Pertenece a la provincia de Zamora, encontrándose en un enclave privilegiado sobre el río Duero. Cuenta con uno de los conjuntos más impresionantes de Castilla-León, y sus iglesias, palacios y casas señoriales, definen el carácter aristocrático que tuvo esta ciudad.
En Toro nació Juan II, padre de Isabel la Católica, y esta ciudad fue testigo de la Batalla de Toro, por la que Juana la Beltraneja perdió los derechos a la corona española, en favor de Isabel. Fernando, el rey Católico, leyó aquí el testamento de su mujer, y se reunieron aquí las Cortes de Castilla-León, para nombrar reina a Juana I de Castilla.
El municipio se extiende por arriba y por abajo del río con tierras cubiertas principalmente de viñedos, teniendo sus vinos la Denominación de Origen de Toro. La fama de sus caldos viene de la época de los descubrimientos, pues fue este vino el que se llevaron a América en las expediciones de Colón.
Llegamos en autobús, ya que íbamos a esta excursión con una asociación, y bajamos en la Plaza de San Agustín, frente al Alcázar. De frente, la iglesia de San Agustín, que formó parte del antiguo monasterio de Nuestra Señora de Gracia, fundado a mediados del siglo XVI. Esta iglesia ha tenido diversos usos, incluso llegó a ser matadero. La parte del convento se ha utilizado para viviendas.
En la misma plaza se encuentra el Alcázar, que es la edificación más antigua de la ciudad. Siglo X.
Tiene forma rectangular, con siete cubos: en las esquinas y en mitad de cada lienzo.
Su función era defender la ciudad con sus murallas y torreones. Algunas veces se alojaron aquí los Reyes Católicos. En este lugar se sitúan los orígenes de Toro, y formó parte del primer recinto amurallado. En el siglo XIX se utilizó como cárcel, y ahora alberga la Oficina de Turismo. Empezamos a ver a mi Antonio pertrechado con sus cámaras.
Delante del Verraco. Es una escultura hecha en piedra de finales de la Edad de Bronce, que se colocaba a la entrada de las poblaciones. Se dice que es un verraco porque lo mismo puede ser un toro que un cerdo.
Vamos dando la vuelta al Alcázar, para ver el Paseo del Espolón.
Antonio en el Mirador del Espolón. La ciudad se va extendiendo hacia la vega...
Por donde discurre el río Duero. El Puente Mayor consta de 22 arcos y tiene una disposición paralela a la corriente del agua.
Ya estamos junto a la Colegiata de Santa María la Mayor. Tras de mí, los tres ábsides de la cabecera, y también se puede ver el peculiar cimborrio.
Aquí con más detalle, se puede apreciar la influencia bizantina. Tiene forma de torre, con cuatro pequeñas torrecillas en las esquinas. El tejado es cónico y recubierto de tejas árabes. Se ve también el color diferente de la piedra, según fechas de construcción de la Colegiata. Las más claras pertenecen a la primera fase.
Fachada norte, que es por donde tiene el acceso. Es el monumento más visitado de Toro. Fue construida en los siglos XII y XIII. Declarada Monumento Nacional en 1892, y Bien de Interés Cultural en 2008.
La guía explicándonos las arquivoltas de la portada románica.
Accedemos al interior y vemos lo primero una magnífica reja procedente del monasterio de San Ildefonso el Real. El espacio tras la reja, era el destinado al coro, pero está vacío.
Caja del órgano de Pedro Bernardo de Olmedo, construido entre 1666 y 1667.
La Capilla de Santo Tomé se añadió a la colegiata en el siglo XIV y ha sido fundamental para la conservación del Pórtico de la Majestad, librándolo de las inclemencias meteorológicas.
Pórtico de la Majestad, de estilo gótico, construido en el siglo XII. La policromía es la original y narra la vida de la Virgen, de Cristo, y el Juicio Final. En el parteluz, María sobre una columna, con una mano sostiene al niño y, con la otra, una alcachofa, símbolo de la Iglesia en el medievo. A los lados, figuras de profetas mayores y reyes descendientes de Jesús.
Detalle de la figura de María en el parteluz.
Detalle de Cristo en el centro de la arquivolta del Juicio Final, con la Virgen, San Juan y ángeles.
Frente al pórtico hay un banco, porque se puede pasar uno mucho tiempo descifrando el mensaje de las figuras.
Tras la reja grande, hay un espacio, destinado en principio al coro, que está vacío, y tiene figuras en las cuatro columnas. En la imagen, Santiago y San Juan Evangelista. Esta es la nave central, con la Capilla Mayor al fondo.
En las otras dos columnas, se puede ver el tema de la Anunciación: el arcángel San Gabriel y María embarazada.
Transepto de la parte del evangelio, con el Retablo de la Asunción y los Santos Juanes. El Cristo es del siglo XVI.
Crucificado procedente del desaparecido convento de San Ildefonso el Real, atribuido a Antonio Picardo.
La sacristía, con obras también muy valiosas.
Calvario de marfil y carey, único en España y donado por un descendiente de Cristóbal Colón. Se trajo del convento de San Ildefonso el Real. En la parte baja hay un tabernáculo con algunos compartimentos realizados en carey. La imagen de Cristo está tallada de una sola pieza, y mide casi un metro de longitud. A los lados, la Virgen y San Juan.
Tiene trece medallones con las estaciones de la Pasión de Cristo. Esta obra llegó a Toro procedente del desaparecido convento de los Dominicos, y fue un regalo de la duquesa de Veragua, viuda del virrey de Nápoles. En 2021 fue robada esta obra por Erik el Belga, y más tarde recuperada y traída de nuevo a la Colegiata.
Retablo de la Sacristía, con una Epifanía de alabastro y dos copias de Ribera: una de San Pedro y otra de San Pablo.
Se nos hizo la hora de comer y el grupo había contratado la comida en el restaurante "La viña del abuelo", así que hasta allí nos fuimos. El lugar era muy bonito, pero el arroz a la zamorana que nos sirvieron, no nos gustó demasiado. A lo mejor es que como somos de Alicante, tenemos pelín alto el listón del arroz.
Por la tarde, nos acompañó de nuevo la guía para hacer un recorrido por el casco histórico. La Calle Mayor, con sus edificios con las vigas vistas y los soportales. Al fondo, la Torre del Reloj.
Además de las grandes bodegas que comercializan el vino de Toro, también hay muchas bodegas familiares. Estos respiraderos de los sótanos los hay en muchas viviendas.
En los soportales de la Calle Mayor, mi Antonio haciendo fotos mejores que las mías, lo cual tampoco es muy difícil.
En la misma plaza, la iglesia del Santo Sepulcro, que fue sede del vicario general de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, hasta el siglo XV, que pasó a la Orden de Malta.
Torre del Reloj en la antigua Puerta del Mercado, otra de las entradas del primer cerco de la antigua muralla. Cuenta la leyenda que, dada la escasez de agua en Toro, y el esfuerzo que conllevaba bajar hasta el Duero para recogerla, se utilizó vino para hacer la argamasa con la que se levantaron las murallas. Se le llamaba Puerta del Mercado porque este se celebraba en la Plaza de Santa Marina, que está al lado.
En la Plaza de Santa Marina se encuentra una escultura de Fray Diego de Deza, confesor de Isabel la Católica. Bautizó una de las carabelas de Colón con el nombre de "La Pinta", haciendo referencia a una medida de vino.
De finales del siglo XII, gótico-mudéjar. Se la llama San Lorezo el Real porque aquí están enterrados algunos miembros de la familia Castilla-Fonseca, descendientes bastardos de Pedro I el Cruel. Es la más antigua de la ciudad y la mejor conservada. Solo la vimos por el exterior.
El mudéjar lo emplearon los artesanos musulmanes que permanecieron en territorio cristiano tras la Reconquista.
Pintura de la Virgen del Carmen sobre azulejos, en un rincón, sobre un pequeño púlpito desde donde se cree que predicaban a la gente tanto musulmanes, como posteriormente los cristianos.
Se ven muchos palacios y casas blasonadas, algunas de ellas en mal estado, pero que dan una idea de la importancia que tuvo la ciudad.
Vimos el museo de los quesos de la familia Chillón, que nos enseñaron de una forma amena y didáctica la elaboración del queso desde sus abuelos a la actualidad. La persona que nos lo mostró era encantadora y se notaba cómo vivía desde dentro esta industria.