12 de julio de 2009

El barco





Hemos hecho el viaje con la compañía Ibero Cruceros, en el buque Grand Mistral, barco botado en 1999, de 48.200 toneladas de peso, eslora de 216 metros, manga de 28'8, doce pisos (ocho cubiertas para el pasaje), capacidad para 1.700 pasajeros y una tripulación aproximada de 670 personas.
Vamos, que cuando lo vi me pareció enorme.
Hicimos la ruta de Venecia, Dubrovnik, Islas Griegas y Atenas.
Estuvimos en un camarote con ventana en la planta novena (la pareja de la foto es de la publicidad) A la derecha al entrar estaba el baño y una cómoda, y a la izquierda la caja fuerte, un mueblecito, el frigorífico y los armarios.
En la cubierta once estaban las piscinas, los jacuzzis, la zona de animación, algunos bares, el buffet, la pizzería, la freiduría y las hamacas. En la popa había una terraza muy agradable, donde se podía uno sentar y comer lo que quisiera, mientras veíamos la estela que iba dejando el barco.
Sólo utilicé la piscina dos días porque no me daba tiempo a estar en todos los sitios a la vez, pero fue muy divertido porque el equipo de animación nos amenizaba las mañanas con la enseñanza de ritmos latinos, y había un cubano llamado Niko, con el que me mondaba de risa.
Teníamos el segundo turno de cena, en el comedor Mallorca, el de la foto con los camareros. Todos sumamente complacientes y encantadores, nos servían a la carta unos menús dignos de los mejores restauradores del mundo. Recuerdo con especial cariño a Benito y a Edwars, así como al maître Joao.Para desayunar íbamos al buffet de la planta once, donde se nos hacía dificilísimo elegir porque todo era buenísimo y con una presentación fantástica. Alguna vez también comimos allí.
El responsable de que me haya venido con tres kilos más es español, aunque no recuerdo su nombre, pero es el que está al frente de la cocina.
Que conste, que la hamburguesa era de verdad y olía de muerte.
Cada día se nos servían platos internacionales, entre ellos, los típicos de los lugares por los que íbamos pasando.
Mientras el primer turno cenaba, los del segundo íbamos al teatro y nos lo pasábamos muy bien con los espectáculos tan cuidados y bonitos que nos ofrecían.
Desde luego, para los muy comilones debe ser una gozada estar en un sitio así, porque pueden estar todo el día comiendo: El buffet del desayuno, a media mañana otro tanto, a mediodía comida hasta que te hartes, por la tarde el buffet de la merienda (qué buenas las tortitas con nata), la cena otra comilona y a media noche los snacks. Aparte, todo el día funcionando la pizzería con todo tipo de pasta y la freiduría.
El barco cuenta, aparte del teatro, con un salón muy grande que también tiene escenario, con un piano bar, otro café con música intimista, la discoteca y el Café Gijón, que es donde me iba yo todas las noches a bailar salsa con la Banda Emociones.
Tiene gimnasio, casino, salones para fumadores de puros, para jugadores, zona deportiva, infantil con la piscina para los peques, y para el que quiera, masajes, peluquería, lavandería, tiendas...........................
Todas las noches nos dejaban en la habitación el diario de a bordo del día siguiente, con la información sobre las excursiones, las actividades previstas, un resumen del sitio donde atracaba el barco y la propuesta de ropa, porque una noche hubo fiesta de disfraces, otro día ibicenca, y otra noche de gala. Los demás días la ropa era informal, y sólo en la cena nos vestíamos algo más.
Tiene una cubierta VIP, que es la diez, con su propio restaurante.
Y para los miedosos, decir que no se nota nada el movimiento, apenas un día, pero casi nada, ya que las copas en la mesa ni se inmutaban.
La agencia de viajes nos regaló un pack de bebidas a cada uno, porque en los cruceros sólo entra la comida, y nos sobraron todavía tickets.
Quizás lo que menos me gustó es que intentan todo el tiempo que te gastes el dinero en lo que sea: excursiones, fotos, bingo, casino, cócteles, capitán....................pero claro, ahí entra la economía de cada uno, y el bolsillo manda.
El barco programa todos los días su excursión, que suele ser bastante cara, pero a poco espabiladillo que sea uno y la información que se pueda coger de internet, se pueden hacer por libre perfectamente.
En cuanto salimos a navegar, hicimos el simulacro de naufragio y me reí lo mío viendo a algunos ponerse el chaleco.
En fin, que hemos quedado muy contentos con esta compañía, porque lo tienen todo muy organizado, desde viaje y traslados a estancia, y no descartamos subirnos al barco por segunda vez en otra ruta.
Lo próximo que escriba, la escala de Venecia.
Estoy aclarándome con las fotos, ya que son más de 1.800 las que hemos hecho y tengo un caos considerable, pero poco a poco las iré subiendo.