Bajamos por la calle São Bento da Vitoria.
Al final de la calle encontramos la Parroquia Nuestra Señora da Vitoria. En Oporto hay iglesias por todas partes.
Vemos el Duero y al otro lado, Vila Nova de Gaia, donde están las bodegas de vino de Oporto.
Ahora distinguimos las torres de la Catedral y el Palacio Episcopal, asi como el Puente Don Luis I. Había algo de bruma y cuesta ver con claridad a lo lejos.
Vamos bajando hacia la Ribeira
Este será el barco que nos lleve a hacer el paseo de los seis puentes, pero ahora está ya lleno.
La plaza vista desde la orilla del río. En el centro hay una fuente que en principio tenía vacía la hornacina, pero se les ocurrió poner aquí un San Juan de dudoso gusto. Es de las plazas más antiguas de la ciudad, y hay documentos sobre ella que datan del siglo XIV.
Cafeterías y casas de la Ribeira.
Junto al Don Luis I, arriba, se ve el Monasterio da Serra da Pilar, con su iglesia circular, el claustro y el convento. Es también un magnífico mirador.
Puente do Infante, que es el más nuevo.
Puente de D. María Pia, que fue la primera conexión en tren de las dos riberas, construido por el taller Eiffel. Actualmente está en desuso.
Puente de San Juan. Por él solo circulan trenes.
Damos aquí la vuelta y vamos hacia el Puente do Arrábida. Este edificio es la antigua estación de Oporto: Alfàndega do Porto.
Puente do Arrábida, construido en 1963 para aligerar el enorme tráfico del Don Luis I y del Infante. Entonces se consideró el mayor del mundo hecho de hormigón armado.
En la orilla podemos ver la trasera de la Iglesia del Cuerpo Santo de Massarelos.
Casas típicas de la Ribeira
Postigo do Carvão, única puerta de la muralla medieval de Oporto, que aún se conserva. Se entra por la Ribeira.
Capilla Nuestra Señora de la O, en el Largo do Terreiro.
Una preciosa fachada.
Vamos a subirnos por la Calle de las Flores.
El Palacio de las Artes. En esta plaza nos tomamos unos gin tonics que eran auténticas obras de arte también.
Por la Rua das Flores
Iglesia de la Misericordia.
Fachadas muy bonitas y cuidadas en toda la calle. O casi, jeje...