rallado.
Por lo tanto, las personas a las que no les guste el coco, pueden sustituirlo perfectamente, por la misma cantidad de almendra rallada o pulverizada.
Y después de este rollo que he soltado, voy ya a la receta.

Ingredientes:
10 yemas y dos huevos enteros
12 cucharadas de azúcar
100 g de coco rallado ( mejor fresco)

Preparamos el molde. Se puede hacer grande como el de la foto o en flaneras individuales.
Lo untamos generosamente con mantequilla y rociamos con bastante azúcar, que es lo que va a facilitar el desmoldarlo y el brillo final.
Colocamos las yemas y los dos huevos enteros en un colador, pinchamos las yemas y dejamos que cuele todo tranquilamente. Este paso es el más importante porque la telilla que envuelve la yema le da "sabor a huevo" y queremos algo más fino.
Si el coco es deshidratado, lo ponemos a hidratar con algo de agua, que se la tragará rápidamente. Me refiero al que venden en sobres en todos los hipers.
En el bol donde tenemos las yemas coladas, ponemos el azúcar y el coco y removemos simplemente para mezclar los ingredientes. Vertemos la mezcla en el molde y dejamos reposar diez minutos.
Precalentamos el horno a 180 grados arriba y abajo.
Ponemos una bandeja con agua y dentro nuestro molde para hacerlo al baño María. El agua no debe sobrepasar la mitad del molde.
En aproximadamente cuarenta minutos, estará hecho el quindim. Y lo de siempre, que me fastidia un montón: cada horno es un mundo y los tiempos pueden variar, así que lo mejor es pincharlo y comprobar si está hecho.
Lo sacamos del baño María para que no siga la cocción y lo dejamos enfriar. Se desmolda y listo.
Ahora viene la pregunta del millón: ¿Qué hacemos con diez claras de huevo, nosotros que no tenemos que decantar vino ni almidonar hábitos de monjas? Todo está maravillosamente previsto aquí