Bienvenidos a El mirlo de papel

Soy Varech y ando por la Red desde hace un tiempo, lo cual me produce a veces quebraderos de cabeza aunque la mayoría de las ocasiones me satisface.

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14 de abril de 2010

Epílogo de La Cagonlaleche


Antes de dar por finalizada esta historia, quería contaros algunos de los pormenores que surgieron durante su publicación en La Taberna del Puerto:
Yo, por aquel entonces, había intervenido escasamente en foros, chats, y cualquier cosa que tuviera relación con internet. Leía lo que otros escribían, pero poco más.
Un día me comentó Antonio el cachondeo que se traían en la taberna, al haber comenzado Iñigo una historia, y haberle pasado el testigo para que la siguiera. Poco a poco me fui enterando del comienzo de La Cagonlaleche y me hizo mucha gracia cómo estaba surgiendo toda esta trama.
Se me ocurrió, puesto que nadie me iba a identificar, entrar como Cagoleta y pasármelo en grande escuchando los comentarios de unos y otros, que no tenían ni la más remota idea de que pudiera ser yo.
A veces en mi casa se organizaban reuniones de marinos y mientras yo hacía otras cosas, les oía comentar: "Quien sea, nos conoce", "Seguro que es un hombre, porque una mujer no tiene la lengua que tiene Cagoleta" "¿Antonio, no será tu mujer?" "Qué va, si la pobre no sabe meterse en internet".
Y así, un día tras otro, mi marido me comentaba cómo iba el asunto, y me hacía sentarme ante el ordenador para que leyera lo que escribía esa individua o individuo.
Todos los personajes que salen en la historia son Capitanes.
Del primero que hablo es de Jacar, un amigo entrañable que se fue antes de tiempo, pero que conociéndole, no habría querido que por ello lo sacara de la historia.
Iñigo, amigo de navegadas, al que su mujer le sorprendió un día escribiéndose una carta de amor a sí mismo, y tuvo que dar muchas explicaciones, terminando todo, como es normal, en cachondeo. En la historia, es una de las cartas que le escribe Luccía.
Rapper es el Tabernero, o sea el administrador de La Taberna del Puerto, y dueño de un barco, al que se le conocía después de todo ésto, como la Cagonlaleche.
El otro Capitán, Altair, es mi marido, al que por supuesto conozco bastante, y cuya bolsa roja es la envidia de todo navegante, por poder encontrar en ella cualquier cosa que se necesite.
N'Guebo es un gran amigo, que además de escribir magníficamente, es una persona admirable.
Vicavihe tambien es otro Capitán al que conocemos y que en la vida real es tal cual lo describo.
Todo iba más o menos bien hasta que aparecí yo, y entonces empezaron como a retraerse, porque no estaban seguros del terreno que pisaban. Todo eran especulaciones, pero la cosa siguió así.
Ya digo que no tenía ni casi idea de entrar en los foros, por lo que un día, se me ocurrió meter el personaje de Gina, pero al ir tan justita de conocimientos, metí la pata y aunque lo quise rectificar a tiempo, alguno ya se dio cuenta de que éramos la misma persona.
Después de meter en este lío a Gina, apareció Isi el marino, que es un amigo nuestro, y por aquí vino lo de acabar con la historia.
Un día me dijo mi marido: "He hablado con Isi y dice que se ha enamorado realmente de Gina y que le va a tirar los tejos" A lo que yo le pregunté: "¿Ý tú que le has aconsejado?" "Pues le he dicho que adelante, puesto que ahora está libre, que hace bien en probar suerte con esta chica"
Lo senté cómodamente y le expliqué que éso no podía ser, porque Gina era yo. Puso los ojos como platos y dijo "¿Si eres Gina, también eres........?" "Sí, hijo, sí. Soy Cagoleta"
Tardó en reaccionar, pero luego se partía de risa.
Mientras, al correo me había llegado un mensaje de Isi en el que me explicaba dónde vivía, cómo era él físicamente y que deseaba conocerme.
Naturalmente, le saqué de su error, pero creo que no me lo perdonó, porque yo terminé la historia, como lo he hecho aquí, sin embargo, él siguió y me abandonó en una isla. Jajajajaj.......
Y ésto es todo. Si ha servido para distraeros un rato, me doy por satisfecha, y sobre todo, decir que el mérito lo tienen los que empezaron la historia y todos los que de un modo u otro se unieron a ella.
Y un recuerdo especialísimo para Jaime, Capitán Jacar.

La Cagonlaleche Cap X


Gina:

Il mio caro Isi: Quero dicerte questoy cansada d'aspetar sin probare niente d'amore, e yo tengo ya 26 años. ¡¡¡Vamos, que faltami sabere questa cosa es sexo e comprobare tuti bueno que la gente parla dél!!!!! Il mio corpo va pidiendo algo de gerra, e come desde que carteo con tigo non parlo a otri marinieri, risulta que io sono in luna en Valencia, e pereso tengo certo malestare corporale . Per primma vez sento in me, cosi que procuparmi, e tengo falta de sabere si questa cosa es lo que Luccía decíame: "Cuando alguna vez te enamores, sólo le verás a él en la muchedumbre, olerás su perfume en la primavera de mil flores, el tiempo a su lado correrá sin piedad desbocado, sus ojos te hablarán de pasión y ternura, sus labios serán el destino de los tuyos y desearás que sus manos se deslicen por tu cuerpo, apagando el fuego que se producirá por debajo de tu piel".
ISI: io tengo necesitá de practiquear tuti questas cosa, asín que oh descidido ir per buscarti. Antes de tu prosima naugragación, tú mepón uno fax e dices ánde vasastar per llegare io a salvarti a bordo del mio Bavaria de 40 pieses. Tú non te procupes per niente , que io respetaré il tuo trabajo: per le giorno, podes tú segir sendo naufrago, e a la note.....a la notte podemo faccere duos en "La Ginetta". ¿Eres tú acorde con me?. ¡¡¡¡¡¡SORPRESA!!!!!!!! Len cargato a Manolo_G una gora para quel sol no ti dañe la testa cuando stés naufragando, e además..........¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡CON PINZA!!!!!!!!! Para que non la pierdas. Le pedido que ponga en la visera: "A ISI, el naufrago piú majete, de la sua ardienti Gina". Seguro que siquera cobrami perque somo grande amichi.
ISI, io quero que tú compredas que efestivamenti questo e uno terminatum: si non cuidas la mia felicitá io buscome otro novio molto piú fogoso. La tua cara Gina

Isi el marino:
Ginetta, sólo se me ocurre responder a tu ardiente y siempre esperada misiva, con palabras de gozo que más que de la boca , salen de muy dentro de mí. Espero que este sentimiento que ahora nos invade, se acreciente el dia en que nos encontremos.
"Me he pasado la Vida como un Naúfrago
he quemado Kilómetros de Amor
Ahora sé que a Tu lado Todo es cálido
que las algas bañaban Tu color.
Me he pasado la Vida siendo Horóscopo,
apostando a mi Fé de jugador.
Ahora quiero sentarme junto a una ceiba
y en Tus brazos hallar Nuestro rincón.
Pasarán,las mañanas con sus dias pasarán,
más nuestros besos quedarán,quedarán...
He pasado Mi vida descubriéndola.
Cada paso que daba , en soledad,
me acercaba a Tu velero,ya sin máscara,
esperando Quererte Más y Más."
Como ves,hoy mis sentimientos distan mucho de lo habitual, pero los Naúfragos Profesionales tambien tenemos Corazon, y,sinceramente,Tu carta ha despertado mi líbido, dormida hasta el momento que supe de Tu existencia. No dudes ni por un momento que acudiré presto a Tu cita, tomandome esas justas vacaciones que tantos años llevo acumuladas. Tu caro Isi

Altair:
....Ya acudes a tu cita misteriosa con el inquieto mar, luna constante,

y asoma las playas de levante, hostia de luz, tu cara milagrosa.

En la onda azul, cual nacarada rosa, se abre tu seno con pasión de amante,

y dibuja un reguero rutilante tu pié sobre la espuma en que se posa.

El agua, como un tálamo amoroso,

te ofrece sus cristales movedizos donde tiendes tu cuerpo luminoso.

Y al ostentar desnuda tus hechizos,

la mar, con un abrazo tembloroso,

te envuelve en haz de ondulados rizos.


Las noches de luna me entretenía leyéndole poesías a la luz de la linternita frontal, en las horas de guardia, oyendo el dulce rumor del viento contra la mesana... Decía Luccía que era un soñador....


Gina:
Por fin oh encontrado a ISI en una marvilosa isla perduta nell Tirreno. Mi puse al timone in cuanto oh recibuto la sua llamada, e partí verso li coordenati quél m'abía indicato, teniendo la grande satisfaccione de ser io qui le recibera in l'accua.
ISI e alto, blondo, ogos blues, sei bon conversatore, e ama la canzone italiana e le mare, como io. Al encontrarni, nos abrazamos e besamos e le trayectori que nos separaba de la playa quisimo facerla nell mesmo balsavidas, tal como io ho había soñato, e l'esperencia fue alucinatora: cuando venía la ola piu grande, nostri corpi se sumergían, e ISI profitaba tonces, per metermi mano. Sto quere diccere que m'acariciaba per bajo l'accua. Io le dejaba facer, perque comenzaba io a experimentare tuto que Luccía mi había contato sobre l'amore, e mi sentiti se fueron despentando a golpe d'ola. Cuando arrivamos a la playa, estábamos tan cansati di nadari, que nos tiramo in l'arena renduti, ma al mirarnos sucedió comme si un chisporroteo prendiere la mecha qui tanto tempo estaba oculta.
ISI mi recitó una poesía prezosa: "Hermosa jardinera, cual bello serafín; quisiera darte un beso y entrar en tu jardín". Io li contesté: "Si mi boca fuera leche y la tuya arroz, qué lote de arroz con leche nos daríamos los dos" (sta poesía me l'anseñó un marineri spagnolo). ¡¡¡Qué momenti tan sublime e poético!!!!!!
Faccía calore nella playa e nos refugiamos del sole bajo una palmera. E allí pasó l'amore per me, la prima vez. Él es uno hombre sperimentato e supo in cada momenti, conducirme verso un camino d'estrelli hasta que al finale, estalló la galaxia en pleno. Non vo dar piú detalli, perque questa cosa sei de nostra intimitá. Después nos quedamos dormidos e cuando el sole con sus primi rayi nos despertó, nuestro asombro no tuvo limíti. Frente nostro, si hallaba una pérgola bianca, e debajo, resguardati del sole, una mesa rícamenti adornata, per dos comensali llena de li viandi piú xóticas, acompañati de bonos vinos. Li plati eran de nácar di caracolli, las copas de fino cristale de Bohemia, li cubierti de plata, e in centro fiori amarillas , las mia preferuti. Adesso una copa, descubrimos una notta qui deccía: "A vuestra derecha hay una roca azul cuya leyenda narra la historia una muchacha que esperó allí eternamente a su amado sin que éste jamás volviese y de la que el mar se compadeció regalándole después de muerta el maravilloso color azul que da nombre a la roca. Allí hallaréis una cajita de plata y dentro de ella algo que creo imprescindible para mejorar vuestras dotes poéticas". Nos dirijimos presto hacia allí e justo donde decía l'encontramos. Hecho manojos nervios la abrimos e lo que había dentro era uno libro de Omar Khayyâm. Leímos alguni referente a l'amore, e nos quedami pensativo mirando al mare. Entonces pudimos ver en la lejanía, una goletta que se perdía entre la bruma del horizonte. Nos miramos a los ojos e comprendimos tuti. "No es amor el amor que no arrasa. ¿Brinda acaso un tizón el calor de una hoguera? Noche y día y durante su vida entera, el amante se consume de dolor y de placer."


FIN

18 de marzo de 2010

La Cagonlaleche Cap IX




Isi el marino:
Debo comunicaros una muy grata noticia. Revisado mi expediente marinero por la Asociación de Piratas, Corsarios y Filibusteros (ASPCF), se me ha dado en otorgar el Titulo de "Naufrago Profesional",debido a mis múltiples méritos acumulados. Siento no poder hacer participes a todos mis amigos, ya que muchos de ellos se hallan en lejanas Islas, haciendo las prácticas necesarias para optar al mismo. No obstante, he enviado numerosas botellas, con el convencimiento de que alguna de ellas llegue a su destino, animando así las metas y aspiraciones de nuestro colectivo. Espero daros un fuerte abrazo, cuando me rescaten.
Por cierto,han llegado a mis oidos rumores de ampliación de la flota,ya que los Bucaneros también quieren agregarse. Gratas nuevas,ya que al aumentar podré ampliar mis opciones a naufragar.
Reitero mi pleitesía y agradecimiento.

Gina:
Hola, sono Gina. ISIelMarino: la primma feliccitare a te per le nuovo títolo de Nafrago Plofesinal. Es pena haber amicos conplofesioni risgosi. Si tras conocerni queremos salire, non sé io si campesárame a mí noviear con persona cuasi sempre mitat ahogata. Serai come stare casata con toreri. Sempre aguardando el ringring di telefono per que tu dijérasme que il tuo rescate era finito. Non sé.....ho vo pensare perque per sobresalti basteta tube ya bivendo con Luccía. Allora, io nescesito stabilitá.
De tuti manieri, hora buena per le títolo de ASPCF, e de momento podemo cont y unar ansí. Saluti Gina.

Isi el Marino:
Mia cara Ginetta: Gracias por tu felicitación ,y por tu simpatiquisima respuesta.No debes preocuparte por el peligro de mi digna profesión,aunque sé que no es grato para ninguna compañera acostarse sola entre sábanas de raso, mientras su amado dormita bajo el único refugio de una palmera, cubierto tan sólo de miserables harapos salvados de los naúfragios. Más hay novedades desde mi última misiva, que van a hacer posible el tan deseado encuentro.
Debo decirte que actualmente moro en la atlantica Isla de Tenerife. Llegué aqui por casualidad. Como siempre,naufragué a unas diez millas de la costa, y en el horizonte sobresalía una gran montaña a la que los aborígenes llamaban Teide, como después pude averiguar.
Logré asirme a un gran tonel de ron semi vacío y con él y una caña hueca que encontré flotando, la distancia que me separaba de tierra firme se hizo mas corta y agradable......
A la llegada a la playa, de arena negra , volcanica, un grupo de nativos que se autodenominaron guanches, cubiertos con pieles de oveja y armados con largas varas, me observaban incredulos. Su Isla se llamaba Achinech, y estaba gobernada por varios grandes guerreros llamados Menceyes. Me condujeron ante la presencia del famoso Pelicar, de rostro noble e indómito, y , ante mi asombro, se expresaba en nuestro idioma.
Después de los saludos y relatos de rigor, le comenté: -!Qué Isla tan bonita! O tal vez fue: -!Gracias a Dios que he llegado a su Isla! A ello me contestó muy ofendido, que no era tan sólo una Isla, sino que formaba parte de un archipiélago. Entonces yo hablé extensamente sobre los méritos de las islas y los archipiélagos. Y..la verdad, es muy complicado. ¿Cuántas islas hacen falta para formar un archipiélago? ¿Qué distancia debe haber entre ellas? Haceros a la idea de que, después de haber estado nadando durante 15 ó 20 horas, ésto es agotador. Y..no sabía si darle la razón, callar y darme la vuelta para que me dejaran en paz, o bien entrar en una discusión. Opté por lo más prudente, dejando que prevalecieran sus ideas. Somos amigos, y creo disfrutaré de su hospitalidad unas lunas. Si te fuera posible , podrías venir con tu velero, y así, no estando yo a bordo, evitarias el peligro de naufragar.
No tardes mucho, ya que por aquí veo pasar viejos cascarones ideales para mi profesión, y , a pesar de que mis ganas por conocerte son muchas, es dificil no pensar en nuevos avatares.
Uno Baccio.

Gina:
Il mio caro ISIelMARINO: ho recebido il tuo post e sono conteta de questes en Tenerife. Ma non e posibile que mi acerque per noviear un piccolo,ya que ho alcilado el barco a marinieri de Taberna di Porto e non fíome molto. En todas maneras la singaladura serai longa, longa, e cuando io sté en la isla, tú serás nuevo naufragando. Si tú venes más prosimo, me avisas e quedami per tomare cosas Ho pensato ques necesáreo que tu plofesiones algo menor risgeoso. Il mío cuore vastar tuto il tempo celerato per la tua causa, e non quero que tústés pelogrosso. ¿Ma perqué non corsario , capitano , marenero.... ? Asín starias encima barco ques ma siguro Spero tu rescapatización per plofesionar un altra cosa. La tua cara Ginetta PD.: Ste nome e sólo per gente molto specciale per me (¿Las coguido?).

Cagoleta:
Don ISIelMARINO: Veo por sus mensajes, que está interesado en entablar amistad con mi secretaria Gina, lo cual me complace, aunque hubiese preferido para ella un marino con un título algo más......normal. He conocido hombres que tenían esta profesión y el ir de isla en isla les servía como perfecta coartada para andar siempre liados con las indígenas. No dudo de sus dotes como náufrago y de su buen hacer , pero convendrá conmigo en que el futuro de mi Ginetta, junto a usted, se presenta bastante incierto.
¿Acaso no teme que mientras usted se afana por llegar a las diversas costas del mundo, ella, sola en esas sábanas de raso, lamente su lejano amor acompañada de alguien más cercano?. Sería muy probable que eso sucediese, porque los amores intermitentes corren ese riesgo, pero de todas formas, ustedes verán lo que hacen.
Quizás ella, en su inmensa ingenuidad, le espere semanas y meses hasta que su naufragio le lleve a las costas italianas, y partirá entonces en una avioneta hacia la isla, con unos macarrones a la boloñesa para cenar los dos en romántica intimidad. Otra cosa, Don ISIelMARINO: para mí, Gina es como una hija y pienso cuidarla y protegerla, se encuentre donde se encuentre; por lo tanto, ojito con lo que hacemos.
Ella cuenta con una más que aceptable fortuna, que yo me encárgué de dejarle, pero también con un administrador, al que amablemente llaman "Cara Cortada", que es un antiguo capo de la Mafia, y que moriría por ella sin pensarlo dos veces. Si usted decide tener relaciones con Gina, han de ser serias y bien intencionadas, o de lo contrario.........una faena, por pequeña que sea .....y se queda usted sin atributos masculinos antes de darse cuenta. A lo mejor, para su profesión le viene bien. A la hora de nadar, es importante soltar lastres, y quizás llegaría con más facilidad a las costas. Me alegro de su interés por mi secretaria y le presento mis respetos. Atentamente, Luccía.

ISIel marino:
A mi respetada Capitana Luccia y a mi querida Gina: A la primera debo decirle que para nosotros es tan sentida y tangible como el aire que respiramos. Existes, sabemos que estás ahí, ya que sin Ti, nuestra vida e historias no serían posibles. En estas páginas vas dejando tu estela con las letras que componen la florida prosa de tus conquistas y devaneos. Gracias, Capitana.
Con respecto a mi soñada Ginetta, solamente decir que no dude de mis serias y bienintencionadas relaciones, a pesar de que las mismas vayan mas lentas de lo previsible debido a las constantes interferencias dimanentes de mis naufragios. Y ya que salió la palabra,me viene a la mente uno de ellos., que paso a relataros a continuación. No siempre he naufragado en solitario, ya que a veces algún otro afortunado mortal ha corrido mi misma suerte. En esta ocasión, el Capitán de mi nave llegó a las playas de la Isla del "Pingüino Risueño" prácticamente al mismo tiempo que yo, y eso que él había esperado hasta que el último mastil del barco desapareció bajo la superficie. Cuando recuperamos el aliento,t endidos en la blanca arena, secandonos bajo un Sol espléndido, me dijo: -No pretendo mandar aquí. Yo era el Capitán del Barco, pero aquí lo será el mas capacitado para hacer bien las cosas. Si le parece bien, pongamos un periodo de prueba. ¿Qué tiempo le parece razonable para decidirlo? Yo apunté que una semana, porque conozco naúfragos que aunque el primer día lloriquean, al tercero ya parece que hubieran nacido en la Isla. ! Qué hombre aquel !.Era un tipo excepcional.
En principio no parecia convencido de que pudiera hacerlo mejor, ni angustiado por complacerme o demostrarme nada. Yo, en cambio, dejé escapar un cerdo salvaje por explicarle como había cazado uno en las islas Yacaré. Aquel hombre tenía mas sentido de lo que era sobrevivir tras un naufragio que yo con mi Titulo y múltiples experiencias!! Pescaba como S.Pedro antes de dedicarse a seguir a Cristo. Cortaba árboles como un leñador de Canada. Tejía palmas como si se hubiese dedicado siempre a la cesteria. Subía las altas palmeras como si en vez de un racimo de cocos le esperara en la copa el amor de su vida.
Sabía de todo. ...además era un buen conversador. Si no preguntabas, no te decía de quien era la frase, pero tú podias distinguir cuando ésta era suya, y cuando no. Me pasaba los dias y las noches embobado oyendole hablar, con aquellas hermosas citas de hombres sabios, mezcladas con otras de su propia cosecha. Huelga decir que antes de la semana le rogué que siguiera ejerciendo de Capitán.
Mandó con extremo acierto y prudencia, consultandome siempre que las circunstancias lo requerian. Cuando al cabo de unos meses nos rescataron, nos despedimos con una gran cena en la Taberna del Puerto y trás un fuerte apretón de manos, me dijo : _Entonces..¿Puedo contar con Usted para mi próxima tripulación? -No, Capitán-tuve que contestarle-Sois un Capitán de Barco francamente detestable. Por eso naufragamos. Ahora bien, si os vuelvo a encontrar otra vez como Naúfrago, para mi sera un gran placer estar de nuevo a su servicio.
Venga,un abrazo,Tabernarios....

Gina:
Caro ISI: Alegre mi sento perque hayas llevado a buena playa tu naufragación. Non cogas malamente le paroli de la Signora, quella quere lo mejor per me, asín como el"Cara Cortada", que mama molto a me. Ma si tú eres homme horado e seri, tranki tronko, queso ná más quesón que avertencias. ¿Ande stá la isla del Pingino Risoño? ¿Se cae por cerca Italia? -¡¡Mmmmmmmmm!!!!!!- Gustariame pasar finde semana en il tuo balsavidas per sabere qué senten los naufragados. Io credo questa cosa podría escitarmi molto, molto, molto. ¿Tú tescitas també? Non seas pensao mal, caro, que io refierome a landrenlalinda, ques cosa del cuerpo que sube e baja las mociones, como cuando eres en el parque de atracion. Ese naufragado que estaba con te non sera Vicavihe? Oh, lo cocido a Madagascar, ande fui con Luccía, e duranti los dos meses que vivemos allá quiso mostrarni quel sólo, sólo, pero completamenti sólo, podia tuto fachere, il joditeri. Bueno, casi tuto , perque hay aciones ande hacen falta duo. (Ejem......) . Vicavihe era parco, ma tajante; parla sempre sentencias. La prosima vez mandarete foto per corroborrearere si es misma persona. Aspeto tu segente naufragación con espranza y lusión. Ti ama Gina.
Gagoleta:
Mi amada Ginetta, qué pronto me separó de ti el destino, dejándote sola.
Sola, porque aunque tengas todo lo que una mujer pueda desear, en algún momento de tu vida mis consejos te habrían sido necesarios, porque nadie como yo puede ver dentro de tu corazón de niña, que empieza a abrir las puertas al amor.
No me lees, no me ves, pero estoy siempre a tu lado como lo estuve cuando vivíamos juntas en nuestra querida Cagonlaleche, o en cualquiera de nuestras villas y procuraré que la vida te sea grata, especialmente en el amor. Hubiera preferido que tu pareja fuera Capitán, pero si tu deseo es unirte a este náufrago profesional, yo la respetaré.
Ama cada día como si fuera el último y bébete la vida a tragos de felicidad, sin olvidar a esos Capitanes que formaron parte de la mía, y por ende de la tuya. Estén donde estén, recuérdales con amor, y acude a ellos si los necesitas, porque te adoran. Significas para ellos, mucho más de lo que imaginas.
Continuará.......

21 de febrero de 2010

La Cagonlaleche Cap VIII




Altair:
Nos contó Luccía que hacía mucho tiempo que no jugaba al bridge ni a la canasta. En la Cagonlaleche, en los últimos tiempos nos afanábamos en el Dominó y el chinchón.
En las travesías hacia Menorca desde Torrevieja, los francos de servicio le dábamos al chamelo sobre una mesa en la toldilla de popa. Ese lugar era el utilizado para muchos saraos nocturnos; ya comenté que a Luccía le encantaban estas fiestas llenas de música, cava y vestidos con empaque.

Cuando el tiempo no estaba tan bonancible, la blanca doble y el seis pito, los movíamos en la mesa del salón, cubierta para la ocasión de una lamina de mármol...así sonaba como si de un velador de casino pueblerino fuera.

La cámara central de la Cagonlaleche era el espacio mayor de la goleta, exceptuando, claro está, la cubierta. Este salón tenía forma ovalada, la banda de babor eran unos anaqueles repletos de libros conteniendo las mejores aventuras humanas y divinas, los mejores pensamientos, los grandes y pequeños hechos marinos, las profundas filosofías, las más bellas láminas artísticas, los más intrincados sentimientos...Muy completa la biblioteca de la Goleta... Quizá, al decir de Luccía, la parte más querida de nuestra Capitana : sus lecturas. Cualquier aparejo, toda aventura, cualquier rito, cualquier sentimiento, cualquier imagen bella, toda palabra bonita, muchísima poesía...estaba incluida en esos libros. La música y la imagen redondeaban el placer de los sentidos en aquel cómodo lugar.
Tenía Luccía una enorme colección de Cd y discos con lo más selecto y escogido. La Capitana era una adicta a la buena música. En la goleta había un completísimo juego de altavoces disimulados por todos los mamparos. En los últimos tiempos Luccía descubrió otro placer : la imagen grabada. Nos acompañaban una colección de cientos de DVD.
La luz entraba a la cámara ,tamizada por cortinillas de seda, a través de portillos clásicos de bronce, pero ello no impedía que se iluminaran los sofás corridos de la estancia y cubiertos por acogedores colchonetas mullidas y forradas de una tapicería muy de colores claros haciendo resaltar la teca maciza de los mamparos y boisseries.
Un aspecto a destacar era la cocina situada a estribor. Completa práctica y dotada de todos los cacharros necesarios para sus importantes fines. Muy buenos platos se fraguaron en aquellos sacrosantos lugares. En este ambiente distinguido, cálido y entrañable, pasaban muchas de nuestras horas cuando estábamos salientes de guardia.
En la crujía hacia proa, había un pasillo que distribuía los camarotes a babor y estribor. Íñigo, Raperr y yo teníamos adjudicado unos camarote individuales, austeros pero cómodos, con todo lo imprescindible para las navegadas y para llevar nuestros equipajes convenientemente estibados. Dos cuartos de baño en ambas bandas, nos daban servicio a nosotros y a la tripulación que ocupaba cuatro camarotes más a proa. En esto no habían distinciones : Silvano, N´guebo y su primo disponian de los mismos camarotes que nosotros. Sólo había una pequeña excepción con Gina la muy bella secretaria de Luccía: La Capitana quiso obsequiar a Ginetta con el camarote más chic después del suyo: era muy bonito el camarote de la más simpática y guapa de las secretarias..(que por cierto, se mareaba la pobrecilla...)
Por fín allá, junto al mamparo de proa y adyacente al pozo de cadenas, había un pañol de grandes dimensiones para almacén, taller, y muchas más cosas útiles en tan aprovechada nave. La Capitana Luccía nos exigía hacer guardias para descargar el trabajo de la tripulación. Y eso sí, todos teníamos los mismos derechos y obligaciones y compartíamos las tareas.

La Capitana sabía mandar, pero su autoridad no se notaba excesívamente. Bien es verdad que cualquiera de nosotros conocía su posición y se acomodaba, en cada momento a su rol.



Cagoleta:
Querido Altair: has descrito muy bien la goleta, aunque has omitido todo lo referente a mi camarote, que realmente es la verdadera joya de la Cagonlaleche.
Seguramente , por ser algo extenso lo dejaste para otra ocasión, pero permíteme que sea yo, que tan orgullosa de él me sentía, la encargada de describírselo a nuestros amigos: la cama estaba situada en el mamparo de proa, frente a las lumbreras rectangulares del espejo de popa , y se accedía a ella mediante tres escalones de madera de teca que la rodeaban, y que mis sirvientes se encargaban todos los días de pulir. Medía más de dos metros de ancha, colchón de agua como no podía ser de otra manera, y un gran espejo en el cabecero que reflejaba la luz de los portillos y que tantas veces fue cómplice de jugosas maniobras eróticas. En alguna ocasión, reposada en brazos amados, vi llegar en ella el amanecer tras una noche arrullada por placeres infinitos. Cuidé personalmente cada detalle de la estancia: en el techo mandé pintar una réplica de "El Nacimiento de Venus", de Boticcelli, pues muchas veces me compararon con esta diosa emergiendo de las aguas sobre una concha (en mi caso, sobre la Cagonlaleche). Un plafón de murano era el perfecto trampantojo donde se escondía la luz que por la noche iluminaba la estancia. El escotillón era corredero, de forma que en tiempo cálido pudiese admirar el firmamento y describir, en compañia, la situación de cada estrella, una a una reflejadas en mi cuerpo.
A estribor un escritorio dotado de las últimas novedades informáticas: un ordenador con conexión a internet a través de un teléfono satelital y una pantalla que me permitía ver desde la cama la actividad en la timonera. Una biblioteca dotada de libros con las más bellas historias y poesías que la mente humana pudier imaginar. Tampoco faltaba, encastrada en el mamparo y camuflada por un cuadro modernista, una televisión en la que a veces veíamos películas algo subidas de tono. Seguía un sofá de mullidos cojines que dibujaba la línea de popa y que sirvió para íntimas reuniones y lecturas sosegadas ,y una pequeña mesa para comidas frugales.

A babor se encontraban el baño y el vestidor: éste último repleto de ropa preparada para cualquier ocasión, pues lo mismo necesitaba trajes de baño y ropa deportiva, que vestidos de noche, sombreros, elegantes zapatos, etc., que usaba y disfrutaba en las escalas. En el suelo, una alfombra persa realzaba el ambiente.

El baño estaba dotado de una bañera circular, con jacuzzi, hecha de mármol de Carrara y rematada con una cenefa griega de lapislázuli, decoración que repetían los demás elementos de la pieza. Las plantas, los espejos, los apliques luminosos y el suelo, que simulaba un mar en calma, le daban a todo el conjunto un encanto especial. En las repisas se acomodaban objetos comprados a lo largo de los viajes, fotografías, porcelanas de Sèvres, figuras de plata....todo ello colocado perfectamente en soportes especiales para resistir las escoras y los embates de la mar. Mi camarote estaba dotado de toallas que eran verdaderas caricias para la piel, sábanas de raso de distintos colores (turquesa, burdeos, champán), con las iniciales de mi goleta delicádamente bordadas por manos expertas, colchas de sedas de Damasco, manteles de lino, lienzos de Holanda...en fin, que hasta el mínimo detalle tenía el "sello Luccía".

Procuré que cada rincón respirara lujo y comodidad, aunque a veces era difícil de conseguir. Recuerdo que les traje a ellos (Rapperr, Jacar, Iñigo Altair, N'Guebo y también a su primo), unos calzoncillos de encaje de Brujas, y en una de esa noches locas que en ocasiones tenían lugar, los lucieron. Estaban magníficos, muy favorecidos en contraste con las pieles morenas, aunque se quejaban de que les erosionaban algo sus partes, pero con tal de darme gusto lo sufrieron en silencio. Daba gusto verles de pie, con los vasos en la mano deambulando por la cubierta en animadas conversaciones, aunque de vez en cuando se llevaran la mano a las ingles para aflojar algo la puntilla, que como estaba sin mojar, tenía el apresto propio. Era impagable la imagen de los seis, bajo una noche estrellada, con esa única prenda sobre sus cuerpos, en la que el blanco lo parecía todavía más bajo los rayos de la luna.
Incluso tuve el detalle de proveerles de albornoces, cada uno con su avatar enmarcado por el nombre de la Cagonlaleche en el bolsillo superior. Ellos tuvieron el privilegio de gozar de los lujos de la goleta, y yo del enorme goce de su compañía.



Gina:

Holaaaaaaa........ Sono Gina, la segretaria de Luccía.

Io sono muuuuuu enfadata perque il signorito Ignigo, il capitano Altair e la Signora, han espligado la goleta e dicen ná de mi camareote, cuando es una de cosa mas bonito que tene Cagonlaleche.

Era estribor e taba el segündo después del salón.

Haber si los plico bene:

Alentrar: a la diestra, la mía camma, sobre cojonera de caoba con 6 cojones decorados, e tenía colcha prezosa de Ágata Ruiz del Prado, blue con cuore rossa norme in centro.

Frenti porta, a rincone, piccolo baño, perque Luccía no era segura de que compartiera io con tripolución; decía que después 5 copas ron, ni fiaba de Altair que era ya diccere.

Tenía un wc ( perque io sono finna ma normale, e defecco tuti le matini), uno lavabo e duscha en porchelana blue con tiramargaritas bianchi.

Per le momento vo bene.

Contyuno

Entre baño e camma scriptorio en le mamparo, ojo de vaca per lus camareote.

Habere io il mio ordenatore e le posé en cima un bello ricordo que un marineri spagnolo regalomi, molto lindo: uno toro negro, gordo, en manera de embestidura.

Entre porta e camma, stontería de libros míos e tambe allá, mesa e sillono molto comodín per la mía intimitá, ma non como Luccía, perque io si retirábame per reposare, era per eso mesmo, e non como ella.

Il techo era pintato blue con nuboli bianchi, mesmo que suolo, e asín aparecia que volaba e non navegaba.

Ho scrito cosa que nostá clara e vo spligarme: la prima ves que embarcami en Cagonlaleche, era tuta dando voltas la mía testa, ogos saltone, colore mal a la cara, comida per boca al mare tirada.......como veritable merdere era io completa. Tonces, il camereote pintato fue un trucco bono per no marearmi. Li mampari lo descoré con cuadriti colguati qui habere pintato io de pequeña, e como son meos, los porto sempre en tuti casas mís. ¿os a gustato mi camareote?



Cagoleta:

Mi fiel N'Guebo, siempre me protegiste y me cuidaste. Cuando yo tenía problemas, tu mirada cómplice era para mí como aquellas aguas tranquilas donde pasamos unos meses solos, sin amigos, sin otro aliciente que el discurrir de los días, en los que el ansia y el miedo se alternaban en mi ánimo, sucumbiendo en ocasiones a una triste melancolía.

Tú entendiste mis razones y me ayudaste en la decisión más difícil que hube de tomar en la vida, sin preguntar nada, sólo poniéndote de mi lado y trayendo la paz a mi espíritu cuando más lo necesitaba.

Disfrutaba haciéndome niña para recibir tus atenciones que no se hacían esperar. Por mí habrías dado la vida, y mi bienestar se convirtió en tu deber diario.

Por tantas cosa.............N'Guebo..................que hemos pasado juntos. Por los secretos compartidos, por esos ojos que derraman amor a cántaros, fuiste muy importante en mi vida.





Continuará............

20 de enero de 2010

La Cagonlaleche Cap VII


N´Guebo:
Como os relataba, subimos muchos a la gran canoa, escoltados por los hombres de largas túnicas y turbantes. El sol salía por detrás de la tierra seca del desierto y en la orilla del Gran Azul, un griterío de hombres con túnica nos ensordecía, mientras se cargaban sin cesar muchos fardos en la canoa. Ésta era inmensa, ni Mo'Kele ni yo mismo habíamos visto nunca una tan grande. Tenía dos troncos altos de los que pendían unas ramas a las que iban atadas mantas blancas, y muchas cuerdas sujetaban los troncos sobre la canoa. Sentados sobre el suelo de madera, todos los hombres de la selva juntos, mirábamos sorprendidos todo aquello tan nuevo para nosotros. El sol ya brillaba alto en el cielo y arrancaba al Gran Azul destellos de luz amarilla. Poco después, cinco o seis hombres con túnica se aproximaron a nosotros, encendieron un fuego en una vasija de metal y nos pusieron en las muñecas unas pulseras pesadas y negras que no podíamos quitarnos, luego ataron con cuerdas de hierro unas pulseras a otras y pronto todo el grupo de hombres de la selva estuvo atado. Mi afinado instinto me dijo que algo iba mal. Mo'Kele estaba también muy preocupado. Por una puerta nos hicieron bajar a todos al interior de la canoa. Era oscuro y húmedo. La madera resbalaba y había ratas. Los hombres de las túnicas ataron las cuerdas de hierro a las paredes de la canoa y quedamos allí todos los hombres de la selva. Cautivos. La canoa se movió. Se balanceaba lentamente y supe que partíamos para no volver más a nuestro poblado en mucho tiempo. No veía el sol, no sabíamos donde nos llevaban, le dije a Mo'Kele; "primo, quizá no volvamos a ver a nuestras gentes en mucho tiempo, pero tenemos que averiguar a dónde nos llevan para, un día, saber volver.". Miré su rostro y ví su mirada perdida y su tez mortecina, yo tambíén empecé a sentir como mi cabeza daba vueltas y mi estómago se revolvía. Nuestros cuerpos no tenían fuerza y al cabo de un tiempo volvieron los hombres de la túnica para hacernos subir al exterior de la canoa. Nos llevaron a una esquina y allí nos mojaron con agua que penetró en las heridas de nuestra piel y todos gritamos de dolor. Era un agua que no podía beberse, pues tenía un sabor extraño y desagradable. Nos hicieron sentarnos al sol y cuando miramos hacia arriba vimos con estupor las grandes mantas blancas desplegadas que el viento empujaba y que estaban atadas a los troncos y a la canoa con muchas cuerdas que las mantenían firmes. Ese viento movía la canoa con fuerza sobre el Azul. Asombroso.

Miré a tierra y vi a lo lejos el poblado de los hombres de las túnicas, al otro lado sólo el enorme Azul, creo que nos dirigíamos hacia el norte. Relaté este viaje a la señorita Gina, una noche mientras contemplaba la luz de las estrellas en la "Cagonlaleche", ella me miraba complacida con los ojos entreabiertos mientras bebía de su copa (nosotros tenemos prohibido beber la fermentación de la uva, muy popular entre el hombre blanco).

Mo'Kele contemplaba a Gina sin parpadear, yo sabía muy bien qué estaba pensando, y se lo dije mil veces..."Gina no es una Ghanga!".

Mecidos por la suave brisa y surcando los destellos plateados de la Mar en la noche, pasábamos horas hablándole a Gina de nuestra increíble historia, que continuaré más adelante y en la que explicaré cómo aprendí la lengua del hombre de la túnica, cómo fui enseñado a navegar y a encontrar caminos sobre el agua, y cómo llegamos a un extraño país donde fuimos tratados como animales hasta ser salvados por nuestra ama Luccía.

Cagoleta:
Qué lejano suena en el tiempo tu relato, mi querido N'Guebo, y sin embargo aún continúa dañando mi corazón el recuerdo de vuestro sufrimiento en aquel barco que os condujo a la llamada civilización, aunque en este caso no mereciera tal nombre.
Silvano decidió contratar otras dos personas para tripulación de la Cagonlaleche, y conocedora de su buen ojo para estos menesteres, le di toda mi confianza y mi apoyo cuando me habló de unos esclavos que habían sido traídos de África, en penosas circunstancias.
Al hablar con ellos, supo de sus conocimientos en materia de navegación, y pensó que podrían encargarse de la seguridad de la goleta, ya que eran altos y musculosos.
Vinieron y clavaron en mí sus enormes ojos, más grandes y saltones por lo escueto de sus carnes, esperando ser tratados y alimentados como personas. Desde hacía meses vivían en una constante incertidumbre sobre su futuro, sin otro objetivo cada día que ver ponerse el sol que habían visto salir en la mañana.
Y no me importó que en las reyertas habidas por conseguir comida, alguien le cortara un huevo, porque aparte de que ya no le dolía, el que le quedaba era lo bastante gordo para que no se sintiera disminuído.
Así fue como contraté a N'Guebo y Mo'kele como fieles guardianes de la Cagonlaleche.
Y comieron como si nunca antes lo hubieran hecho, y se pusieron macizos, y fueron la envidia de las damas en los puertos donde atracábamos.
Cuando yo no estaba a bordo, me sentía tranquila porque sabía que a Gina no podría pasarle nada malo estando ellos a su lado. Le habrían cortado el cuello a cualquiera que hubiera osado tocarle con la punta de los dedos.
Qué gran acierto el de Silvano al contratarles.

Isi el Marino:
Ante todo, saludaros y agradeceros los buenos ratos que paso leyendo las aventuras y desventuras de la Capitana Luccía y su tripulación, a bordo de su bien amada Goleta "Cagonlaleche", en la cual, algún día no muy lejano, espero prestar mis sevicios. Quiero sepais que estos no son en modo alguno desinteresados.
He leido el perfil de Ginetta, y creo que corresponde a la mujer que tanto tiempo llevo buscando a traves de los 7 mares, y a la que a bien ella me aceptase, entregaria junto con mi amor, lo mejor de mí mismo.
Sé que el camino será arduo, ya que tendré que vencer no sólo su innata timidez, sino el desconocimiento de toda relación con varon. Pero también espero poder lograrlo, gracias a la fe y la ternura que sólo su pensamiento me inspira, confiando llegue ese día en que podamos compartir Vida y Aventuras.
Sobre mi os diré que he pasado en la Mar mil y un avatares, y sufrido varios naufragios, de los cuales os hablaré a menudo a lo largo de nuestras conversaciones. Más que de los salvamentos. El por qué es porque éstos me parecen muchas veces estúpidos, pero...como creo vosotros querréis que os lo cuente... Si os fijais bien, todos son iguales: llevas dias, meses, en tu isla desierta, matando la monotonia del lento transcurrir del tiempo en soledad, bullendo en tu cabeza la idea de cómo salir de nuevo a buscar otro navío donde poder realizar tus sueños. Un amanecer divisas blancas velas en el horizonte. Tomas todas las medidas a tu alcance para atraer su atención. Has puesto piedras sobre una montaña pelada dibujando el SOS, colocado los girones de tu camisa en la punta de un largo palo, encendido una hoguera... En fin,t odas las bobadas que sólo a un naúfrago se le suelen ocurrir...Lo has hecho para quedarte tranquilo, ya que en realidad casi siempre te rescatan por pura casualidad. El barco ha seguido otra ruta por despiste del timonel, la curiosidad de un Capitán ocioso al otear un islote que no aparece en sus cartas naúticas, una recalada por averia..... Pues bien, el barco fondea, un bote que se arria, remos golpeando acompasadamente las tranquilas aguas, marineros a los que abrazas al saltar a tierra..te recogen, te llevan a bordo, te ofrecen cafe, y tal vez ron...Te preguntan quién eres, les cuentas tu historia, En fin..,siempre más o menos lo mismo.
Por eso os digo que prefiero contar los naufragios. Y de ellos,mis momentos favoritos son el trayecto a nado y la llegada a tierra. Que caes al agua, que te agarras a un madero flotando, que te orientas, que hueles tierra, que llegas a la playa, que te tumbas en la arena a reponer fuerzas, que qué hallarás,...en fin, te haces miles de conjeturas que agilizan tu mente con la aventura de lo desconocido.
He naufragado dos veces en la misma isla, pero las situaciones eran totalmente distintas: una con temporal y la otra con calma chicha. Cambiaron los tiempos hasta llegar nadando a la costa, lo desconocido y lo reconocido.....
En cambio, los dos salvamentos fueron prácticamente iguales.....

Gina:
Mochas grecias per desear conocermi e ya veo per il suo post que es personaji culto e amador de la mare, como io. Io sono con forme en tablear amistad con tigo (mejor totearnos ¿no?) e sólo falta sabere ánde nos podemos trovar. Sono doña de un velero Bavaria de 40 píeses que me regaló Luccía e ya tengo experancia a navegare i lo ago bastate bene; si tú queres podemos cita con cestar allí a Livorno. Si avas venir, pon ¿post?. Saluti

Cagoleta:
¿Quién era el enmascarado que ciñó mi cintura en la sombra del salón de baile? Esos negros ojos.....esos ojos...... Tengo que recordar dónde los vi, quitar uno a uno los velos que cubren mi mente, hasta que aparezca el dueño de esos dos centelleantes faros, que a buen seguro me habrán guiado alguna noche en la oscuridad del mar.
Poco a poco los recuerdos van apareciendo y una cascada de imágenes del pasado se precipita en mi presente, pero debo ordenarlas, deleitarme con ellas, volver a vivirlas.
Fue hace quince años; Estábamos rodeando las costas de Madagascar; de pronto el barco se averió y mientras esperábamos para poder repararlo, nos acercamos en la zodiac hasta la isla y desembarcamos en una playa desierta. Recorrimos varios kilómetros sin encontrar rastro humano y de pronto algo llamó nuestra atencion: sentado en un trono hecho de madera, palma trenzada, rafia y cuerdas, se encontraba , rodeado de bellas mujeres vestidas solo con pétalos de flores, un apuesto varón con un pañuelo pirata ciñendo sus sienesy que daba a su rostro un cierto atractivo entre misterioso y aventurero. Eso, y un collar de caracolas, era toda su vestimenta. ¡Dios mio! No se me olvidara nunca esa visión.
Uno de mis hombres hablaba el hova y le explicó nuestra situación, rogándole nos acogiera en su poblado hasta que nuesta goleta estuviese lista, y él muy amablemente y como gesto de amistad me apretó fuertemente contra su cuerpo. ¡¡Ahhhhhhhhh!!!! ,¡Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!(pensé para mis adentros). Le explicó a mi marinero que era un príncipe perteneciente a la etnia merina y tenía como misión fecundar a las muchachas del poblado para perpetuar los genes de sus antepasados, y como esa circunstancia se producía a menudo, optó por estar siempre preparado para llevar a cabo tan importante misión. Este príncipe se llamaba VICAVIHE, que quiere decir en su idioma:" Hombre fuerte y mañoso, con cabeza dura pero buena gente, que es capaz de hacer posible lo imposible y que como diga que mete la cabeza por un sitio , por cojones la mete." Parece mentira la capacidad de síntesis que puede tener el malgache. ¿Que no había viviendas? Pues él construía chozas adosadas. ¿Que no había agua? Señores qué problema: la traía del mar a través de un entramado de tuberías hechas de caña de bambú y para más recochineo, con grifos de agua caliente, fria y templada. ¿Que no había cubiertos? Pues con huesos era capaz de construir una cubertería completa, hasta con palas para el pescado, muy útiles en aquella zona. ¿Que no había platos donde comer? Ahí estaba él cogiendo caracolas, cortándolas en rodajas y haciendo una vajilla de 12 platos llanos, 12 hondos y 12 de postre, que por cierto me la regaló más adelante y que forma parte del ajuar de la Cagonlaleche.
Nunca conocí a nadie con tal capacidad de hacer de todo a partir de nada, y me dió pena verle tan desaprovechado. Le dije que por qué no empleaba su tiempo en cosas más divertidas que en fecundar malgachitas y me miró con cara de alucine, ya que no entendía que en el mundo pudiese haber nada mejor, y entonces le hablé del mar, de su embrujo , de su misterio, de su imprevisible respuesta hacia el hombre, del reto de poder enfrentarlo, y algo empezó a despertarse en él.
Estuvimos en la isla durante dos meses y yo le preparé para sacarse el titulin y el PBN; por correspondencia logró aprobar y le facilité entonces los libros para que siguiera estudiando. Como era muy tenaz, se sacó el PER y el PY, pero tengo entendido que con el tiempo llegó a CAPITÁN y anda por ahí disfrutando de su nueva afición.
En otra ocasión os contaré qué pasó con VICAVIHE (mi príncipe), después de nuestro azaroso encuentro en el baile.


Vicavihe:

LUCCÍA ,¡Oh mi tierna LUCCÍA! No creo que ni por un sólo instante pensaras que esos momentos pudieran borrarse de mi mente; qué va. Es imposible totalmente que ni barcos, ni carruajes, ni mansiones, ni palacios, puedan compararse al resplandor de tus cabellos jugueteando con el viento en los momentos en que tiernamente............ -¡¡¡¡JAMÁSSSS!!!!!... Me niego.

-El sentimiento me acompaña por todas las sendas, no sólo por no poder estar contigo sino por no disponer de tiempo suficiente para mantener las velas encendidas sobre mi escritorio. Quizás pienses que es de locos, pero la oscuridad me acompaña siempre y mis manos pierden el poder de la pluma.

-Recuerda que no sólo es fiel el que escribe, sino también el recuerda y sueña.

-Despido mis notas pues son sólo eso: notas. El corazón y el viento siempre se mantienen fuertes al olvido y al anhelo. -Tu fiel servidor: Vicavihe...

Cagoleta:

Habría reconocido esos ojos entre miles.

Me sujetó fuertemente ciñéndome por la cintura............_"¡Sígueme!",_ me dijo_.

Y claro que le seguí, porque conociéndole sabía que era inútil resistirse a sus planes. Mientras corríamos por los jardines, en los rincones oscuros aprovechábamos para darnos algún achuchón furtivo.

Me dijo que había venido exclusivamete a verme, desde Madagascar, y eso me llenó de gozo, porque a las mujeres en el fondo nos halaga que los hombres hagan locuras por nosotras.Ahora viene lo mejor, porque había venido en barco ¡¡¡Pero por carretera, atravesando Africa!!! .Luego embarcó en el Mediterráneo y al llegar a Livorno, otra vez por carretera hasta Florencia.

Salimos a la calle y me lo mostró: era su barco, el barco que él mismo había construído.....pero sobre un remolque tirado por un todo terreno con chofer.Tenía tantas ganas de que yo le diera mi parecer, que le faltó paciencia para hacer toda la travesía por mar como hubiese sido lo lógico.

En el casco ponía VICAVIHE y era un Yawl con 180 metros cuadrados de velamen y más de 14 de largo. Tenía dos mástiles y una botavara de pino de Oregón, casco en caoba de Honduras de 42 mm , y cuadernas de encina y acacia. La cubierta era de teca de Burma y los interiores de caoba. La proa, más corta que la popa era muy esbelta y el timón, de barra, continuaba el perfil del casco. La cubierta resultaba muy limpia y despejada con lumbreras y manguetones de ventilación "tipo Dorade". Aquí colocó vidrios en forma de prisma para la iluminación de interiores. Según él: "El barco era un gran caballo de carreras".

Se le notaba ilusionado y no era para menos, ya que había conseguido su sueño. Me invitó a subir , dió orden al conductor de arrancar el todo terreno y aquello "zarpó".

No daba crédito a lo que veían mis ojos: ¡¡¡¡¡Navegando por la carretera!!!!!

Aprovechando que la noche era bonancible tomanos en cubierta una cena ligera y brindamos por nuestro encuentro. Tuve que proteger mis cabellos con un foulard de Hermés, que casualmente llevaba metido en el canalillo, porque debido a la velocidad que el conductor llevaba me despeinaba mucho, y las curvas, a toda velocidad, eran mucho peor que las escoras.

Los coches con los que nos cruzábamos se quedaban atónitos mirándonos, e incluso nos paró la Policía y estuvo examinando el barco. Nos pusieron un multazo (qué poco románticos), y nos sugirieron que atracáramos la nave en un descampado próximo. Es cierto que íbamos un tanto aparatosos con todas las velas desplegadas, pero como toda locura, tentadora y transgresora. Nos importaba un pito la multa, el guardia, y todo lo que no excediera de su ámbito y del mío. Cómo nos reíamos acordándonos de la cara del policía cuando al entrar al camarote, encontró los preparativos de una noche dedicada plenamente al disfrute: las velas, los pañuelos, las flores, las luces, los aromas, la música y un piscolabis de lo más afrodisíaco sobre una bandeja de caracola.

Por fin todo se arregló y nos dispusimos a terminar la celebración, pero allí sobraba alguien: el conductor. Le despedimos hasta el día siguiente, y con el barco sobre el remolque dimos rienda suelta entre risas y besos y caricias, a la pasión que amenazaba con explotar.

Vicavíhe trajo una grabación del ruido de las olas, y en la oscuridad, con la brisa moviendo las velas, nos parecía estar en medio del mar.

Continuará........

17 de enero de 2010

La Cagonlaleche Cap VI


Iñigo:
Queridos amigos: cuando Lucía nos abandonó, guardé en un antiguo baúl, que aun conservo en un lugar apartado del desván, todos aquellos objetos que pudieran ofrecerme el más mínimo recuerdo de ella; de forma estúpida pensaba que escondiendo mis recuerdos, conseguía que los mismos se alejaran de mi mente.
Hace un par de días, me atreví a acercarme de nuevo a él y, despacio, con manos temblorosas, di la vuelta a su llave hasta abrir la cerradura. Levanté su tapa y, con lágrimas desconsoladas, fui sacando uno a uno todos los objetos allí guardados. De pronto, al abrir un libro de poemas, no me preguntéis su autor pues fui incapaz de leer un párrafo del mismo, apareció una carta escrita por sus manos en una de nuestras breves separaciones.
Le divertía mucho escribir cartas de amor cuando, por cualquier motivo, teníamos que separarnos. Ella nunca las enviaba, pero me decía que, mientras escribía, se sentía más cercana a mi persona. La dejo aquí transcrita para que podáis comprobar la pureza de su amor:
“Amado Iñigo: Hace tan sólo tres días que partiste en busca de nuevas aventuras y ya mi corazón se desangra de tristeza por tan larga separación. Paso las horas junto a la ventana, oteando el horizonte, como Ovidio hacía con su amada Corina, recitando: “yo seré el primero en distinguir y reconocer tu nave desde la playa, y diré: <>. Te llevaré sobre mis hombros y te daré besos múltiples sin cuento...”.
Mientras, rezo a Eolo para que, como a Ulises, te haya hecho entrega del odre de los vientos, de forma que evite se desaten violentas tempestades que, ya me hagan temer por tu regreso o, simplemente, produzcan un retraso en la hora del reencuentro con mi amado. También le pido que deje escapar al templado Noto para que, dulcemente, te recoja entre sus brazos mientras, con presteza, te empuje hacia mi lado nuevamente.
A Poseidón le pido que te acompañe junto a sus cabalgaduras, en forma de delfines, que te sirvan de guía en la inmensidad del océano, mientras levanta suaves olas que mezan tu goleta, cual si de cuna se tratara, que te lleven a un sueño largo y profundo, donde, de nuevo, tu y yo nos encontremos. La blanda arena se extenderá bajo nuestros cuerpos, como si fuera tálamo nupcial, y otra vez sentiré como tus fuertes brazos me rodean, elevando mi espíritu de nuevo hacia las nubes; yo escanciaré vino en tu copa, mientras tú, con voz profunda y misteriosa, me relatarás las maravillosas aventuras que has vivido; al final, admirada, caeré de nuevo rendida entre tus brazos.
Arde mi interior cuando imagino como posas levemente tus labios, buscando entre mi cuerpo algún lugar desconocido, mientras languidezco y me abandono al maravilloso sentir de tus caricias.
Vuelve pronto, amado mío, y haz que este delicioso sueño se convierta en realidad. Hasta entonces recibe de mis labios este poema:
¡Que semejante a un invierno ha sido mi ausencia lejos de ti, gozo del año fugaz!
¡Que heladas he sentido!
¡Que tristes días he contemplado!
¡Que desolación de viejo diciembre por todas partes!
Y, sin embargo, esos días de alejamiento eran días de estío;
la fructífera otoñada dilatábase con rica progenie,
llevando la exuberante carga de la primavera,
como vientres de viudas encintas después del fallecimiento de sus esposos.
Pero esta abundante prole no me parecía sino
una esperanza de huérfanos y un fruto contranatural,
porque el estío y sus placeres te acompañan;
Y tú ausente, los pájaros mismos se quedan mudos.
O, si gorjean es con acento tan melancólico,
que palidecen las hojas temiendo la proximidad del invierno.
Cagoleta:
A veces, cuando recalábamos cerca de Florencia, aprovechaba para dar lujosas fiestas. Los jardines eran engalanados y los rincones más íntimos, cuidadosamente escogidos y preparados para hacerle guiños al amor.
Las vajilas de mis antepasados fueron sacadas de los arcones, la cubertería de plata lucía resplandeciente, las flores inundaban las estancias, y las lámparas de Murano , por doquier se las mirase, lanzaban rayos de esplendor. De los cofres salieron vaporosos vestidos, que vistieron antaño famosas divas en la Fenice, abanicos de encaje guardianes de secretos amores, zapatos de seda, pelucas, guantes, máscaras......
Sí, la fiesta fue de disfraces y a ella concurrió lo más selecto de la ciudad. Abajo en el salón, los músicos abordaban las primeras notas de "La Primavera", y en ese preciso momento aparecieon N'Guebo y su primo, luciendo en todo su esplendor, vestidos de pavos reales; descendían al son de la música por ambos lados de la escalera imperial. Y arriba, en el centro , estaba yo. Todos los ojos se volvieron hacia mí con admiración. Había elegido para la ocasión un suntuoso vestido, de generoso escote, que dejaba entrever mis pechos turgentes.
El corsé consiguió que mi delgada cintura casi desapareciera dando lugar a un estallido de gasas y sedas ricamente bordadas. El antifaz, carcelero de mi rostro, sólo permitía apreciar mi boca y mis ojos. Yo era consciente del impacto que había causado entre mis invitados y uno a uno fueron desapareciendo los escalones bajo mis pies, acompasados a la perfección con la música de Vivaldi. Al pie de la escalinata pude reconocerlos: Altair vestido de explorador, Iñigo de Hamlet, Rapperr de timón de la Cagonlaleche y Jacar (¡Cómo no!) de buzo.
Conversamos, reímos, el Prunotto Alba corrió por los labios, ligero y vivaz.
Abrimos el baile Jacar y yo, y sus aletas y mis escarpines se fundieron armoniosamente en aquel "un, dos, tres....un dos, tres.........." Sus gafas y el tubo, provocaron, como siempre en mí, honda desazón.
Rapperr, acompañado de la orquesta de cámara contratada para la ocasión, interpretó para mí un rap que él mismo había compuesto:
Ay mi ca, mi ca, mi ca,
Cagolé tatatá tatatá,
agárrate a mi timón
y bailemos el rap del amor. (Sus letras siempre tuvieron una gran profundidad)
Iñigo, a penas oyó las primeras notas del "aserejé", ya no se pudo controlar: soltó la calavera, y me condujo raudo a la pista.
Y Altair? ¿Qué música me tendría reservada Altair? La orquesta comenzó a tocar "Carmina Murana". ¡Qué sorpresa! Nuestros pies se deslizaron alados sobre el suelo de mármol, llevando el compás, a veces dificultoso, de semejante pieza. Pero lo mejor estaba por llegar: de pronto, un enmascarado surgió de entre unas pesadas cortinas, se acercó a mí, me enlazó por la cintura y me besó en los labios largamente. Tan largamente que estuve a punto de la extenuación y casi de la extremaunción. Esos ojos negros....esos ojos.......
Gina:
Distinti Signori: Sono la segretaria della Signora Luccía Castelgandolfi, che mi ha pregato di correggere un piccolo errore nella trascrizione del suo racconto. Si tratta dell'opera di Carl Orff "Cármina Burana", nella quale ho scritto Carmina Murana. Le porgo un cordiale saluto.
Ho etodio allora spagnolo a Roma y me algra metme por qui por praticare piccolamente. El signore Iñigo s'a dao conta dell errori e m'a llamato di tuto que meno guapa. Asta pronti.
Iñigo:
Querida Gina: Muchas gracias por la corrección. Ahora, ¿Porque no nos cuentas tus recuerdos de Luccia?, aunque, eso sí, practicando tu magnífico español.
Cagoleta:
Como veo que os interesáis por Gina, os voy a contar algo de su historia:
Una de las veces, que fui a entregar un dinero para obras de caridad a un convento, me hablaron de Gina: sus padres habían huído en extrañas circunstancias, y huérfana y sin medios económicos para subsistir, se refugió en esta institución, donde una tia suya trabajaba com limpiadora. Las monjitas procuraron darle educación y la formaron profesionalmente (físicamente ya venía ella bien formada de casa), para que pudiera en un futuro trabajar y ser independiente en la vida. A la sazón contaba la Ginetta 16 años.
Las religiosas me pidieron que la ayudara y la llevé conmigo a Villa Fiore, donde poco a poco fue aprendiendo y se convirtió en mi eficaz secretaria. También me acompañó en muchas de mis travesías por esos mares, pero como era muy discreta y vestía ropas algo monjiles, pasaba bastante desapercibida.
Ahora estudia español por correspondencia en una academia de Roma, pero los fines de semana se marcha al puerto de Livorno, para con los marineros llegados de España, practicar la lengua. Mucho me temo que las palabras que éstos puedan enseñarle no sean lo mejor del diccionario.
Es algo mojigata, como secretaria es bastante eficiente, pero sobre todo es terca, y como se empeñe en meterse en esta taberna, podéis ir preparándoos. Ésta practica español por narices le pese a quien le pese. Aunque a lo mejor le viene bien hacer amistades, ya que todavía no ha probado varón, cosa que no me explico. Con veintiséis años, 1´75 de estatura, rubia y con unas medidas de infarto, es como para empezar a creer en los milagros. La advertí en infinitas ocasiones de lo que estaba perdiendo, y como sabe el buen juego que a mí me han dado los españoles, pues ella, que es muy metódica, se está preparando para encontrar uno con quien compartir su vida. Seguro que os llevaréis bien con ella, aunque de todas formas, la vigilaré no vaya a hacer locuras, porque se entusiasma enseguida.
Gina:
Hooooolaaaaaaa....... Sono la Ginettaaaaaaa...........
Tabernario, toc, toc, toc...¿ay gen te per qui? Quesera yo parlare con estos mocos tan cachos. En porto io ho cocido marineri quon qui gustati mi ablar e procima de todo parcticare lingua, e proso parlo io t'an fludo l'espagnolo. La Signora Luccía mi abla que amanti espagnoli consejato probare, ma io amo primamente esperta con lingua s'tar. Signorito Ignigo: la vita va bene? si dia racontare io tuto que mis ogos visto, s'ibais vos perneri abago corrieri tuto campo atravesado. ¡Mamma parida! Ma trenquilo perque sere sempre fuel a la Signora.
Altair:
La goleta "Cagonlaleche" se distinguía por muchas cosas. Lo más llamativo en la distancia era el aparejo , muy bien explicado por Iñigo hace unos dias.
El casco era muy armonioso, blanco, con línea de flotación pintada de verde y la tapa de regala y resto de maderas visibles con su color natural, realzado por barnices satinados. Los bronces lucían con todo su brillo. La teca y maderas tropicales eran su material más generalizado. La cabullería, naturalmente de cáñamo procedente de la Vega Baja del Segura, cultivado y manufacturado artesanalmente para nuestro barco por las mejores manos, ya retiradas de estos artistas de la industria cañamera.
A los interiores de la Cagonlaleche se accedía por el lateral de babor de la timonería. Esta timonería era el centro neurálgico del mando de la goleta. Estaba presidido por una rueda de timón en caoba con una placa de bronce que repetía el nombre de "Cagonlaleche". Tras ella, una hermosa bitácora coronada por un reluciente cubichete albergando el compás náutico adornado con una rosa de los vientos procedente de un grabado del siglo XVI (caprichos de Luccía). A estribor y convenientemente disimulados por brillantes maderas, un conjunto de pantallas de navegación con el radar, corredera, GPS, sonda colorista, piloto automático, piloto de viento, mandos de la radio VHF-BLU, teléfono satelital, amén de seis indicadores del funcionamiento de los distintos motores y servicios.
Al bajar al interior, lo más sobresaliente era el conjunto de teca de Birmania y el suelo forrado por una majestuosa alfombra tejida en Ispahan...blanca, inmaculádamente blanca. Nos contaba Luccía que los trozos de alfombra más castigados eran escrupulósamente cambiados para que siempre presentara este aspecto.
En los mamparos lucían obras pictóricas de autores impresionistas y abstractos, por los que Luccia sentía una gran predilección.
La parte de popa estaba dedicada al hermoso camarote, casi suite de Luccía, con un cuarto de baño con bañera redonda, chorros masajeadores y decorado con exquisito gusto.
A estribor un completísimo rincón del navegante con mesa de cartas de dimensiones más que generosas , porque le encantaba navegar con la ayuda de cartas españolas(decía que eran las mejores) y también las del Almirantazgo Inglés ... Sólo respetaba de la Pérfida Albión, los barcos fabricados allí y las cartas de navegación.
Encima de la mesa, un panel conteniendo los repetidores de todo el instrumental de la timonería y una inmensa batería de interruptores eletrónicos para comandar toda la nave. En soporte adecuado un conjunto de instrumentos de cartografía, tales como compases de lira, reglas de cien tipos (para ella, la regla Bretona era insuperable), paralelas, etc,etc...lápices, calculadoras científicas, idem programables Tamaya de navegación...
En sitio relevante un sextante Cassen and Plahtt, favorito de Luccía.También un Astra metálico de respeto. Naturalmente, los anaqueles estaban repletos de derroteros, libros de faros, almanaques y libros de navegación.
Y entronizado en un sitio de honor el Libro de Bitácora de la Cagonlalece, que llevaba impresa la figura gallarda de un Jabeque, con la siguiente leyenda: "Quien sale a navegar por placer, iría al infierno a pasar el rato".
Todas las singladuras ( que fueron muchas) de la Cagonlaleche, quiso Luccía que fueran escritas en este Libro de Bitácora. La Capitana fué siempre una clásica. En todo. En sucesivos relatos, contaré, cómo eran las siguientes dependencias de este barco, espejo de su Capitana. Hoy acabo de recalar de una navegada por aguas de Formentera e Ibiza. Tras muchas millas náuticas y también kilómetros de coche, vengo cansado, es tarde...

6 de enero de 2010

La Cagonlaleche Cap V




Cagoleta:


Iñigo............mi fiel amante que me acompañó en mis horas postreras....... Lo nuestro fue más de alma que de cuerpo, de paz y sosiego, que de viscerales pasiones, pero no por eso menos profundo.
Recuerdo cuando me recitabas:
"¡Siéntate y bebe!
Gozarás de una felicidad que Mahmud nuca conoció.
Escucha las melodías que exhalan los laúdes de los amantes.
Ellos son los verdaderos salmos de David.
No busques ni el pasado ni el porvenir.
¡Que tu pensamiento no vaya más allá del momento!
Es el secreto de la paz".


Aquellos versos de Omar Kayyâm nos acompañaron siempre. Ese libro, que compre a unos traficantes persas, me hizo conocer la verdad y razón de la existencia. Como aquel otro Rubaiyyat:
"La aurora ha llenado de rosas la copa del cielo.
En el aire de cristal se agota el canto del último ruiseñor.
El olor del vino es más ligero.
Y pensar que en este momento los insensatos sueñan con gloria y honores.
Que sedosa es tu cabellera, mi bien amada".

Permaneciste conmigo en Villa Fiore durante cinco meses y cuando estabas ya presto a partir, conociste lo grave de mi enfermedad. Ni un instante la duda pasó por tu mente y decidiste acompañarme para compartir los últimos días de mi vida. Todo se terminaba, y mientras cerrabas mis ojos, leías en voz baja:
"Has recorrido el mundo palmo a palmo y todo aquello que en el mundo viste, es nada, nada.
Has sentido pasar como un ensalmo músicas y palabras; cuanto oíste, es nada, nada.
Al Universo todo lo has medido y el Universo en su infinita anchura, es nada, nada.
Por fin en el rincón te has escondido de tu alcoba ¿Y qué vió tu desventura? ¡Nada, nada nada!".


Ahora permanezco en lo infinito, donde la razón y la lógica no tienen cabida. Cuando desde la popa miréis la estela que deja vuestro barco, pensad en mí. Siempre seré un recuerdo que a la par que se diluye.....renace.

Rapperr:
Yo te juro, mi querida Cagoleta, que la Cagonlaleche emanará cada noche tus perfumes trayendo tu presencia a mi alcoba, que vacía de tu cuerpo, se llenará de tus risas, barriendo con tus labios los más bajos prejuicios que tenía contra tí y tu forma de ver la vida.
Era la primera vez que experimenté la cama caliente y no fue nada fácil admitir que estaba enamorado perdidamente de una mujer insaciable, y que al salir yo de tu lecho, ocupabas rauda el vacío que yo había dejado, enredándote en besos y abrazos con Iñigo o Altair.
Incluso creo que N'Guebo y M'okele gozaban también de tus favores.
Cagoleta de mi vida, no sé cómo podías con tanto.
Y no te preocupes, que en nuestra Cagonlaleche, jamás nadie pondrá macetas, aunque sea una corsaria de rancio abolengo.

Cagoleta:
Rapperrrr.... mi cómplice, mi fornido corsario, mi desmemoriado amante. Desde aquella vez que te vi luchando entre las olas, aferrado a tu gallardete, pero hundiéndote irremisiblemente, supe que tendría contigo una relación especial. Tu sombrero, cual aleta de escualo, pasaba de las cumbres a los valles de aquel infierno de agua. Gritabas para llamar la atención de mi tripulación y lo conseguiste.
Fuiste huésped de honor en mi CAGONLALECHE y el resto de la singladura te aferraste al timón de mi goleta y de mi cuerpo. Tú eras el más embravecido por los calores del vino y los ardores volcánicos que expelías sin tregua. Y heme ahí, henchida de sublime gozo, abandonada a los placeres carnales, disfrutando con los cinco sentidos ( los de N'Guebo), de lo que la vida había venido a ofrecerme de forma tan fortuita.
Tuviste que compartir con el resto de los náufragos los favores de tu capitana y eso nunca fue de tu agrado. Al ser el mayor, llevabas todavía grabados los principios que te inculcaron a propósito de que las mujeres no se comparten; pero a mí me gustaba recordarte a quello de "cuando un piano ha sido ya usado, suena infinitamente mejor". Y si son varios conciertos diarios, mejor para el piano y para el pianista.
Por fin reconociste todo lo que yo te enseñé de la vida y de la cama, y espero que alguna pirata lo sepa reconocer.
Recuerda lo que te dije: "En la goleta, ni una maceta".
¿Recuerdas nuestra semana en Favignana?. Allí pasamos los momentos más bellos que soy capaz de recordar. Nos adentramos con la Cagonlaleche en la Gruta Azul, cuyas aguas de un añil intenso acogieron nuestros cuerpos desnudos. . Luego seguimos por la del Suspiro y Los Enamorados, con sus dos rocas gemelas. Ahí, ya estábamos algo sobrados de Marsala, y nos hicimos una foto que seguro andará perdida por algún cajon de la Cagonlaleche. ¿Te acuerdas, rapero?
Al ser conocedora de mi enfermedad, quise donarte la Cagonlaleche, que tantos buenos momentos nos había deparado, pero tú, todo un caballero, no aceptaste mi propuesta y decidimos jugárnosla al chinchón.
Te dejé ganar y alejándote por esos mares, no volví a tener noticias tuyas; sólo las que Iñigo o Altair me traían: me contaron que te habías establecido con una corsaria en una taberna de piratas, y que nuestra goleta estaba amarrada en un puerto al otro lado del estrecho de Gibraltar.
En este corazón mío tan re"partío", mi corsario, mi viejo corsario, tendrá siempre un lugar de honor.

Serviola:
Jamás pensé que un humilde obsequio a Altair, provocara tal derroche literario.
Yo había oído a hablar de Lucía, hace ya muchos, muchos, años, quizás demasiados. Una tarde gris, dejaba vagar mis ojos por el Mar, cuando un viejo velero de madera, atracaba en el alto espigón. Un marinero enjuto, de edad indefinible y rostro triste desembarcó.
En un mal Español con fuerte acento Francés, me preguntó sobre la existencia de alguna taberna, donde mitigar su sed. Lo invité a una copa de cognac (hoy brandy) y me contó su historia.
Tiempo atrás, el padre de Lucía convino el matrimonio con un ilustre y anciano jerarca de la región (el actual marinero). Este pacto alivió sus finazas y procuró una vida desahogada para la hija.
La misma noche que declaró su amor a Lucía, el padre les comunicaba el evento. El viejo Marinero describía así la tempestad de su alma: "Cuando salí de la casa, la voz de Lucía aún vibraba en mis oídos; su belleza me seguía como un espectro y sus lágrimas se iban secando en mi mano. Mi vida fue como la salida de Adan del Paraiso, pero la Eva de mi corazón no estaba conmigo, para hacer del Mundo un eterno Edén. Aquella noche, en que había yo nacido por segunda vez, sentí también que había visto el rostro de la muerte por vez primera." El Marinero embarcó y años después, tras circunnavegar Mundo sin destino, se enteró de la Muerte del Jerarca y de la vida disipada que Lucía seguía. Le conminé a buscarla, pero el contestó "Mi tiempo ha pasado". Días después abandonó el Puerto en Solitario, como llegó, y jamás supe más de él.

Cagoleta:
Mi amado Iñigo: espero volver a disfrutar de tus poemas en el nuevo velero, por aguas menos bravías que las que antaño recorrimos. La fantasía hace posible cualquier deseo imaginado. Mientras esa ocasión llega, voy a pagar una ronda a la buena gente que llena esta taberna, en forma de soneto:

Sorpréndame la noche amanecida
en brazos de mis amores laudados,
con capitanes y peres osados
en lecho de espuma blanca mecida.

¡Ay goleta, de fama merecida!
con dos palos hacia el cielo apuntados,
dos falos de recuerdos añorados
y un mascarón ganador de salida.

Tabernero, sirve a mis invitados;
llénales esa copa desmedida
y que aflojen sus cabos amarrados.

Pues tan bueno es volar en la partida
con buenos vientos a favor alados,
como gozar del placer y la vida.

N´Guebo:
Ama Lucía, estrella de las noches y luz de las oscuras montañas donde mora el león del Serenghetti... mujer misteriosa como la bruma en la selva... guía de nuestros maltrechos espíritus... ¡ cuántos recuerdos trae a mi mente oir la música de tus poemas !.
Nunca antes te referí nuestra historia, nunca preguntaste mi pasado. Me alimentaba de tus miradas y tus negros ojos y sólo eso me bastaba mientras Mo'Kele y yo fuimos tus sirvientes. Me haces recordar las estrofas del célebre poeta Ubeng D'aio, que por las noches, a la luz de la hoguera, nos recitaba el hechicero de la tribu mientras expulsaba los demonios de algún poseído:

" No te sientas cautivo, ni aún cautivo.
No te sientas esclavo ni aún esclavo.
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete con furor, ya malherido.

Ten el tesón del clavo enmohecido,
que aún viejo y ruin vuelve a ser clavo
y no la cobarde intrepidez del pavo,
que amaina su plumaje al menor ruido..."

Sorprendentemente, estos versos que riman en vuestra lengua, en la nuestra no, por alguna extraña paradoja del destino, ya que fueron escritos en Fang, lengua en la que los poetas son poco proclives a la rima musical, y más a la belleza conceptual.
Cuando Mo'Kele y yo llegamos al Gran Azul, en cuyas orillas moran hombres vestidos con largas túnicas y turbantes que viven en casas de barro, decidimos buscar una gran canoa que nos permitiese surcarlo. No entendíamos su lengua, hablaban rápido y gesticulaban, no me queda duda de que eran poseídos y deseé que el hechicero hubiese venido con nosotros para ayudarles. Por unas calles estrechas llegamos a un gran claro, donde muchos hombres (y mujeres, que cubrían su rostro), gritaban y ofrecían frutas, pollos, verduras y diversos utensilios. Lo cierto es que, ahora que lo pienso, si Ghanga se hubiese tapado un poquito como ellas, no estaríamos aquí. Pasamos cerca de un hombre que nos gritaba y nos ofrecía un pollo...Mo'Kele y yo aceptamos su amabilidad y lo cogimos. El hombre pareció excitarse de felicidad por haber aceptado su regalo, y chilló aún más cuando nos marchábamos. Pobrecillo, quizá pensó que éramos sordos. Enseguida muchas personas nos rodearon gritando para celebrar que dos príncipes como nosotros hubiésemos aceptado el presente y nosotros les hicimos la señal de agradecimiento de nuestro pueblo, que consiste en imitar el gruñido del jabalí en celo, señalando al que nos ha honrado con el regalo mientras alzamos el pollo en señal de aprobación.
Esto fue en aumento, la verdad es que la hospitalidad de estos hombres no tiene límite. Tanto es así, que en seguida vinieron los guerreros de su tribu, tantos como dedos tienen nuestras manos, y nos tomaron por el brazo a Mo'Kele y a mí, para llevarnos a algún sitio para el agasajo. Como es costumbre en mi pueblo, eructamos seis veces cada uno en el oído del guerrero que nos acompañaba, como muestra de nuestra aprobación por el banquete que, seguramente, nos depararían al llegar y como indicación del hambre que teníamos. Esto pareció gustarles aún más , pues lo celebraron con grandes alaridos, y finalmente nos llevaron a la casa de los guerreros. Allí nos prestaron una habitación donde dormir y mi primo y yo no cabíamos de agradecimiento, tanto es así que al llegar, les deparamos el mayor honor que un príncipe puede regalar a un guerrero, expulsamos con sonoridad los gases de nuestro cuerpo mientras reíamos a carcajadas en señal de amistad. Y allí caímos finalmente rendidos, en esa habitación cuyas paredes son unas barras que te permiten ver dormir a todos los invitados y así poder hablar y departir todos juntos. Charlamos por señas con los invitados de al lado mientras Mo'kele y yo, en cuclillas, deponíamos algunas bulakas, que llevábamos ya un día entero sin parar y no tuvimos tiempo antes. Fue algo inolvidable. Al día siguiente, con gran sorpresa, vimos como nos habían conseguido una gran canoa para cruzar el Gran Azul, donde subimos muy temprano por la mañana escoltados por los guerreros, junto con muchos otros hombres de tribus de la selva que pude reconocer. Nuestro viaje fue muy extraño, pero no puedo relatarlo ahora por estar escaso de tiempo.

Cagoleta:
N'Guebo: Sigue contando a los blancos tus andanzas por el mundo. Tu ama Luccia siempre te tendrá en su recuerdo.
Muy bonito el poema de Ubeng D'aio. Me ha gustado tanto, que te devuelvo otro del mismo autor:

Puede una gota de lodo sobre un diamante caer,
puede también de este modo su fulgor oscurecer.
Pero aunque el diamante todo se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante por más que lo manche el cieno.

Recostada entre los nimbos veo pasar los avatares de aquellos que todavía luchan por conseguir lo que yo logré. No quisiera que me recordáseis únicamente por mi faceta de amante; decir que fui buena en ese tema sería redundar en lo obvio. Pero mi vida estuvo presidida sobre todo por el amor a la mar , que pude compartir durante muchas horas con grandes amigos.
El cielo y el viento fueron mis verdaderos compañeros de viaje: besos de dulce brisa en mi cara o un Eolo celoso enredando mis cabellos; techo añil cálidamente bañando mi cuerpo o miles de perlas de agua sobre mi nave escanciadas.
Esencialmente he sido MUJER de MAR, y mi condición como tal me condujo a sublimes pasiones en los dos ámbitos: a bordo de mi goleta no tuve rival y las sábanas de raso de mi cama conocieron las mayores tormentas y los más apacibles lagos de tranquilas aguas.
Pero también hubo noches a la luz de una lámpara de gas en la cubierta del barco entre rostros de plata. El viento acariciaba las velas, que a dúo con las olas que rozaban suavemente el casco de la nave, componian la música más maravillosa que se puede escuchar en la soledad del mar. Allí contábamos historias, imaginábamos situaciones, reíamos, recitábamos poemas, jugábamos a las cartas, nos sincerábamos hablando de la vida, del amor y de la muerte y seguíamos navegando.....navegando.....navegando......

Continuará


La Cagonlaleche Cap IV


Wandita:
No sé si será el bohemio espíritu marinero, o los efluvios del alcohol, que va a ser eso pero hay que ver lo tronaos que estáis. En el buen sentido de la palabra eh ?????

N´Guebo:
Pequeña Wanda (en mi país no existen los diminutivos). Mi religión me impide beber cualquier sustancia fermentada, con lo que la historia que relato es gran verdad, como la escrita en las piedras del bosque de los Kalogos. Los tres náufragos pueden dar fe de lo que digo.

Altair:
No sé cuantas horas dormí, no tengo conciencia si me levanté, siquiera para ir al aseo a orinar...Sin duda tras la prolongada deshidratación, mi vejiga, ni almacenaba orina... Abrí los ojos, y lo primero que pude oir fue el fuerte respirar de uno de mis compañeros y el roncar del otro...no pude distinguirlos. Me di cuenta que alguien hacía un suave ruido de papeles...era Silvano que junto a la mesa de cartas anotaba la posición de la goleta.
Había mar allí arriba, y navegábamos dando pantocazos y bandazos... En cuanto se percató Silvano de mi despertar, acudió presto a la puerta de mi camarote y me preguntó, con amabilidad, cómo me encontraba, transmitiendo enseguida a la Capitana mi estado.
Llamó a N´Guevo, que luego me enteré que era el cocinero-marmitón-Gambucero y veinte cosas más, para que me acercara el desayuno. Me pareció extraña la tripulación y mientras tomaba el desayuno de pan tostado con aceite y tomate restregado junto a un buen tazón de café con leche, charlé con Silvano de la forma en que él había entrado al servicio de Luccía.

N'Guebo:
No es N'guevo, es N'Guebo. De los N'Guebo de Numidia de toda la vida.
Nunca supisteis siquiera escribir mi nombre, a pesar de las tostadas con tomate... De todos modos da igual, en mi país no hay faltas de ortografía.

Altair:
Pues mira que tienes razón N´Guevo, yo de toda la vida te hacía por "Singüevos" o por "Ungüevo"; jamás lo tuve claro del todo. Disculpa mi ignorancia; nunca se me dió bien el numidio.

Cagoleta:
No puedo por menos que volver....... Qué alegría tan grande haber tenido otra vez noticias de mis dos maravillosos negrones N'Guebo y Mo'kele (ya quisieran muchos poder escribir con semejantes plumas).
Chicos, dejaros de discusiones; huevo arriba, huevo abajo, la verdad es que poco importa. Recuerdo la primera vez que te ví, con tu 187'3 de estatura. Lo primero que me pasó por la mente fue: "Este chico tiene cara de capao", y efectivamente te faltaba una bolsa testicular, pero con la que te quedaba.....cómo sabías adornarte. Los dos habéis sido fieles guardianes de mi honor traviesillo y de mi culillo de mal asiento. Qué compenetración tan grande teníamos, en el buen sentido de la palabra ¡¡¡¡Dios!!!!
Una noche, en la que Jacar había bebido demasiado, se empeñó en hacerme el amor en la cofa, ni más ni menos, y después de una demostración de contorsionismo, paso lo que tenia que pasar: entre el oleaje que había y los pantocazos de la goleta la cosa se puso pelín complicada y de pronto vi a Jacar salir despedido como un disco volador hacia el agua. Encojidito del todo lo recogieron mis negrones, porque estaba tiritando. Cuando despertó, la imagen era indescriptible: N'guebo y el Mo'Kele, con la piel roja tirando a granate conteniendo la respiración, mientras Jacar más que manos poseía tenazas con las que trincaba lo que habían sido sus cuerdas de salvación. En la cofa ya no volvimos a hacer el amor, pero mis fieles sirvientes se encargaron de que cada rincón de la CAGONLALECHE fuera para mí un paraíso de orgías y placer.
Otro día, si vuelvo a apearme por esta taberna, os contaré alguna anécdota divertida de mis frenéticos amoríos con Rapperrr...el muy mamón...... Pero yo le amaba, y aunque sabía que a veces me engañaba, una vez y otra me rendía en sus brazos. Hay cosas que no se pagan con direro y este corsario me llegó al corazón.

Manolo_g:
Estimados tabernarios: Me ha llegado un emilio, de un tal Stefano, que dice ser el Notario del puerto, donde recalo la Cagonlaleche en su postrer viaje. Por su interés en esta historia, me ruega que os la trascriba:

En la goleta Cangonlaleche
Tres marinos embaucaron
A una dama de Larache,
Y con ella se embarcaron.
Pensando engolfar con Lucia
Pero lo que se encontraron
Fue un travesti de Carlucia.
Lucia oculto sus risas
Cuando vio al trio calavera
Seduciendo y haciendo risas
Con un oficinista de una naviera,
Que se hacia llamar Marisa.
Con intereses aviesos,
El trio busco las carnes,
Y se encontro con un sieso.
Ladraron los canes,
Chillo el raposo,
Cuando se encontro el trio
Con aquello, aún en reposo.
Apenose Lucia con el hecho
De que tres navegantes fornidos
Camelaron y encamaron,
Con el hecho fortuito
De que no era la hermana de Lucia,
Que era ¡un tio!
Apenada estaba Lucia
Y para limpiar tal baldón,
Llamo a un notario y testó .
Y aquí acaba la historia
De tres navegantes
Que tomaron achicoria ,
Que buscaron con diversas artes,
Las carnes de la hermanita
Y encontraron a Marisa

Stefano Benvenutti Notario della scuola di Ilustre Citta di Calurcia
N´Guebo:

Seguid, hombres blancos, seguid vuestro escarnio. Pero las vidas de mi primo Mo'Kele y la mía propia son harto turbulentas, a pesar de ser nuestra sangre la de la realeza. Muchas noches hemos pasado oyendo vuestros gozos en el camarote mientras hacíamos guardia bajo la luz de las estrellas, y entre gozo y gozo, un señor salía por el tambucho y con un extraño instrumento miraba el cielo y escribía lo que veía, y pasaba horas enteras consultando libros y sumando estrellas para, finalmente averiguar lo que Mo'Kele y yo sabíamos: dónde estábamos. Sólo tenía que preguntarnos. Se lo hubiesemos dicho. En la selva, los sentidos se afinan, y los nuestros eran como los de la pantera. Os contaré nuestra breve y triste historia y por qué tuvimos que abandonar la tribu a causa de la escasez de rinocerontes... En primavera, con la crecida del Obembe, el jefe Afog'Utu, desposado con la bellísima Ghanga, partía con los cazadores de la tribu a la caza del rinoceronte. En la aldea quedábamos mi primo y yo, además de las mujeres, ancianos y niños de la tribu y la felina Ghanga. Una noche, mientras el jefe estaba fuera, con mis finos sentidos (que eran como los de la pantera), oí unas pisadas sigilosas (¡ eso es oído !). Me asomé a la choza, y en medio de la terrible oscuridad de la selva, pude distinguir la fugaz figura de mi primo Mo'Kele dirigirse a la choza del Jefe ( ¡ eso es vista !). Me aproximé y oí a mi primo Mo'Kele y a Ghanga jadear de pasión ( ¡eso es gusto !), me retiré discretamente sin hacer ruido (¡ eso es tacto !)... Pero al amanecer siguiente, el Jefe volvió de la cacería antes de lo previsto, pues no había caza, hallando a Mo'Kele yaciendo con Ghanga y obligándole a una vergonzosa huida, en la que le acompañé a través de Africa. ¡ Pobres de nosotros, que tuvimos que abandonar la aldea por causa de la escasez de rinocerontes !. Despues de muchos avatares, fuimos apresados por mercaderes berberiscos, pero esa es otra historia que ahora no deseo referir. Reid, pues, hombres blancos, de estos príncipes de vida azarosa y mala fortuna.

Iñigo:
No puedo intervenir porque el refrescar tantos recuerdos hace que se me nuble aún más la vista de lo que es habitual.
Como poder conciliar el sueño con unos relatos que... entiendo va a poder leer la Inspección de Hacienda e intentar investigar del origen de nuestras respectivas fortunas. Perlas, zepos y sondas romanas, ánforas, monedas de oro, etc, etc,...
Os pido más discreción en este medio y quizás poder seguir contando la historia como realmente fue delante de Cagoleta... en el Tandy o en cualquier otro sitio Atazar, Cádiz, Los Roques, La Palma o Venecia. ¿Por cierto Altair has omitido completamente la historia de aquel amigo de la Breña (No recuerdo si Alta o Baja) que también participó de los favores de Cagoleta.... ?

Cagoleta:
Sr. Manolo_g: no tuve el gusto de conocerle, pero al oírle hablar de Stefano (el notario), no puedo por menos que puntualizar algunos datos erróneos que ese gusano con piernas le facilitó. El susodicho se llevó una fuerte comisión en negro del legado de Villa Fiore, situado en la Toscana, concretamente en Florencia, y que es herencia de mis antepasados los Médicis.
Altair le untó bien la entrepierna para que influyera en mi decisión, convenciéndome de que quién como él para perpetuar mi recuerdo en cada estancia de la mansión y en cada rincón de los jardines. No la cuidó muy bien el Maese ( no le gustaba este apelativo porque se sentía mayor), y a los dos meses de la cesión un pavoroso incendio la destruyó por completo.
Nunca supe si la chamusquina fue o no provocada, pero de lo que tengo certeza es de que cobró un pastón por el seguro, que le permitió comprarse en Africa diversas posesiones y tener amarrado en Pollensa un ketch de más de diecisiete metros, con un jacuzzi instalado en el salón. Este Altair siempre tan comodón, pero encantador, educado......todo un caballero. El Capitán también tenía sus "rarezas": no se quitaba el chaleco salvavidas ni estando en tierra y llevaba siempre los bolsillos llenos de aperos de navegar y de no navegar, por si le hacían falta en cualquier momento; y cuando digo "cualquier momento".....pues también.
A veces la coyunta se hacía harto compleja, y el movimiento acompasado del tintinear de las tijeras al tropezar con un trozo de cable, que a su vez daba contra un silbato, terminando con el ruido que hacía al chocar con la brújula...daba paso a una apasionada agitación , empezando así los problemas, porque la situación adquiría a veces tintes cercanos a la violencia. Yo, sinceramente me afanaba en darle placer, pero en ocasiones se hacía difícil por la cantidad de objetos que llevaba en los bolsillos y con los que a menudo me equivocaba en medio del fragor amoroso.
El silbato, en uno de los envites se me vino a la boca y claro, como yo estaba en plenos jadeos, aquello empezó a pitar que parecía yo la protagonista de Titanic.
A todo esto la Virgen del Carmen, en forma de escapulario, dando pantocazos entre los dos, que aquello cortaba lo suyo. Y él: "Vamos Luccia, vamos Luccia, que ya está ampollando la marea".
Al final me acostumbré y aprendí a sacarle partido a la multiusos, la brújula, el silbato, etc, etc, etc. Todo puede servir para los momentos placenteros. Hacer el amor con Altair, fue......diferente y muy distraído por lo variado del material que utilizábamos en nuestros juegos.

Iñigo:
Queridos amigos: Espero que sepáis disculpar mi ausencia, pero no me sentía con fuerzas para seguir escribiendo acerca de Lucía. Ahora, con el corazón sangrando después de haber leído tantas nuevas revelaciones, han venido a mi memoria nuevos recuerdos de su historia..
La vida se compone de momentos que vamos acumulando en lo más profundo de la mente, hasta que, de pronto, sin ningún motivo aparente, fluyen de nuevo ante nuestros ojos como escenas de una ópera.
Volvíamos de un largo y placentero paseo por la finca. El día había sido bastante caluroso y decidimos sentarnos a contemplar la explosión de luz y color que el sol nos regalaba en su diaria despedida vespertina; hasta nosotros llegaba el intenso perfume de las rosas. Con ternura, reclinó su cabeza sobre mis piernas y rodeó mi cintura con sus brazos. Comencé a acariciarle los cabellos con las yemas de mis dedos; a ella le encantaba que lo hiciera. Podía notar como la tensión la invadía poco a poco. Ella, con sus manos, exploraba mi cuerpo por debajo de las ropas, haciéndome descubrir sensaciones que ignoraba que existieran; excitado, la cogí con fuerza entre mis brazos y nos dirigimos con presteza hacia su cuarto. La deposité sobre la cama, mientras ella, acelerada, se despojaba con furia de sus ropas. Desnudos, caímos entrelazados entre sus sábanas; éramos presa de una pasión desenfrenada, como si necesitáramos vivir intensamente... Aquella noche inolvidable, después de largas horas de pasión, rendidos por la intensa excitación sentida, nuestras almas alcanzaron una comunión espiritual que ya no nos abandonó hasta su muerte.
La miré con ternura; podían notarse ya los efectos de su terrible enfermedad. Tenía los ojos cerrados; una dulce expresión de paz se extendía sobre su rostro; se había quedado dormida. Despacio, con sumo cuidado, acerque mis labios a los suyos, en un leve roce, casi inapreciable.
A mi mente vinieron unos hermosos versos del poeta Ibn Al-Zaqqaq: “Me escancia con su diestra y con sus labios. A un lado y otro la embriaguez me lleva. A fuerza de apurar cáliz y boca, ya no sé, dulce amor, cuál es el vino.”
Lágrimas de gozo comenzaron a caer por mis mejillas. Pensé, ¡Dios!, cuan doloroso es sentirse enamorado y, a la vez, que maravilloso sentimiento. ¡Te amo!, le dije en un susurro... Nos dormimos juntos, abrazados...
Ahora, de nuevo, recuerdo los premonitorios versos de Jayyám: "¡Qué solo estabas, Jayyam, junto a tu amada! Ahora que se ha ido, podrás refugiarte en ella.

Continuará