9 de marzo de 2023

Colmenar de Oreja

 

En esta ciudad hemos estado dos veces. La primera, cuando fuimos a visitar Chinchón, que está tan solo a cinco kilómetros de Colmenar y, la segunda, en una excursión organizada. De ahí, que a lo mejor difieran, sobre todo, en el ambiente de la plaza. La foto de arriba está tomada en invierno y apetecía tomar el sol, pero luego veremos otras en las que no hay ni un alma, porque no había quien soportara el calor que hacía. De cualquier modo, me ratifico en que me gusta más Colmenar que Chinchón. 

Se encuentra aproximadamente a cincuenta kilómetros de la Capital y hay un dicho: "Tiene Colmenar tres cosas que no tienen en Madrid: sus hornos, sus piedras y el Puente de Zacatín". Los hornos donde se cuecen las grandes tinajas de barro propias de la zona; la piedra blanca, utilizada entre otros lugares, en el Palacio Real de Madrid o el de Aranjuez; el puente, que fue una enorme obra de ingeniería para salvar un barranco que separaba Colmenar de los arrabales. 

Es una de las localidades que mejor conserva su carácter histórico.


La Iglesia de Santa María aparece por detrás del Pósito, en la zona norte de la Plaza Mayor. Se inició la  construcción de la plaza en 1676, y se finalizó en 1794.

 El Ayuntamiento, a la izquierda de la imagen. Es una plaza típica porticada castellana, con columnas de piedra blanca de Colmenar, como no podía ser de otra manera, que soportan las galerías.

 Nos quedamos a comer en la plaza las dos veces. Es cuadrada y aquí, al igual que en Chinchón, se celebran también eventos taurinos.

En los soportales hay muchos restaurantes y bares donde disfrutar de la gastronomía típica de la zona.



 En la puerta del Ayuntamiento, sobre dos losas de piedra blanca, se pueden leer estos versos.

Empezamos a ver la Iglesia Parroquial Santa María la Mayor, levantada por la Orden de Santiago en el siglo XIII.


 Dentro de la iglesia hay paneles explicativos muy interesantes.

Para sorpresa nuestra, al entrar en la iglesia comenzó a sonar el órgano. Fue construido por el organista alemán Gerhard Grenzing y donado por una feligresa. 

Una de las muchas cosas apreciables de esta iglesia son las pinturas enormes de Ulpiano Checa, pintor de Colmenar, del que luego hablaremos. 

La pintura representa a San Cristóbal, que fue alguien muy grande y fuerte, que ayudaba a pasar el río a las gentes Un día le dijo un niño que si podía ayudarle a él; le subió a su hombro y cada vez le pesaba más. Al preguntar San Cristóbal el porqué, el niño le respondió que porque él era quien soportaba el peso del mundo. Lo llamó Cristóforo, Cristóbal, que significa portador de Cristo.

 La composición del Altar Mayor me recordó bastante al Escorial.

En la parte del evangelio, otra pintura de Ulpiano Checa: La Presentación de la Virgen.

En la parte de la epístola La Anunciación, del mismo pintor.

Sepulcro del Obispo de Fossano, con estatua orante.

Capilla del Santísimo Cristo del Perdón.

Teatro Diéguez, construido sobre el antiguo Hospital de la Caridad. En el siglo XIX se llamó Corral de Comedias y luego Teatro de la Caridad. Actualmente se denomina así por Antonio Diéguez, uno de los mejores actores de la Comunidad de Madrid, natural de Colmenar de Oreja.

Patio de butacas, palcos y anfiteatro.

Techo del la sala.

Escenario.

Foyer. 


Hay también una sala con proyectores de cine antiguos. Tiene una fachada bastante austera, en comparación con lo bonito que es el interior.

Y ahora nos vamos a la Casa de los Siete Patios donde se ubica el Museo Ulpiano Checa, con pintura histórica de finales del XIX, pintura orientalista y pintura de género.

Ulpiano Checa nació en Colmenar de Oreja y desde pequeño demostró sus cualidades en el arte de la pintura. Con trece años conoció a José Ballester, quien se lo llevó a Madrid y le pagó los estudios, en la Escuela de Artes y Oficios primero, y luego en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, llegando a ser profesor adjunto. Trabajó en la decoración del Palacio de Linares y en la Basílica de San Francisco el Grande, así  como en muchísimas ciudades de todo el mundo en distintos continentes, recibió numerosos premios y fue un pintor  y escultor muy cotizado entre la nobleza de la época. Contemporáneo de Sorolla, tuvo bastante más éxito en esos años que el pintor valenciano, aunque Ulpiano Checa sigue siendo en España un artista muy desconocido.

A la derecha, retrato de cuerpo entero de su mecenas José Ballester, pintado cuando Ulpiano Checa contaba solo diecinueve años.

La Martina de Colmenar, mujer torera.

La ninfa Egeria dictando a Numa las leyes de Roma.

Un lienzo enorme y sobrecogedor: Los últimos días de Pompeya.

Las películas de romanos como Ben Hur, inspiraron sus escenas en de las carreras de cuádrigas pintadas por Ulpiano Checa.


También trabajó como publicista. Fue un maestro en plasmar el movimiento de los caballos.

Escultura en bronce: El Correo del Zar.




Después de ver todo el museo, no puedo entender que a este pintor no se le haya dado la importancia que debería tener.


 En los Jardines de Zacatín, se encuentra el Arco del mismo nombre, Un túnel que comunica la parte baja de Colmenar con la Plaza Mayor. Una gran obra para salvar el desnivel del barranco que dividía la ciudad. Sobre el arco hay una placa donde pone que se terminó reinando Carlos III. Se tardó 118 años en su construcción.

El puente por dentro, de más de setenta metros de longitud. Este arco sustenta la Plaza Mayor y la cruza de parte a parte. Por él corre el cauce del torrente que lo hacía por el centro del pueblo y que da origen a una fuente pública seguida de lavadero, de la época de Felipe IV.

Fuente del Barranco, junto al Arco de Zacatín.

Lavadero en los jardines, aprovechando el agua del torrente.

Y aquí termina nuestra excursión por Colmenar. Hay también un Museo de la Piedra, que lo encontramos cerrado.