En la Plaza do Carmo cogimos el tranvía 22, que conserva el aspecto de los antiguos medios de transporte de Portugal, e hicimos un recorrido turístico a través de las calles de la ciudad.
Palacio de La Bolsa. A la izquierda, la Iglesia de San Francisco.
En los jardines, estatua de Don Enrique
Es un palacio precioso, pero tuvimos la mala suerte de coincidir con un evento, por lo cual los salones estaban cerrados.
Iglesia de San Francisco. Muy bonita, pero con una falta enorme de mantenimiento.
A la derecha, la entrada. A la izquierda están las taquillas y las catacumbas.
Es realmente alucinante la riqueza de su interior.
Catacumbas
Fue un cementerio privado.
Comimos en Postigo do Carvalho
Un arroz caldoso de marisco, con más tropezones que arroz. Espectacular.
Cogimos el funicular que hay frente al puente y nos fuimos a descansar.
Por la parte superior del Puente Don Luis I, pasa el metro. Hay también acceso para peatones y las vistas son magníficas.
Al final del puente, en la parte de Gaia, se puede coger el teleférico, que baja hasta el paseo donde están las bodegas.
Escalas do Codeçal
Estas escaleras creo algo necesario de visitar. Están justamente debajo del puente y, cada vez que pasa el metro, que es más o menos cada 5 minutos, el ruido es ensordecedor y tiembla el suelo. Parece imposible que alguien pueda vivir en este sitio.
Por fin llegamos a la zona del río.
Nos gustó Oporto por su belleza y por ese aire decadente, que también tiene su atractivo.