18 de julio de 2009

Venecia

Nuesta primer escala ha sido Venecia y me preparé a conciencia la excursión, segura de que iba a encontrarme con algo especial, único en el mundo.

Llegamos el lunes por la tarde y ya me llamó la atención desde el avión el paisaje pantanoso que la rodea, así como la vista tan bonita que desde el aire nos ofrecía la ciudad. Una maraña de canales (170) entre los que se distinguía sin posibilidad de error el grande, el Gran Canal, pero hasta el otro día no nos adentraríamos en su ajetreado bullicio.

Venecia es la capital de la región de Véneto y está situada sobre un conjunto de 120 islas en el mar Adriático, unidas por 450 puentes.

En primavera y otoño suele sufrir inundaciones que le dan otro aspecto a la Plaza de San Marcos, la parte más baja, ya que los turistas que prácticamente la llenan a diario, se ven obligados a ir en fila india por una pasarela de madera .

Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, además de por su singularidad, por la variedad de estilos y decoracion de sus palacios, edificios oficiales e iglesias, que hacen de ella un sitio donde disfrutar admirando desde la edificación más lujosa, hasta la callejuela más pequeña. Todo aquí tiene un encanto especial.

No voy a entrar en la historia, porque se haría muy largo el texto, pero baste decir que ha sabido aprovechar todos los cambios ocurridos en occidente, por lo que no ha conocido periodos de decadencia. El poder que ostentó atrajo a pintores y arquitectos, que hicieron de ella un lugar único.

El Dux, o gobernante de Venecia, tenía su residencia en el Palacio Ducal en la Plaza de San Marcos, y era obispo de la Iglesia Católica.

Está dividida en sestieres: Canareggio, San Polo, Castello, Dorsouro, San Marcos y La Giudecca. La isla de La Giudecca rodea Venecia por el sur.

El "Kilómetro del arte"está al final del Gran Canal y se llama así debido a los museos que se encuentran en esa zona: en la Punta de la Aduana se halla el museo propiedad de François Pinaut, la Fundación Vedova en el Almacén de Sal, el Guggenheim en Ca'Vernier dei Leoni y la Galería de la Academia.




También es conocida por su famoso Carnaval, en el que los participantes llevan máscaras muy elaboradas y ricas.


Algunas de las islas más grandes son Murano, Burano, San Giorgo il Maggiore, La Giudecca y la de San Michele, que es el cementerio. Me contaron que los entierros se componen de cuatro góndolas, más la del difunto.

El Gran Canal que la atraviesa tiene casi cuatro kilómetros de largo, 30 a 70 de ancho, y una profundidad de 5 metros. Lo cruzan cuatro puentes: el de La Constitución, que es el que ha hecho Calatrava y que no me gusta nada, Los Descalzos, Rialto y La Academia.

Los transportes es quizás lo más difícil de aprenderse en esta ciudad, porque los precios cada cual los pone a su antojo, excepto en los oficiales. Hay taxis a unos precios astronómicos, traghettos, que son las góndolas viejas y que sirven para cruzar de una orilla a otra el Gran Canal y que valen 1 euro, las góndolas también super carísimas, los alilagunas a 12 euros y los vaporettos a 6, que es el precio establecido. También se pueden sacar abonos para uno, dos o más días, según convenga.

Información y plano en mano, nos dirijimos temprano desde la terminal marítima a la Plaza de Roma, que hay un buen trecho, donde tomamos un vaporetto de la línea 1 que nos llevaría al centro para comenzar nuestra aventura en Venecia. No dábamos abasto a mirar todas las maravillas que pasaban ante nuestros ojos: palacios con unas decoraciones bizantinas preciosas, edificios neoclásicos, iglesias renacentistas, fachadas góticas, los puentes, el bullicio y la cantidad de embarcaciones navegando por el canal, hacía que no nos diera tiempo a disfrutar de su contemplación, pendientes de plasmar en la cámara de fotos o la de vídeo, tanta belleza.

Ya en la Plaza de San Marcos nos pareció mentira encontrarnos allí delante de la Basílica, a la que no pudimos entrar debido a la cola que había para acceder al interior, pero contemplamos su decoración y recordamos lo que alguien nos había dicho: "Los mercaderes, cuando hacían un buen negocio, pagaban un tributo que consistía en traer regalos para embellecer San Marcos, y de ahí la variedad de estilos y materiales". Las procuradurías sólo las vimos por fuera, pero sí que accedimos al Palacio Ducal, que nos dejó impresionados porque viéndolo se comprende el poder que antaño debió de tener esta ciudad, aunque tuve una experiencia no muy grata, ya que al bajar a las mazmorras, entre lo desagradable de lo que veía y el calor y la humedad sofocante, me entró claustrofobia y tuve que salir corriendo hasta el Puente de los Suspiros para volver al Palacio. No pudimos disfrutar mucho de este sitio, que daría para estar como mínimo una mañana entera, ya que nosotros debíamos ver muchas otras cosas antes de volver al barco al mediodía.


Siempre creí que el Puente de los Suspiros era algo concerniente a los enamorados, y resulta que se llama así porque los presos pasaban por él desde los calabozos al Palacio para ser ejecutados, y se les oía llorar.

Nos hicimos fotos en las columnas y delante del Templo, filmamos la Casa del Reloj y el Campanile, y nos preparamos para callejear a pie o en barco.

Fuimos a la parada de góndolas y alquilamos una al módico precio de 80 euros los 30 minutos. Como éramos cuatro, tuvimos que esperar a que alguna parejita anduviera suelta y se quisiera montar con nosotros, y ya entre seis resultara más llevadero el precio. Así lo hicimos y nos adentramos en las callejuelas, donde había prácticamente atascos de góndolas, pero es lo que más me gustó. Pasaba rozando las paredes al milímetro y aunque nuestro gondolero no cantaba, nosotros hicimos algunos gorgoritos con O Sole Mio. Las llevaban decoradas más bien feas, porque en algunas las sillas parecían para los muertos, de tan tétricas, y otras con dorados para aburrir, pero cumplimos con la tradición como queríamos, aunque a veces nos venía un olorcillo muy sospechoso. Vimos cosas muy curiosas, por ejemplo una boutique, de la que he puesto una foto, puertas donde el agua llegaba arriba de los escalones, unas crucetas para sujetar las paredes y sobre todo las interrogantes que nos quedaron de cómo pueden vivir ahí las personas, porque luego, al andar por las calles, salía un olor a humedad de las casas, que personalmente me haria difícil la estancia en un sitio así.

Receso para tomar una cerveza, y a seguir, que el tiempo estaba escaso.

Yo quería ver la escalera de caracol del Palacio Contarini, y estaba muy escondida. Llegamos a Campo Manín y allí pregunté en una tienda, en la que me guiaron por una calle estrechísima hasta el palacio. La escalera, gótico renacentista, es una preciosidad y en ella se rodaron imágenes de Casanova. El palacio no está en muy buen estado.

Otra cosa que quería ver era La Fenice, el teatro que ha sufrido varios incendios y que como el Ave Fénix, renace siempre de sus cenizas. Me dejó bastante fría porque esperaba una fachada más bonita que la que tiene, pero me conformé pensando en la gente tan importante que habría cantado allí.

Más calles, más plazas, y ya el vaporetto de regreso, disfrutando de las vistas y de las cosas insólitas que pasaban delante nuestro, como el barco de los bomberos, el de la basura y otros con materiales de obras o transporte de mercancías.

Llegamos a la Plaza de Roma, y andandito de vuelta al barco, pero nos acordaremos siempre de esa ciudad calurosa y húmeda, que descubrió para nosotros toda su belleza.

Plano de Venecia. Tiene forma de pez y la isla de la derecha, en negro, es el cementerio. La Giudecca, abajo, y al oeste la estación de trenes y la terminal marítima.


Vista aérea de Venecia. Abajo a la derecha La Salute y se puede distinguir fácilmente la "S" que forma el Gran Canal, por los palacios que hay en sus orillas.


Esta vista de la ciudad no es muy habitual, y la he sacado de internet para que se vea cómo se inunda la plaza en "acqua alta", y cómo los turistas tienen que ir andando por las pasarelas.
Isla de San Michele, que es donde está el cementerio.


Iglesia del Redentor, en La Giudecca


Esta máscara pertenece al Palacio Ducal y es una especie de buzón donde la gente echaba por la boca un escrito con sus quejas, que iban a parar a un cajón para que lo supiera el Dux.


Iglesia de San Giorgio il Maggiore, en la isla del mismo nombre, a continuación de La Giudecca.


Iglesa de San Stae, en el Gran Canal


Escalera de caracol del Palacio Contarini, de estilo gótico renacentista.


Iglesia de los Descalzos, o Santa María de Nazaret, junto al puente del mismo nombre.



Teatro de La Fenice


Al fondo y en el centro, el Palacio Salviati, que alberga la exposición de la familia de vidrieros de Murano, y de ahí el mosaico de cristal que decora la fachada.



A la izquierda, el Palacio Giustinian. Al lado, aunque no se ve en la foto, está Ca'Foscari, con la misma decoración, y que junto al otro, es la sede de la Universidad de Venecia.


En tercer término, el Palacio Corner-Spinelli


En rojo, el Palacio Bembo


A la derecha, Fondaco dei Tedeschi, actual central de correos.


Escultura a las puertas de Palacio Grassi. Museo que alberga grandes exposiciones.


Ca'Foscari


Ca'Darí0, el de los rosetones, palacio con un pasado negro ya que una maldición hace que mueran dentro todos sus propietarios.


Fachada del Ayuntamiento



Gran Canal. A la izquierda el palacio Contarini dal Zaffo, y al fondo el Puente de la Academia.


Palacio Ca' Vernier dei Leoni, sede del Museo Peggy Guggenheim.


Punta de la Aduana, alberga un museo de pintura.


Iglesia de La Salute, al lado de la Aduana. Sus cimientos son pilotes de madera y se construyó para dar gracias a la Virgen por haber librado a Venecia de la peste.



Ca'Pesaro, actual Galería de Arte Moderno. Como no la fotografié, la he sacado de internet.



Ca'D'oro, sede de la Galería Franchetti. Ejemplo de gótico veneciano


El Gran Canal desde la góndola.


Palacio Grimani (el de piedra blanca).


Atraque de góndolas en el Gran Canal



Gran Canal


A la salida de Ferrovía


Gran Canal


Puente de los Descalzos. A la derecha la cúpula de San Simeone el Piccolo.


Desde el Puente de Rialto.


Boutique en un pequeño canal


Góndolas desde un puentecillo.


Aquí subimos a la góndola. 80 euros los 30 minutos.


Recorriendo los canales más recónditos.



Más paseo. Con lo que costó hay que amortizarlo.


Puente de los Descalzos, en la parada del vaporetto de Ferrovía.


Pasando bajo el Puente de la Academia. Al fondo a la derecha, La Salute, próximos ya a San Marcos.


Puente de Rialto. Una carga-descarga muy peculiar. Este puente se alza sobre 600 pilotes de madera.


En el Puente de Rialto, con unos amigos.


Las tiendas del Rialto.


El basurero.


Antonio con uno de los leones de un lateral de la Basílica de San Marcos.


Vista aérea de Venecia con la Plaza de San Marcos en primer término.


Patio del Palacio Ducal. Una belleza.


Una de las mazmorras del Palacio Ducal.


Camas en las mazmorras.


Antonio en una ventana que da al patio del Palacio Ducal.


Artesonado de la escalera del Palacio Ducal. En el interior no pudimos fotografiar.


Una figura del patio




Vista aérea de Venecia en la que se aprecian muy bien los canales.


Vista aérea de un crucero saliendo por el Canal de la Giudecca, igual que lo hicimos nosotros.


Guardaremos para siempre los recuerdos tan maravillosos que esta ciudad nos ha dejado y prometemos volver para ver con más tranquilidad, sin estar pendientes de fotografiar o filmar, todo lo que nos ha quedado por ver, y disfrutar de lo que ya conocemos.


Hasta siempre, Venecia.