Un parque de cuento de hadas, fruto de un fracaso urbanístico. El conde Güell proyectó convertir la falda de la montaña en una urbanización de lujo, y encomendó la obra a Gaudí. Serían 60 las parcelas, que en terrazas, tendrían unas vistas privilegiadas sobre la ciudad de Barcelona., pero la lejanía con el centro de la urbe y el inicio de la Primera Guerra Mundial, frenó las ansias de la burguesía barcelonesa por instalarse aquí. Solo se edificaron dos casas: la de Trías y la de Gaudí. Güell ya vivía aquí. Como curiosidad, eligieron el nombre en inglés: Park Güell