7 de agosto de 2012

Turquía. Capadocia-Estambul




Salimos a las siete de la mañana de la Capadocia camino de Estambul. Nos esperaban muchas horas de autobús, aunque el hecho de ir solo quince personas, facilitó bastante el acomodo en los asientos.

Yo me dejé a mano el "kit sueño" y descansé bastante en el trayecto. Saqué los tapones de los oídos, el antifaz, la almohada hinchable, y a dormir hasta que llegamos al Lago Salado.
Es el uno de los más grandes y en verano se puede andar por encima de la sal. Nosotros no lo vimos así, porque era abril y todavía no se había evaporado lo suficiente.
Al bajar del autobús casi nos secuestran los de las tiendas de cremas. En un momento uno nos echó algo que parecía aceite con sal, de ahí pasábamos a otro que nos limpiaba con kleenex, luego otro te llevaba a un grifo para lavarte las manos, y por fin te daban algo para secarte. Pero todo esto antes de poder decir cualquier palabra. Y ya no cuento nada de los que te intentaban vender la crema.
Vamos, que al lago pasamos ya de lo más suaves. Tomamos un zumo de granada y otra vez emprendimos la marcha.

Llegamos a Ankara y fuimos a ver el Museo de las Civilizaciones. Sinceramente me esperaba otra cosa, porque es bastante pequeño y me aburrió horrores. Creo que esas dos horas que pasamos por allí podíamos haberla evitado y haber llegado antes a Estambul que era lo que nos interesaba.
Ankara es una ciudad que me pareció bastante fea, pero estaba en la ruta y no hubo más remedio que parar. Comimos bastante bien en un restaurante estupendo.

Y por fin, después de muchas paradas, llegamos a Estambul, entrando por el puente del Sultan Mehmet, con un tráfico terrorífico. El hotel Oran está en la zona de Beyazit, cerca del tranvía. Quizás algo antiguo, pero bastante aceptable y en muy buen sitio.
Nos dimos una ducha y salimos a cenar. La oferta era apabullante, pero optamos por un pequeño restaurante, y en la terraza nos comimos el mejor kebab que habíamos probado nunca.
Durante nuestra estancia en Estambul, no estuvimos sujetos a ninguna excursión, y llevábamos más o menos previsto lo que queríamos hacer. Teníamos poco tiempo y muchas cosas por ver.