Salimos a las seis de la mañana y volvimos a las once de la noche, pero mereció la pena, ya que tuvimos el privilegio de gozar de paisajes increíbles y de monumentos dignos de ser visitados. Una paliza de coche, pero que nos compensó.
Estuvimos en Oña, Frías, Puentedey y Ojo Guareña. No obstante, pondré al final de la entrada, las fotos de otro pueblo, Orbaneja del Castillo, que no pertenece a las Merindades, pero que está muy cerca de los anteriores y merece mucho la pena.
En la foto de portada, está mi Antonio en el Mirador del Peñasco, con la ciudad de Frías al fondo, donde se puede ver el castillo sobre la impresionante roca, y las casas colgadas, muchas de ellas con bodegas en los sótanos. Así pues, empezaremos por aquí el recorrido.
FRÍAS
Es una ciudad medieval, situada sobre el Cerro de la Muela. La más pequeña de España.
Aquí puede verse bien la disposición de esta ciudad, del Castillo de Frías, a la Iglesia de San Vicente.Nos metemos por sus calluejuelas empedradas y sus cuestas.
La Calle del Mercado la atraviesa, de principio a fin. Es por aquí donde se concentran la mayoría de los bares y restaurantes. Hay algunas tiendas, pero lo justo para llevarse a casa un recuerdo.
Seguimos nuestro recorrido pasando por el Ayuntamiento.
Llegamos, en un extremo del pueblo, a la Iglesia de San Vicente. Vamos a pasar bajo el arco.
Y nos encontramos con una iglesia bastante restaurada por los muchos avatares que sufrió a través de sus historia. Una señora lo explica ampliamente en su interior.
Y por la parte más alta de la ciudad, nos dirigimos al otro extremo, a visitar el castillo.
Mientras subimos podemos apreciar el entramado de callejuelas y la arquitectura de sus casas.
Llegamos a la explanada del castillo, donde está la Oficina de Turismo. Se accede a la fortaleza a través de un puente levadizo.
Patio de armas con un algibe central
Mi Antonio junto al algibe. Esta fortaleza, que edificaron los Velasco, es uno de los castillos roqueros más espectaculares de Castilla.
Recorriendo sus rincones.
Como estaba cansada de tanto subir y bajar, me senté junto a una ventana desde donde podía ver el Valle de Tobalina.Cerca de Frías se encuentra Tobera, donde hay unas ermitas que queríamos ver y hacia allí que fuimos.
Junto al río Molinar se encuentran las ermitas de Santa María de la Hoz y la del Cristo de los Remedios. Se puede bajar por una ruta paralela al río.
Nos quedó por ver el puente medieval, pero así tendremos una excusa para volver.
OÑA
No tuvimos mucha suerte en nuestra visita a Oña. El Monasterio de San Salvador estaba cerrado por obras de mantenimiento, y el Jardín Secreto, a la derecha de la imagen, también, así que recorrimos un poco las calles.La estatua del centro de la plaza es la del Conde Sancho García, su fundador en 1.011
Oña tiene también una judería y casas blasonadas. En la Calle del Pan y del Agua, la mayoría. Era una ciudad amurallada y se encuentra junto al río Oca.
La otra parte del Monasterio. Una pena no haberlo podido ver por dentro.
Junto a la escalinata, estatua del abad benedictino Pedro Ponce de León, descubridor del lenguaje de los sordos.
Bueno, pues ya que no pudimos entrar al Jardín Secreto, al menos me hice una foto con la llavecita que abría la cerradura de la puerta.
Plaza del Ayuntamiento.
Junto al ayuntamiento, la Torre de San Juan, que ahora es un museo municipal y la Iglesia de San Juan.
Portada de la iglesia.
De nuevo al coche, a descubrir nuestro siguiente destino.
PUENTEDEY
El nombre Puentedey significa Puente de Dios. Se alza sobre un peñasco. A la derecha, la torre de la Iglesia de San Pelayo.
El río Nela
Aquí puede verse la magnitud del puente. Se dice que en estas cuevas vivieron unos monjes.
Parece mentira que la Naturaleza haya podido hacer esta magnífica obra.
Por detrás de esta pared rocosa discurre el Cañón del Ebro.
Esta foto me la hice para dejar constancia del momento que vivíamos cuando vinimos aquí.
Nuestro siguiente destino está muy cerca.
OJO GUAREÑA
El río Guareña se abre paso entre ellas, y se oye desde afuera el rumor del agua.
En una de las 14 cuevas se encuentra la Ermita de San Bernabé y San Tirso. Es la entrada al complejo kárstico. Hay otras visitables, pero con un recorrido largo que no entraba en nuestros planes, así que con los tíckets previamente adquiridos en internet, esperamos nuestro turno para entrar.
Pasamos por una serie de galerías, a veces algo claustrofóbicas, al menos para mí, y por fin llegamos al sitio que queríamos ver, que era la ermita y sus frescos.
Los frescos narran el martirio de San Tirso y son de los siglos IX y XVIII.
Las medidas de seguridad se cumplieron a rajatabla, gracias a un guía que entraba en pánico cada vez que pasaba cerca de algún visitante.
Desde
aquí emprendimos el regreso a casa, pero como ya he dicho al principio
de la entrada, voy a poner otra excursión a un pueblo que está
relativamente cerca y que merece mucho la pena ver.
Orbaneja del Castillo es un pueblo de la provincia de Burgos, que debe su fama al hecho de estar atravesado por cascadas, cuyas aguas proceden de una cueva, y que van directas al río Ebro.
Nosotros hicimos la visita a primeros de septiembre, con sequía, y aún así las vimos, aunque no con la espectacularidad que muestran en época de lluvias o deshielo.
Es un pueblo medieval con mucho encanto, junto al Cañón del Ebro.
Esta es la cueva de donde emana el agua, visitable en verano, pero cerrada al turismo en invierno por seguridad.
El agua campa a sus anchas por cualquier parte.
La Cueva del Agua está a la derecha, y por el centro discurre el curso que más tarde formará las cascadas.
Es un pueblo muy pintoresco.
Al pasar el puente, se forman unas pozas con el agua color turquesa.
Al fondo, las paredes del Cañón del Ebro. Cerca de aquí hay miradores.
Muy famosa es esta vista del "Beso de los camellos", que dibujan un casi perfecto mapa de África entre ellos.
Os invito a que busquéis en internet este pueblo y veáis las fotos de las cascadas en todo su apogeo.