Cuando visitamos Palermo en la anterior ocasión, despedí la entrada con esta frase: "Un sitio para recordar pero... para no volver". Pues volví, y creo que ahora he entendido más esta ciudad, tan llena de historia.
No es lo mismo recorrer los sitios con guías, que te obliga a llevar un recorrido pactado, que patear las calles, pararse donde a uno le apetezca, convivir con la gente... Todo tiene su pro y su contra, pero en este caso, como ya habíamos visto dos de las cosas que más tiempo nos llevaban, pues disfrutamos de nuestro recorrido, que quizás era mejorable, pero que a nosotros nos supo a poco.
La vez anterior visitamos Monreale, a ocho kilómetros de Palermo, y nos quedamos maravillados de su imponente iglesia. También entramos en las Catacumbas de los Capuchinos, y se nos heló la sangre al ver las momias. Ahora entramos en la Capilla Palatina del Palacio de los Normandos y recorrimos las calles de la ciudad, más o menos sucias, pero esta vez ya no nos importó ese matiz.
Para ver la entrada anterior de Palermo, clicar
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Reportaje de las Catacumbas de los Capuchinos
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El Spléndida atracó al pie de la ciudad.
Nos dirigimos a la trasera del Teatro Politeama, para coger el autobús que nos dejaría en la Plaza de la Independencia.
En la Plaza de la Independencia, se encuentran estos jardines con el obelisco a los mártires de la independencia italiana, el 4/4/1866.
Pasamos por la parte trasera de la Puerta Nueva, edificada como homenaje a Carlos I. Un momento, que voy a hacer la foto.
Vamos camino de la Capilla Palatina, que se encuentra en el Palacio de los Normandos. Como el palacio tuvo diversas épocas en su construcción, al final quedó engullida, rodeada por los muros, invisible al exterior.
Subimos a la primera planta. El Cortile Maqueda y, a la izquierda, la entrada a la capilla.
Puerta de entrada a la capilla de los reyes normandos de Sicilia. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en julio de 2015.
Una decoración preciosísima bajo los arcos.
Una de las diez representaciones del Genio de Palermo, sobre la puerta de entrada a la Capilla Palatina, aunque el único realizado con la técnica del mosaico. El Genio es una representación de Palermo, protector de la ciudad, junto con Santa Rosalía. Su lema es "Nutre los demás, devora los suyos".
Contra-fachada de la capilla frente al Altar Mayor. En el espacio donde está el atril es donde estaba el aposento real. En la parte superior, la única representación de Cristo Pantocrátor, hecho en superficie plana.
Éramos muchos visitando la capilla. El Pantcrátor preside el Altar Mayor. La capilla es muy parecida a la Catedral de Monreale, de mosaicos bizantinos con teselas de oro. A la derecha, un púlpito de mármol.
En las partes bajas, la decoración es de taraceas de mármol blanco y pórfido rojo.
Las ventanas no reciben luz directa y, a pesar de eso, hay buena iluminación.
Muqarnas en el techo.
Por una de las puertas de salida se pasa a la pila bautismal. Antiguamente, por aquí se salia al patio, pero las siguientes construcciones la dejaron en el interior, y se hizo una sala rectangular .
Otra perspectiva del pórtico de la pila bautismal.
Por el antiguo pórtico salimos de la capilla. La pared de la izquierda corresponde a la contra-fachada de la iglesia, donde se encuentra el atril.
Salimos de la capilla y atravesamos la Puerta Nueva.
El interior de la Puerta Nueva. Se construyó para celebrar la entrada en Palermo de Carlos I.
Palacio de los Normandos, hoy Sede de la Asamblea Regional Siciliana.
Placa homenaje a Federico II, rey normando, que contribuyó a que entrara en la corte la poesía, la música y las artes en general.
Bajando por Vittorio Emanuele, encontramos la Catedral de Palermo, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.
Meridiana en el suelo de la catedral.
Seguimos bajando por Vittorio Emanuele. Palacio Castrone.
Patio del Palacio Castrone
Entramos a una heladería y nos volvimos a tomar un bocadillo de helado...¡Riquísimo!
Pasamos por la Plaza Bolonia, con la estatua de Carlos I. He de reconocer que los palacios, porque son palacios, que hay en esta plaza, están muy mal conservados. Vamos, hechos polvo.
La plaza, con vista a la calle Vittorio Emanuele.
Estatua de Carlos I
Los carritos típicos sicilianos.
Y paseando, hemos llegado a la Plaza Vigliena, más conocida como Quatre Canti. Un cruce entre las dos vía principales de Palermo; Vittorio Emanuele y Maqueda. Cuatro esquinas, con tres órdenes de construcción. En el primero, figuras de las estaciones del año sobre fuentes. En el segundo, estatuas de reyes españoles: Carlos I, Felipe II, Felipe III y Felipe IV. En el tercero, cuatro santas de Palermo: Santa Oliva, Santa Cristina, Santa Ninfa y Santa Ágata.
Sobre estas lineas, el canto norte con la fuente del otoño, el rey Felipe IV y Santa Oliva.
Canto oeste con la fuente del verano, el rey Felipe III y Santa Ninfa.
Canto este, con la fuente del invierno, el rey Felipe II y Santa Ágata.
Canto sur, con la fuente de la primavera, el emperador Carlos I y Santa Cristina. Las fotos no son buenas porque había un sol tremendo.
Fuente de la primavera.
De Quatri Canti pasamos por Vía Maqueda a la Plaza Pretoria, donde había una fuente preciosa. A la derecha de la fuente, el Ayuntamiento. En las esquinas de la cornisa águilas, símbolo de Palermo y arriba, en el centro, una hornacina con la imagen de Santa Rosalía, patrona protectora de Palermo.
La Fuente Pretoria, llamada también la Fuente de la Vergüenza, debido a la desnudez de sus estatuas. Tras la fuente, iglesia de Santa Caterina de Alexandría.
Entramos a ver el Ayuntamiento, que se encuentra en el Palazzo delle Aquile.
Dos esposas cogidas de la mano, representando a Palermo y Roma.
Aquí estoy viendo la estatua del poeta Giovanni Meli.
Este palacio tiene unas salas preciosas.
Otra representación del Genio de Palermo.
Desde una de las ventanas se ve la Plaza Bellini, con las iglesias de La Martorana, a la izquierda, y San Cataldo a la derecha.
Portada barroca al comienzo de la escalera.
Universidad de Palermo.
Entrada a la iglesia de Santa Caterina, por la Plaza Bellini.
Patio de la Universidad.
Plaza Bellini con la portada de la iglesia de San Cataldo y, al fondo, el teatro Bellini en restauración.
Edificios bellísimos...
aunque a algunos les falte mantenimiento, pero es que en Palermo se necesitaría mucho dinero para tenerlo todo en condiciones.
Iglesia de Santa María de la Catena.
Pasamos Porta Felice y llegamos al puerto deportivo.
Como estábamos ya cerca del puerto de cruceros, incluso los veíamos desde aquí, nos tomamos unas cañas al solecito, que nos supieron a gloria.
Y como la hora apremiaba, volvimos al barco. Mañana visitaremos Malta.