1 de septiembre de 2025

Toro


Pertenece a la provincia de Zamora, encontrándose en un enclave privilegiado sobre el río Duero. Cuenta con uno de los conjuntos más impresionantes de Castilla-León, y sus iglesias, palacios y casas señoriales, definen el carácter aristocrático que tuvo esta ciudad. 

En Toro nació Juan II, padre de Isabel la Católica, y esta ciudad fue testigo de la Batalla de Toro, por la que Juana la Beltraneja perdió los derechos a la corona española, en favor de Isabel. Fernando, el rey Católico, leyó aquí el testamento de su mujer, y se reunieron aquí las Cortes de Castilla-León, para nombrar reina a Juana I de Castilla.

El municipio se extiende por arriba y por abajo del río con tierras  cubiertas principalmente de viñedos, teniendo sus vinos la Denominación de Origen de Toro. La fama de sus caldos viene de la época de los descubrimientos, pues fue este vino el que se llevaron a América en las expediciones de Colón. 

Llegamos en autobús, ya que íbamos a esta excursión con una asociación, y bajamos en la Plaza de San Agustín, frente al Alcázar. De frente, la iglesia de San Agustín, que formó parte del antiguo monasterio de Nuestra Señora de Gracia, fundado a mediados del siglo XVI. Esta iglesia ha tenido diversos usos, incluso llegó a ser matadero. La parte del convento se ha utilizado para viviendas.


 En la misma plaza se encuentra el Alcázar, que es la edificación más antigua de la ciudad. Siglo X.


 Tiene forma rectangular, con siete cubos: en las esquinas y en mitad de cada lienzo.


 Su función era defender la ciudad con sus murallas y torreones. Algunas veces se alojaron aquí los Reyes Católicos. En este lugar se sitúan los orígenes de Toro, y formó parte del primer recinto amurallado. En el siglo XIX se utilizó como cárcel, y ahora alberga la Oficina de Turismo. Empezamos a ver a mi Antonio pertrechado con sus cámaras.


 Delante del Verraco. Es una escultura hecha en piedra de finales de la Edad de Bronce, que se colocaba a la entrada de las poblaciones. Se dice que es un verraco porque lo mismo puede ser un toro que un cerdo.


 Vamos dando la vuelta al Alcázar, para ver el Paseo del Espolón.


 Antonio en el Mirador del Espolón. La ciudad se va extendiendo hacia la vega...


 Por donde discurre el río Duero. El Puente Mayor consta de 22 arcos y tiene una disposición paralela a la corriente del agua. 


 Ya estamos junto a la Colegiata de Santa María la Mayor. Tras de mí, los tres ábsides de la cabecera, y también se puede ver el peculiar cimborrio.


 Aquí con más detalle, se puede apreciar la influencia bizantina. Tiene forma de torre, con cuatro pequeñas torrecillas en las esquinas. El tejado es cónico y recubierto de tejas árabes. Se ve también el color diferente de la piedra, según fechas de construcción de la Colegiata. Las más claras pertenecen a la primera fase.


 Fachada norte, que es por donde tiene el acceso. Es el monumento más visitado de Toro. Fue construida en los siglos XII y XIII. Declarada Monumento Nacional en 1892, y Bien de Interés Cultural en 2008.


 La guía explicándonos las arquivoltas de la portada románica.


 Accedemos al interior y vemos lo primero una magnífica reja procedente del monasterio de San Ildefonso el Real. El espacio tras la reja, era el destinado al coro, pero está vacío.

Caja del órgano de Pedro Bernardo de Olmedo, construido entre 1666 y 1667.


 La Capilla de Santo Tomé se añadió a la colegiata en el siglo XIV y ha sido fundamental para la conservación del Pórtico de la Majestad, librándolo de las inclemencias meteorológicas.

 Pórtico de la Majestad, de estilo gótico, construido en el siglo XII. La policromía es la original y narra la vida de la Virgen, de Cristo, y el Juicio Final. En el parteluz, María sobre una columna, con una mano sostiene al niño y, con la otra, una alcachofa, símbolo de la Iglesia en el medievo. A los lados, figuras de profetas mayores y reyes descendientes de Jesús.


 Detalle de la figura de María en el parteluz.

 
De izquierda a derecha: el arcángel San Miguel, el profeta Isaías, el profeta Daniel y el rey Salomón.
 

 El rey David, el profeta Jeremías, el profeta Ezequiel y el arcángel Gabriel.
 
 
 En el centro, la Coronación de la Virgen, rodeada de siete arquivoltas, representando de fuera hacia adentro, el Juicio Final, músicos, vírgenes y mártires, confesores, mártires, apóstoles y ángeles.
 

 Detalle de Cristo en el centro de la arquivolta del Juicio Final, con la Virgen, San Juan y ángeles.
 

 La resurrección de los muertos.
 

 Juicio Final
 

 Coronación, muerte y asunción de la Virgen.
 

 Detalle de las siete arquivoltas.
 

 Representación del infierno y, a la izquierda, los músicos.
 

 Frente al pórtico hay un banco, porque se puede pasar uno mucho tiempo descifrando el mensaje de las figuras.
 

 Tras la reja grande, hay un espacio, destinado en principio al coro, que está vacío, y tiene figuras en las cuatro columnas. En la imagen, Santiago y San Juan Evangelista. Esta es la nave central, con la Capilla Mayor al fondo.
 

 En las otras dos columnas, se puede ver el tema de la Anunciación: el arcángel San Gabriel y María embarazada.
 

 Vista de la nave central y las dos laterales.
 

 Enterramiento de Alfonso Fernández Palomino, de 1470.
 

 Capilla Mayor, con el Retablo de Nuestra Señora de la Asunción. 
 

 Transepto de la parte del evangelio, con el Retablo de la Asunción y los Santos Juanes. El Cristo es del siglo XVI.
 

 A ambos lados de la Capilla Mayor, arcosolios de la familia Fonseca.
 

 En el transepto de la epístola se encuentra el órgano y la entrada a la sacristía.
 

 El cimborrio desde el crucero.
 

 Retablo del baptisterio.
 

 Ábside de la epístola, con el Retablo de la Pasión.
 

 Ábside del evangelio, con un Ecce-Homo y la pintura "Llanto sobre Cristo muerto".
 

 Capilla de Santo Tomé desde dentro del Pórtico de la Majestad.
 

 

 

Crucificado procedente del desaparecido convento de San Ildefonso el Real, atribuido a Antonio Picardo.


 La sacristía, con obras también muy valiosas.

 
 La Virgen de la Mosca. Tabla flamenca anónima del siglo XVI. Sobre la rodilla izquierda puede verse el insecto que da nombre al cuadro. Está representada la Virgen con el Niño, María Magdalena, identificable por el frasco de perfume, un varón desconocido y Santa Catalina de Alejandría, con sus atributos de la corona y la espada, aunque el rostro pintado es el de Isabel la Católica.
 

 Custodia de plata del siglo XVI
 

 Calvario de marfil y carey, único en España y donado por un descendiente de Cristóbal Colón. Se trajo del convento de San Ildefonso el Real. En la parte baja hay un tabernáculo con algunos compartimentos realizados en carey. La imagen de Cristo está tallada de una sola pieza, y mide casi un metro de longitud. A los lados, la Virgen y San Juan.
 

 Tiene trece medallones con las estaciones de la Pasión de Cristo. Esta obra llegó a Toro procedente del desaparecido convento de los Dominicos, y fue un regalo de la duquesa de Veragua, viuda del virrey de Nápoles. En 2021 fue robada esta obra por Erik el Belga, y más tarde recuperada y traída de nuevo a la Colegiata.
 

 Retablo de la Sacristía, con una Epifanía de alabastro y dos copias de Ribera: una de San Pedro y otra de San Pablo.
 

 Se nos hizo la hora de comer y el grupo había contratado la comida en el restaurante "La viña del abuelo", así que hasta allí nos fuimos. El lugar era muy bonito, pero el arroz a la zamorana que nos sirvieron, no nos gustó demasiado. A lo mejor es que como somos de Alicante, tenemos pelín alto el listón del arroz.
 

 El resto de las cosas que nos sirvieron estaban muy buenas, pero para mí, lo mejor el sitio.
 

 Por la tarde, nos acompañó de nuevo la guía para hacer un recorrido por el casco histórico. La Calle Mayor, con sus edificios  con las vigas vistas y los soportales. Al fondo, la Torre del Reloj.
 

 Además de las grandes bodegas que comercializan el vino de Toro, también hay muchas bodegas familiares. Estos respiraderos de los sótanos los hay en muchas viviendas.
 

 En los soportales de la Calle Mayor, mi Antonio haciendo fotos mejores que las mías, lo cual tampoco es muy difícil.
 

 A la derecha la Plaza Mayor y, al fondo, La Colegiata.
 

 La casa Consistorial en la Plaza Mayor, encargada en 1778 a Ventura Rodríguez.
 

 En la misma plaza, la iglesia del Santo Sepulcro, que fue sede del vicario general de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, hasta el siglo XV, que pasó a la Orden de Malta.
 

 Arco del Postigo en la Calle Antigua. Formaba parte de la muralla. 
 

 Antes, la capilla de la Virgen de la Antigua se encontraba sobre el arco.
 

 Torre del Reloj en la antigua Puerta del Mercado, otra de las entradas del primer cerco de la antigua muralla. Cuenta la leyenda que, dada la escasez de agua en Toro, y el esfuerzo que conllevaba bajar hasta el Duero para recogerla, se utilizó vino para hacer la argamasa con la que se levantaron las murallas. Se le llamaba Puerta del Mercado porque este se celebraba en la Plaza de Santa Marina, que está al lado.
 

 La torre tiene en el centro una estatua del Sagrado Corazón de Jesús.
 

 Plaza de Santa Marina. Los edificios pintados de amarillo eran antiguamente el Hotel París.
 

 En la Plaza de Santa Marina se encuentra una escultura de Fray Diego de Deza, confesor de Isabel la Católica. Bautizó una de las carabelas de Colón con el nombre de "La Pinta", haciendo referencia a una medida de vino.
 


 

 Callejuela junto a la Torre del Reloj.
 

 Una vez que habíamos visto y paseado el centro de Toro, la guía nos encaminó hacia la Judería.
 

 Palacio de los condes de Fuentesaúco, frente a la iglesia de San Lorenzo el Real.
 

 De finales del siglo XII, gótico-mudéjar. Se la llama San Lorezo el Real porque aquí están enterrados algunos miembros de la familia Castilla-Fonseca, descendientes bastardos de Pedro I el Cruel. Es la más antigua de la ciudad y la mejor conservada. Solo la vimos por el exterior.
 

 El mudéjar lo emplearon los artesanos musulmanes que permanecieron en territorio cristiano tras la Reconquista.
 

 Pintura de la Virgen del Carmen sobre azulejos, en un rincón, sobre un pequeño púlpito desde donde se cree que predicaban a la gente tanto musulmanes, como posteriormente los cristianos.
 




 Se ven muchos palacios y casas blasonadas, algunas de ellas en mal estado, pero que dan una idea de la importancia que tuvo la ciudad.
 

 




Palacio de la Reja Dorada. En 1476 los toresanos partidarios de Isabel, acordaron sublevarse contra los portugueses que ocupaban la ciudad. El gobernador Juan de Ulloa, valedor de la Beltraneja, envió a la horca a todos los conjurados, pero ordenó dar garrote vil a Antonia García, esposa de Juan de Monroy, en la reja de su misma casa. La reina Católica mandó, tras su entrada en Toro, dorar esa reja en desagravio.
 

 



 Nosotros, al ir con un grupo, nos tuvimos que limitar al recorrido que llevaba nuestra guía, pero hay más sitios que ver en Toro, además de los que yo he mostrado aquí. En un solo día quisimos ver muchas cosas y ya no dio para más el tiempo. No he dicho que también fuimos a una bodega y un museo del queso.
 

 Vimos el museo de los quesos de la familia Chillón, que nos enseñaron de una forma amena y didáctica la elaboración del queso desde sus abuelos a la actualidad. La persona que nos lo mostró era encantadora y se notaba cómo vivía desde dentro esta industria.
 

 

 La visita fue muy completa y tuvimos una degustación. Y claro, compramos algunas variedades.
 

 Visitamos también una bodega, con degustación incluida, y también compramos una caja de vinos.
 

 Estaba todo buenísimo y dimos buena cuenta, tanto del vino como del queso.
Un día súper aprovechado en todos los sentidos.