Íbamos con Pepe y Pepa camino de Albarracín y pensamos hacer una parada para conocer algo de Teruel. No teníamos mucho tiempo, pero lo suficiente para dar un paseo y disfrutar de algunos de sus lugares más emblemáticos. En la foto el altorrelieve que hay en la Escalinata del Óvalo, que representa el dolor de Isabel de Segura en el entierro de Diego de Marcilla, y su propia muerte. En la parte superior vemos el escudo de Teruel, cuya imagen del toro con la estrella, se repite en otros lugares de la ciudad.
Vamos a pasear por el Viaducto, pero encontramos a la entrada, en un pequeño jardín, este monumento a la Vaquilla del Ángel, la fiesta de mayor arraigo de la ciudad, dedicada al Santo Ángel Custodio, patrono de Teruel, que rememora la fundación de la ciudad por parte de unas caballeros aragoneses tras tomar la fortaleza musulmana, a la que les condujo un toro bravo. Se celebra el fin de semana más cercano al 10 de julio. Se ve al ángel, el toro ensogado y a un componente de las peñas poniéndole al toro una estrella en la testuz. El origen de esta fiesta data de 1679.
Antiguo Viaducto de Fernando Hué, construido en 1929 para facilitar la expansión urbanística de Teruel hacia el sur.
El viaducto por el otro lado. Es una de las obras de ingeniería civil de comienzos del siglo XX más importantes de España.
Es una calzada peatonal. El coche lo dejamos en un aparcamiento muy cerca de aquí.
Plaza de San Juan, un sitio muy agradable para sentarse en cualquier terraza. Aquí se encuentra la Subdelegación del Gobierno y la Diputación Provincial.
De frente, el Teatro Marín y el Casino.
Residencia de ancianos, en un edificio precioso.
Teruel es un ejemplo de arquitectura mudéjar, pero también hay muchos edificios modernistas, como la Casa Ferrán, en la Calle Nueva.
Fachada dela Casa Ferrán, ahora convertida en un comercio. El arquitecto fue Pablo Monguió, autor de otros edificios modernistas de Teruel. Es el máximo exponente del modernismo de la ciudad.
Arco con pasadizo en una calle.
Ayuntamiento de Teruel en la Plaza de la Catedral.
Plaza de la Catedral, con la Fuente del Dean en el centro. Del siglo XV, es la más antigua de Teruel.
En la Fuente del Dean, se ve un escudo, de nuevo con un toro y una estrella. En la Reconquista, los soldados de Alfonso II llegaron hasta el cerro donde hoy se levanta Teruel y acamparon allí en 1171. Pretendían crear una ciudad amurallada, pero no sabían donde, así que dejaron la elección a la Providencia y esperaron una señal que les marcara el lugar. Las tropas moras enviaron hacia ellos una manada de toros con las astas encendidas. Los aragoneses vencieron a los moros y entonces vieron un toro en lo alto de un cerro, con una luz entre las astas, semejante a una estrella. La estrella se llamaba Actuel. Tomaron esa visión como la señal que esperaban y fundaron allí la ciudad de Teruel, Una de las razones (hay otras) del nombre de la ciudad, es la unión de las palabras toro-actuel, que derivó en Toruel y, más tarde, Teruel.
Seguimos en la Plaza de la Catedral y ya vemos la torre y el cimborrio.
Museo de Arte Sacro, en el que se puede entrar con la misma entrada de la catedral.
Puerta del Obispo, en la trasera de la catedral, por donde entran las visitas.
Plaza del Venerable Francés de Aranda, cuya estatua se encuentra en el centro. Detrás, la Residencia del Sagrado Corazón, de las Hijas de la Caridad.
Catedral de Santa María de Mediavilla, erigida sobre un edificio románico de tres naves. Es una de las escasas catedrales españolas mudéjares. Tiene como ornamento cerámica vidriada verde y blanca. La torre de 1257 m. es de las más antiguas de España.
Portada neomudéjar. En el tímpano hay una representación de la Virgen María y cuatro ángeles arrodillados.
De planta basilical con tres naves. En la Capilla Mayor, un retablo de madera y, en el techo, la llamada Capilla Sixtina del arte mudéjar.
Retablo del siglo XVI en madera en su color natural, dedicado a la Asunción de la Virgen.
Coro con la reja del siglo XV y el órgano al frente. Y mi Antonio fotografiando, claro.
Una nave lateral.
Es una maravilla de cubierta, con cientos de imágenes.
Un ejemplo de ello.
Más ejemplos de pinturas.Capilla de los Santos Reyes.
Capilla de la Coronación de la Virgen. un retablo gótico del siglo XV, que es la obra más importante de la catedral.
Capilla de la Inmaculada Concepción.
Capilla de los Pérez Arnal, con la escalera que lleva a la parte superior de la nave y al paso elevado entre la catedral y el palacio del obispo.
Y salimos por debajo de la torre, a seguir nuestro paseo por la ciudad.
Estamos ahora en la Plaza del Torico, el centro neurálgico de Teruel. Una fuente de cuatro caños, un pedestal muy alto, y un toro muy pequeño, que no es el original. Se ha caído más de una vez y el que hay actualmente pesa solo 35 kilos.
Es una plaza alargada, porticada y con fachadas estrechas en su mayoría.Casa El Torico, de 1912, uno de los ejemplos modernistas de Teruel, obra de Monguió.
Detalle de los balcones del chaflán.
Otra perspectiva de la plaza, cuyo nombre real es Plaza de Carlos Castel.
Con Pepa en la Fuente del Torico. Las rayas que se ven en el pavimento, son luces. En la parte izquierda se ve otra de las preciosas fachadas modernistas: La Madrileña.
Se puede apreciar la libélula de forja del segundo piso y los múltiples adornos de guirnaldas florales. Se llama así por el negocio que ocupaba la planta baja.
Líneas curvas debajo del alerón. De las cinco zapatas nacen ramilletes de flores. El azul y el blanco fueron los colores elegidos por Pablo Monguió para decorarla.
Y nos vamos ya despidiendo del torico. Su tamaño llama forzosamente la atención.
Estando en Teruel, era casi obligatorio pasar por esta plaza.
Desde la plaza vemos la Iglesia de San Pedro, con su magnífica torre mudéjar. Junto a la iglesia se encuentra el Mausoleo de los Amantes al que no pudimos entrar, porque eran visitas guiadas y los horarios no eran compatibles con nuestro posterior viaje a Albarracín.
La plaza fue muy dañada en la Guerra Civil, pero se ha reconstruido. Subimos.
Y nos encontramos a Diego e Isabel abrazados. Se supone que los cuerpos encontrados en la Iglesia de San Pedro eran los de la pareja, aunque no se tiene la certeza. Cuenta la leyenda que Isabel de Segura y Diego de Marcilla, vivieron en el siglo XIII y se conocían desde niños. Se amaban y decidieron casarse, pero el padre de ella, un noble venido a menos, quería para su hija un hombre con dinero que les sacara de los apuros económicos que tenían. Entonces los amantes hicieron un pacto: en cinco años él volvería con fortuna y honores y se casarían. El tiempo pasaba, pero el joven no volvía y la familia de Isabel llegó a pagar a un granuja para que dijera que Diego había muerto en la guerra. El día que se cumplían los cinco años, la muchacha aceptó casarse con el pretendiente favorito de su padre, Don Pedro de Azagra, señor de Albarracín. Ese mismo día volvió el joven del frente y preguntó a qué se debían el alboroto y los festejos del pueblo, quedándose muy triste cuando le notificaron la boda de su amada. Por la noche entró sigilosamente en la alcoba nupcial y despertando a Isabel le pidió un beso, pero esta no aceptó serle infiel a su flamante marido, a pesar de que Diego le repitió una y otra vez que moriría de amor si no se lo daba. Y allí mismo murió el joven. Lo sacaron de allí, y la recién casada acudió a los oficios religiosos por la muerte de su amado. Se acercó y le dio el beso que la noche antes le había negado, muriendo ella en ese instante. El marido de Isabel dispuso entonces que los dos cuerpos descansaran juntos.Como no pudimos entrar, pongo la foto del mausoleo, tomada del Heraldo de Aragón. Las manos de los amantes no llegan a tocarse.
Por la Calle Amantes, vamos hacia la Torre de San Martín.
Al igual que las otras, con un arco en la base para facilitar la circulación. Puedo asegurar que es un espectáculo el reflejo del sol en la cerámica vidriada. Lástima que en la foto no se aprecie.
En la Plaza del Seminario o Pérez Prado, se tiene una vista maravillosa de la Torre de San Martín.
Biblioteca Pública en la Plaza del Seminario. En primer plano, figuras de bronce homenaje a la Semana Santa.
Mi Antonio camino de la Torre del Salvador, muy parecida a la de San Martín.
Pepa y Pepe, pasando por debajo de la Torre del Salvador, otra joya mudéjar de esta ciudad.
Vamos por el Paseo del Óvalo hacia una escalinata muy especial.
Una escalera mudéjar con cerámica vidriada, que daba vértigo.
Nada más empezar a bajar, entre las dos torres vemos un altorrelieve de los Amantes.
Escalinata del Óvalo, obra de José Torán de la Rad. Se construyó a comienzo de los años veinte para salvar el desnivel existente entre la estación de ferrocarril y el casco antiguo de la ciudad.
Trabajos de forja en la parte alta de la escalinata.
Preciosa ciudad, que nos ha asombrado. Naturalmente que Teruel existe.