11 de octubre de 2011

¿Dónde están los indios?

He comprado para mis nietos la serie que TVE emitía de Espinete en el año catapún (qué lejanos me parecen ya los catapún), y el pobre puercoespín se ha quedado muy pasado de moda, no ya por las vestimentas de los protagonistas, que también, sino porque muchos temas de los que aborda la serie, hoy día serían como dicen muchos iluminados, políticamente incorrectos. En uno de ellos sale el animalito en cuestión con sus plumas, su tienda y una cacerola a modo de tam-tam, emulando a Toro Sentado, por poner un ejemplo, y yo me pregunto . ¿Qué ha sido de las películas de indios? Mis nietos no saben lo que es un fuerte, un piel roja o el séptimo de caballería. ¿Por qué ya no hay películas con ese tema? A mí me gustaban y a mis hijas también. Y muchos niños han crecido jugando con un fort comanche. ¿Quizás porque los indios salían siempre perdiendo? Pues a los blancos les atizaban de lo lindo cuando los cogían y colgaban de los árboles sus cabelleras. Entraban a saco en los fuertes matando a todo bicho viviente, entre ellos siempre a la mujer del comandante, y se llevaban algún niño prisionero. Y entonces se divisaba el séptimo de caballería, que no sé por qué se llamaba séptimo y no cuarto o quinto, y todos empezábamos a dar patadas al suelo y a hacer palmas, implicándonos en la película como posesos, con las lágrimas en los ojos, porque habían logrado rescatar a la hija del capitán. Esas tomas, con el batallón encabezado por el corneta y el de la bandera pasando por una pradera, y a lo lejos una montaña de la que empezaban a asomar indios por un tubo con el consiguiente terror de todo el patio de butacas, y siempre la primera flecha iba a parar al más joven, alertando a los militares y batalla que te crió. Pero siempre el ataque de los indios venía por un arreglo de cuentas entre dos malos de cada bando, y el jefe de la tribu, que siempre era buenísimo pero indio al fin y al cabo, muy a su pesar no tenía otra opción que atacar porque así se lo exigía su pueblo. Esas diligencias cuyo conductor acababa siempre con una flecha espachurrado encima de los caballos, y en las que a menudo iba un médico que sacando un maletín negro se afanaba por salvarle la vida, parecían de la señorita Pepis, por lo mal hechas que estaban, que se desbarataban enseguida. Primero una rueda, luego la otra, y a tomar por saco el cochecito. ¿Y los poblados? Tiendas donde ellos pasaban el día pintándose y afilando sus flechas, mientras ellas cuidaban de su casa y de sus hijos, iban a por agua, hacían la comida, tejían la ropa, repasaban las plumas del marido, cuidaban con pócimas a algún prisionero que naturalmente siempre se les ponía bueno en ná de tiempo... pero lo hacían todo con muy mala cara, que mira que tenían el semblante desagradable. A lo mejor estaban hartas, pero cualquiera se rebelaba. ¿Quién de anteriores generaciones (a las de ahora ni mentárselos, no sea que les inculquemos malos ejemplos... jejejejejejej) no recuerda a Toro Sentado, Cochís, Colmillo Blanco y otros míticos pieles rojas? ¿Y las señales de humo? Encogido se nos quedaba el corazón, cuando las veíamos. Todos los niños tenían entre sus juguetes algún fuerte y figuritas de plástico de los protagonistas de estas películas. ¿Por qué ya no se ven? Intento que mi nieto me imite haciendo el uo, uo, uo uo, uoooooo de los indios y se me queda mirando como diciendo "Qué cosas tan raras hace mi abuela". ¿Acaso incitan a la violencia? Aquí léase la carcajada de una servidora. Anulamos de los juguetes de los niños estas cosas, las pistolas, los rifles... y tenemos la sociedad más violenta que yo haya conocido. Me lo expliquen, por favor.