Estuvimos con un grupo de amigos en Granada y, uno de los días, fuimos de excursión a La Alpujarra, y empezamos por Lanjarón, que es la entrada a La Alpujarra granadina, llamado también el pueblo del agua. Su historia se remonta a tiempos prehistóricos, pero fue bajo el dominio musulmán, cuando alcanzó su máximo esplendor. Con la llegada de los nazaríes, el pueblo se convirtió en un importante centro de producción de seda y lugar de descanso de viajeros. Más tarde, durante la Reconquista, fue escenario de feroces batallas entre moros y cristianos
Los beneficios de sus aguas fueron reconocidos hace 250 años. La falla de Lanjarón, frontera entre Sierra Nevada y La Alpujarra, permite que en los entornos próximos a la población, hayan emergido muchos manantiales. Hay 23 fuentes repartidas por todo el pueblo con versos de García Lorca y del sacerdote y poeta de Lanjarón Juan Gutierrez Padial, que reciben directamente el agua de Sierra Nevada.
El balneario de Lanjarón es un complejo de baños termales, que cuenta con seis manantiales minero-medicinales, cada uno de composición diferente. A principios del siglo XX fue punto de reunión y descanso de conocidos personajes. El edificio de manantiales se construyó en 1928.
Enfrente se encuentra la Oficina de Turismo, en cuya fachada vemos este pilar.
Ermita de San Roque, del siglo XVI, en la calle principal. La espadaña está adornada con piñas de remate y una pequeña cruz de forja.
Fuente de San Roque, a la vuelta de la ermita del mismo nombre.
Placeta de Santa Ana, es la más coqueta y típica de Lanjarón. En la hornacina, la santa que da nombre a la plaza.
Pilar en la Placeta de Santa Ana.
Iglesia de la Encarnación, levantada sobre el solar de una mezquita entre 1555 y 1560. Fue destruida luego por los moriscos y reconstruida en 1603.
Portada de la Iglesia de la Encarnación, en la Plaza Lagras.
Obelisco a Sor Joaquina, monja navarra que estuvo al frente del parvulario del internado religioso, y que fue construido por los antiguos alumnos. En el obelisco, se puede un bajorrelieve con la imagen de la religiosa.
Pilar de la Cuatro Esquinas.
Fuente del Pilar, llamada así por la hornacina que hay detrás, con la Virgen.
Ayuntamiento de Lanjarón en la Plaza de la Constitución, la principal del pueblo.
Cañón en la puerta del ayuntamiento, donado por el almirante de la Zona Marítima del Estrecho Alfonso Mosquera, a petición del alcalde de Lanjarón. Durante la Guerra de la Independencia, los lanjaronenses le arrebataron a los franceses un cañón con el que luego pudieron repeler sus ataques, y desde entonces, a los habitantes de este pueblo, se les conoce como "cañoneros". Es una pieza de artillería del siglo XVIII fabricada en plomo, y colocado aquí en el 2.000. Mide tres metros de longitud, pesa 2.700 kilos y perteneció a un buque militar.
Pilar en la Plaza de la Constitución, con un famosísimo poema de García Lorca.
La Fuente Viva en la misma plaza, representa el presente y el futuro, donde se puede ver a niños, jóvenes adolescentes y a una pareja de ancianos.
Se dice que los habitantes de Lanjarón son los más longevos del mundo. A partir de esta plaza, parte oriental del pueblo, entramos en el Barrio del Hondillo.
Nos adentramos en uno de los tres barrios más antiguos. Hacia el siglo XVI Lanjarón estaba formada por tres barrios denominados Aceituno, Azocaque y Cenete. En el Aceituno se ubica actualmente el Barrio del Hondillo. Tiene una arquitectura típica alpujarreña de construcción bereber, cuyos materiales eran la piedra, el barro, las cañas y la madera. En la época musulmana, la mayoría de las casas poseían un portal o tinao, que era común a varias casas, generalmente de la misma familia.
Son abundantes en este lugar las hornacinas de santos, y datan de la época de la Reconquista, que se colocaban para demostrar el dominio de los terrenos conquistados.
Callejuelas empedradas, casas encaladas, macetas con flores, pasadizos, fachadas con hornacinas, pilares de agua y tinaos... son las características de esta zona de Lanjarón.
Los tinaos eran pasajes construidos entre casas, que proporcionaban sombra, además de permitir ampliar el espacio de las viviendas sobre la calle. Se construían con vigas de madera.
Pilarillo del Chato
Placeta Colorá, con su fuente y su hornacina.
Como se acercaba la hora de comer, nos fuimos a Pampaneira, donde teníamos reservado el restaurante.
En primer término, Pampaneira. Más arriba a la derecha, Bubión y, a la izquierda, Capileira.
El nombre de Pampaneira procede del latín pampinus, que significa pámpano y hace alusión a las vides que la caracterizan, más el sufijo mozárabe eira, a su vez del latín arius, con el que se creó el nombre actual.
Se encuentra a 1.058 m de altitud, en el barranco de Poqueira, y en la época nazarí experimentó un importante desarrollo económico y social, basado en la industria de la seda.
Cuando el Reino de Granada se rindió a los Reyes Católicos, muchos de sus habitantes se refugiaron en La Alpujarra y siguieron durante ochenta años sus costumbres, su religión y su lengua. Eran los moriscos granadinos que aguantaron en las escarpadas montañas, hasta que Dn. Juan de Austria, enviado por Felipe II, acabó con la guerra que existía.
Pertenece a la asociación de los Pueblos más Bonitos de España.
Nos dirigimos hacia la Plaza de la Libertad.
Hay bastantes restaurantes y tiendas de artesanía.
Iglesia de la Santa Cruz
Fuente de San Antonio, frente a la iglesia. Se dice que quien bebe de ese agua encuentra pareja. No sé si beberla o no...
Campanario de la iglesia de Santa Cruz y las típicas chimeneas de sombrerillo.
Me ha sido muy difícil elegir solo unas cuántas fotos, porque todos los rincones eran preciosos.
En el lavadero árabe. Se agradecía el agua tan fresquita.
Una bonita vista desde el lavadero.
Nos metimos por unas callejuelas... Detrás de mí, un tinao.
Volvemos a la Plaza de la Libertad, donde están la mayoría de tiendas de artesanía.
Una fábrica de chocolate.
Los típicos terraos planos de color gris.
En Pampaneira también hay muchas fuentes.
Otro rincón, que me da pena no ponerlo. Es que es muy bonito.
Los tinaos forman parte de las construcciones alpujarreñas...
Así como las hornacinas.
Pampaneira está compuesta de dos barrios: el alto, donde vivían los ganaderos, ya que estaban más cerca de los pastos, y el bajo, donde vivían los agricultores. Nosotros estuvimos casi todo el tiempo en la parte alta y solo bajamos para ver una casa típica alpujarreña.
Pues esto es todo lo que dio de sí nuestra excursión a La Alpujarra granadina.
Decir que era la segunda vez que veníamos a Lanjarón, con muchos años entre una y otra, y que en las dos nos sorprendió lo mismo: probamos el agua de las fuentes, pero no nos pusieron nunca en los restaurantes una sola botella de esta marca.