11 de noviembre de 2023

Peñíscola (Bajo Maestrazgo Castellón)

 

Este año la reunión de antiguos guineanos ha sido en Peñíscola, municipio de la Comunidad Valenciana en la costa norte de la provincia de Castellón, en el Bajo Maestrazgo. Forma parte de la red de los Pueblos más Bonitos de España y es conocida como "La ciudad del mar". El casco histórico está unido a la fortaleza templaria mediante un istmo.

Las murallas la rodean por completo, encontrándose en su interior el famoso castillo del Papa Luna, la ermita de la Virgen de la Emeritana, la iglesia de Santa María, el Parque de Artillería,  y el centro histórico de Peñíscola, plagado de tiendas y restaurantes. 

En la imagen, arriba el castillo y, adosada a él, la iglesia de la Virgen de la Emeritana. En la muralla, de derecha a izquierda, el baluarte del Calvario, el de Santiago con su garita, el bastión de los Fosos y la batería de San Fernando. Delante del bastión de los Fosos se puede ver la Porteta, que son los restos del antiguo puerto medieval. A la izquierda, arriba de los baluartes, el Parque de Artillería.

Empezamos nuestra visita a los pies del castillo, en una plaza con un ancla y el escudo de la ciudad.

Batería de Santa Ana, antiguos lavaderos.

Fuente de la Pechina en la muralla de Felipe II, con la inscripción: "Reinando Felipe II, rey óptimo, máximo de las Españas y de las dos Sicilias, de Jerusalén y del mundo occidental. Año 1578.

En la plaza de toros, estaba todo preparado para empezar el festejo. Mi Antonio posó en el balcón de honor.

Yo, inspeccionando el ruedo...je...je...

En la plaza está la Puerta de Santa Ana, una de las tres por las que se accede a la muralla. Sobre ella una inscripción haciendo saber que fue abierta reinando Fernando VI, monarca español invicto. Año 1754.

Subimos por la rampa de Felipe II, pero no entramos por aquí al castillo, porque nos apetecía primero ver el casco histórico. A la izquierda, la batería alta del Olvido, con la Puerta del Fosc al fondo y, de frente el Balcón de Pilatos, con su garita.


   Subimos por estas escaleras dispuestos pasear. A la izquierda, la batería del Calvario.

Casa de las Conchas. En la década de los cincuenta, una pareja de vecinos comenzaron a colocar las primeras conchas en la fachada. Ella fue la primera guía de Peñíscola.

Mi Antonio en un bonito rincón.

Fachadas muy bonitas y todo puesto con mucho gusto.

El Bufador. Un agujero en la roca que conecta con el mar y por el que sale la espuma de las olas como si fuera una olla a presión. Pero el día que fuimos el mar estaba en calma y no pudimos ver la espectacular salida del agua.

Museo de la Magia Yunque.

Habían sido las fiestas de la Emeritana y aún estaban las colgaduras en los balcones.

Tienda, tiendas y más tiendas. Va siendo hora de entrar al castillo.

Pero antes, una cerveza que hacen aquí de alcachofa. Se llama Badum en referencia a la torre medieval Badum que hay en la Sierra de Irta.

La entrada al castillo. A la derecha la oficina donde se compran las entradas. Se ve a la detrás la parte superior del faro. Está construido sobre una antigua alcazaba.

Entrada al castillo. Sobre la puerta hay un friso con el escudo de la Orden del Temple, varios de cardos, en referencia a Berenguer Cardona, penúltimo maestre de la Orden, y los escudos de rayas, del Comendador de Peñíscola, Arnaldo de Bañuls.

El Zaguán. El Cuerpo de Guardia a la derecha. Las Caballerizas y el establo enfrente. Escaleras de acceso al Patio de Armas y dependencias superiores.

Las Caballerizas.

 Cuerpo de Guardia.

Vamos hacia el Patio de Armas.

A la izquierda se ve la parte superior de la Torre del Homenaje.. A la derecha, la entrada al Salón Gótico. Las escaleras llevan a las estancias pontificias, pero estaban cerradas.

De frente, la iglesia basilical.

Basílica templaria. El Papa Luna Benedicto XIII se trasladó en 1411 a Peñíscola, convirtiendo el castillo en su palacio. La Basílica de los Templarios fue utilizada por Benedicto XIII y su sucesor Clemente VIII, como basílica pontificia.
 

 
Báculo y cáliz del Papa Luna


 Placa a la entrada de la iglesia colocada por los universitarios de Zaragoza, en recuerdo del quinto centenario de la muerte de Pedro de Luna.
 

Salón Gótico o del trono. Es la sala más importante y se accede a ella por unas escaleras. En la puerta de entrada, los cardos que hemos visto en la entrada, de Fray Berenguer Cardona.

En el otro extremo del Salón Gótico, el escudo del Papa Luna.


 La Cocina, junto al Salón Gótico.

Habitación de la Cisterna.

Iglesia de la Virgen de la Emeritana, desde el castillo. La Avenida del Papa Luna al fondo.

El faro, junto a la Torre del Homenaje. El faro es del siglo XIX, tiene once metros de altura y alcanza su luz hasta veintitrés millas náuticas. Está habitado y no se puede visitar.

Vista del adarve desde el Patio de Armas.

Antonio disfrutando con sus fotos.

La playa llega hasta la vecina Benicarló.

Subida a la terraza. Debajo de la escalera se han habilitado los servicios.

Estudio del Papa Luna, donde fue envenenado, pero no murió entonces.

Otro aspecto del estudio, con sus ventanales al Mediterráneo.

Al  salir del castillo, foto para el recuerdo con el Papa Luna. Una escultura en bronce, obra de Sergio Blanco. Ahora nos vamos al Parque de Artillería.

El Parque de Artillería es un jardín muy agradable de recorrer y donde se puede descansar, con unas vistas preciosas.

Maqueta de la fortaleza.

Mi Antonio junto a la garita del baluarte de Santiago.

Vamos hacia el Polvorín. Antes pertenecía al castillo y en la Edad Media su función era de aljibe templario. En el siglo XVIII se transformó en el almacén de pólvora.

Entramos, pero vemos que hay una exposición.

Escudo de la Torre de Badum y de Felipe II.


 Iglesia parroquial de Santa María. Aquí celebró pontificales el Papa Luna y su sucesor.

Iglesia de la Virgen Eremitana, patrona de Peñíscola, junto a la muralla.

Otro día nos fuimos a pasear y montamos en el trenecillo turístico.

Y vimos Peñíscola desde el otro lado. 

¿Nos gustó la ciudad? Sí. La península donde se encuentra el castillo y el casco antiguo es preciosa. El resto me pareció como cualquier otro lugar de la costa. Playa, bares y gente por todos sitios. 

Y una anécdota final: Benedicto XIII, el Papa que participó el Cisma de Occidente, no quería de ninguna forma dejar el pontificado y se recluyó en el castillo de Peñíscola, terco, muy terco,  manteniéndose en sus XIII hasta la muerte. De ahí viene lo de mantenerse en sus trece.