26 de julio de 2009

Corfú

Kalinijta a todos, o lo que es lo mismo, buenas noches en griego. Os invito a un kumquat.

Corfú es la primera isla griega que visitamos y a pesar de ser un sitio bonito y cargado de historia, es quizás la que menos huella me ha dejado.
Al llegar en el barco sorprende su vegetación exuberante y sus fortificaciones, que le dan la imagen inconfundible de un sitio codiciado por muchos países que la hicieron suya en distintas etapas. Cosmopolita, tiene una mezcla de estilos arquitectónicos dificiles de encontrar en otros lugares. Es francesa, inglesa, veneciana, bizantina, y está considerada la isla griega de mayor tamaño del Heptaneso. Patrimonio de la Humanidad desde 2007.
La Fortaleza Vieja la construyeron los venecianos, y la Nueva los ingleses, estando entre las dos la ciudad antigua.
Al salir del barco giramos a la izquierda y nos dispusimos a ver Corfú, aunque para ello anduvimos por espacio de una media hora, hasta que encontramos una de las entradas a la Fortaleza Nueva, y que luego comprobamos que no era por la que teníamos que haber entrado. Nuestra intención era empezar el recorrido por la Puerta Spilia, pero lo hicimos por una carretera llena de coches que nos condujo hasta un mercado. Ni corta ni perezosa me dirigí a un pescadero y le pedí que por favor me dijera el sitio donde me encontraba, según el plano que llevaba. Me miró, se enfadó y yo creía que me daba con la merluza que llevaba en la mano. Entonces le pregunté a uno que vendía calcetines y que estaba rodeado de mujeres, y la reacción fue la misma. Guardé la hoja de traducción que llevaba y les mandé en un perfecto español a donde me apeteció. ¡Qué antipáticos, por Dios! Los corfiotas que encontramos no fueron nada amables con nosotros.
Seguimos andando, aunque no sabíamos dónde nos encontrábamos, ya que no entendíamos nada de griego, y las calles, qué casualidad, je, je...........tenían los nombres escritos en esta lengua, que no había forma de descifrar.
Por fin encontramos una persona normal que nos ayudó y nos dijo que nos encontrábamos en la calle Theotoki, lo cual nos alegró infinito porque era a donde queríamos ir, pero la cosa no estaba clara y es que hay dos Theotokis: Nikiforos y Georgios, y estábamos en esta última. Seguimos callejeando y llegamos por Vulgareos hasta la Explanada, que es la plaza más grande de Europa.
Para entonces ya llevábamos varias bolsas con todo lo que habíamos comprado.
Nos fuimos a pasear al Listón, que es como estar paseando por París. Aquí vivían los franceses acomodados en tiempos de la ocupación, y luego entramos por la calle Spiridon, que estaba repleta de comercios de lo más variado. En la esquina nos metimos en un sitio de productos típicos y compramos el famoso kumquat, que nos pusimos morados probándolo, jabón de aceite de oliva, uvas dulces y otros productos. Había muchas joyerías aunque se veía el oro muy bajo.
La Fortaleza Vieja la teníamos a la derecha de la Explanada, pero no estuvimos dentro.
Vimos la Iglesia de San Spiridon, con sus iconos, y en la puerta mucha gente poniendo velitas.
Torcimos por la calle Filarmonikis y nos paramos en una plaza a tomarnos unas cervezas, las de la foto, que estaban horriblemente malas, y volvimos callejeando al Listón, entre la locura de las tiendas y la gente.
Nos hicimos fotos ante la Puerta de San Nicolás y vimos el Museo de Arte Asiático, que era el antiguo Palacio Real, mirando ya el reloj para no demorarnos en la vuelta, y decidimos hacerlo por el Paseo Marítimo, hasta el puerto.
Paseando pudimos ver unas vistas increibles de la Fortaleza Nueva, algunos museos como el Antivounionista, el Bizantino o el de Dionysios Solomos, e iglesias como la de Spileotissa, pasamos por la Libreria Municipal y la residencia Kapodistrias.
Muy cansados, llegamos al barco a la hora de comer y desde allí disfrutamos de la maravillosa vista que desde lejos nos ofrecía esta isla, que si bien no es un sitio al que volvería, sí que me permitió pasar una mañana divertida, aunque excesivamente metida en compras.
Si tuviera que quedarme con algo de Corfú, sin dudarlo sería con su ajetreada historia.

Paseo marítimo con los barcos al fondo.

Fortaleza nueva, desde el paseo.

Museo de Arte Asiático, antiguo Palacio Real.

Vista de la Fortaleza Nueva, en compañía de unos amigos.

Puerta de San Nicolás, delante del Museo de Arte Asiático.

La Puerta de San Nicolás, desde El Listón.

Fortaleza Vieja. Esta foto la he cogido de internet, como se puede apreciar.

Paseo en coche de caballos. Salen de la Spianada, y juro que no conozco a los ocupantes, pero les mando un saludo por si lo ven.

En El Listón, yo filmando para variar un poco. Estaba de la cámara hasta el moño. Con el calor que hacía, y yo llevaba la correa al cuello que me ahogaba. ¡Ah! Estoy con mi amiga Dora.

Una frutería en la calle. Había unos calabacines rarísimos.

Una tienda de iconos.

Dos popes, entrando simétricamente en un coche. Me hizo gracia la foto.

Una callejuela en la que "se ve" el nombre de la calle. Dios mío, qué mal llevé ésto.

Una calle muy comercial. Creo que era Filarmonikis. ¡Toma ya!

La cerveza más horrible del mundo es la de la foto. Y eso que la cogimos con una sed y un calor que nos habría sabido a gloria cualquier líquido frío.

Esponjas naturales, algo muy típico de aquí.

La calle Spiridon al fondo.

Estanterías repletas de kumquat. Es un orujo de mandarina riquísimo.

Una placita que no sé cómo se llamaba.
Imagino que todo el que haya ido a Corfú, se habrá quedado extrañadísimo de la altura a la que tienden la ropa. Da vértigo ver los calzoncillos tan altos.

Esta plaza es preciosa.

La Fortaleza Nueva vista desde el Paseo Marítimo. Tiene su nombrecito, pero en esta isla me rendí con el alfabeto griego.

Volvemos al barco para salir de la isla y proseguir nuestro crucero. Nuestra próxima escala será Heraklion.