Bienvenidos a El mirlo de papel

Soy Varech y ando por la Red desde hace un tiempo, lo cual me produce a veces quebraderos de cabeza aunque la mayoría de las ocasiones me satisface.

26 de agosto de 2010

Á tout á l'heure

Hasta la vista, París, porque volveré a pasear en las noches por las orillas del Sena, y a recrearme viendo las maravillas que hay en sus museos. Sé que volveré.
Nunca imaginé que fuese una ciudad tan preciosísima, tan acogedora y tan fácil de recorrer.
Me han sabido a poco los días que he estado allí, aunque esté rendida de tanto correr de un lado a otro para que me diera tiempo a ver las cosas que quería, pero inevitablemente los días todavía no estiran y me han quedado algunas cosas por descubrir y otras por visitar más detenidamente de lo que lo he hecho.
Algunos sitios han sobrepasado mis espectativas, y sin embargo otros me han decepcionado, como por ejemplo Versalles. ¡Lástima de mañana que perdí cuando el Palacio Real de Madrid es bastante más bonito! Sólo el Salón de los Espejos mereció la pena, pero si tuviera que elegir, me quedaría sin dudarlo con la Sala Gasparini del palacio madrileño.
Me entusiasmó Montmartre con su bullicio y su gente bohemia, y ahí sentí de verdad que me encontraba en París, casi más que al lado de la Torre Eiffel.
El tiempo se ha portado bien y hemos tenido sol y calor todos los días.
Cuando vuelva del crucero, que me marcho el sábado, iré poniendo fotos y comentando los sitios y las anécdotas.
La foto está hecha debajo de la torre, con Trocadero al fondo. Es malísima, pero tuve problemas con la cámara y como a partir de aquí las hice con la de video, que no lleva tarjeta, no tengo tiempo ahora de pasarlas al ordenador. Cuando vuelva las pasaré todas, aunque se nota que no las hizo mi Antonio.
Ahora necesito preparar el viaje, que ando con el tiempo muy justo, pero cuando regrese tendré muchísimas cosas que contaros.
Hasta dentro de unos días.

16 de agosto de 2010

Hasta la vuelta


Siento no poder estar por el blog tanto tiempo como me gustaría, pero entre preparativos, vacaciones y familia, no paro una semana en el mismo sitio.
Esta tarde me marcho por fin "al París de la Francia", y llevo todos los ingredientes para que mi semana en esta ciudad sea inolvidable.
Un único problema: no concibo que en una visita a París no se visite el Louvre ni el D'Orsay, aunque ya me la he preparado yo por libre, y aprovecharé las noches que abre el museo hasta las diez.
Con el idioma no tendré problemas porque me defiendo bastante bien en francés, y espero que el tiempo no nos fastidie mucho, ya que las previsiones son variadas.
Llevo una maleta tan llena que mi Antonio se ha asustado, pero no me puedo dejar nada de todo lo que llevo.........................por si.
A propósito de ésto, me viene a la cabeza un dicho que circula por ahí, sobre el buen viajero: "Lleva la mitad de la ropa que tengas pensado ponerte, y el doble del dinero que pienses gastarte".
Au revoirrrrrrrrrrrrrrrreeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.

13 de agosto de 2010

Vivo sin vivir en mi


Así ando estos días, con la cabeza como una olla de cocido madrileño, de tanto pensar y dar vueltas a todo lo que me queda pendiente por hacer antes de irme
Ya tengo los billetes del tren de larga distancia, las correspondencias de cercanías, el plano de metro de París, que me lo sé al dedillo, y la información de los sitios que voy a ver. Pero es que además, cuando he sacado el billete de vuelta, me he encontrado con la agradibílisa sorpresa de que hay gente todavía, aún, a pesar de.................que ayuda a los otros sin más. Antes de que yo hablara, me han dado la solución. Me explico:
Como a la vuelta, yo llego a Callosa de Segura, tendría que coger un cercanías (que pasa cada hora), e ir hasta la terminal de Alicante para coger el tren de regreso a Madrid. Antes de sacar el billete, he preguntado en la agencia la hora aproximada de la llegada de París, para hacer mis cálculos, y se han ofrecido ellos para llevarme en el mismo autobús hasta la estación, luego de dejar al resto de personas en Callosa. Si tuviera que ir por mis propios medios, no me daría tiempo a coger el último tren y me tendría que quedar una noche en Alicante, por lo que amablemente me han llamado y me han dado la solución. La agencia de viajes se llama Grupo4 y les voy a agradecer siempre este gesto.
Bueno, pues la maleta la tengo ya casi preparada, y estoy preparando también la otra, porque si Dios quiere, el 28 saldré con mi Antonio rumbo al Báltico en un crucero precioso.
No quiero dejar nada para más adelante y estoy por fundir lo poco que tengo, ahora que estamos bien de facultades físicas y síquicas. Él se jubiló ayer, y nos vamos a celebrarlo por todo lo alto.
De Madrid volaremos a Helsinki, luego, dos días en San Petesburgo, después Tallín, Estocolmo, Gdansk y Copenhague.
Tengo ya la guía de todas las escalas, que las haremos por libre, exceptuando la de San Petesburgo por lo del visado, y aunque me he pegado un palizón por la cantidad de información que he tenido que recabar, ya lo tengo todo dispuesto.
Por fin los controladores y el Gobierno llegaron a un acuerdo (o eso dicen), y no me han fastidiado el viaje.
Y a la vuelta ya nos apretaremos el cinturón, pero ahora toca disfrutar.

9 de agosto de 2010

Los controladores me la van a liar


Como siempre, un colectivo de trabajadores convoca una huelga y los que salen perjudicados no son nunca aquellos contra los que va la convocatoria, sino los ciudadanos que con más o menos sacrificio hemos planeado unas vacaciones y esperamos con ilusión que llegue el día de marcharnos y de cumplir nuestro sueño.
Parece que las huelgas son más efectivas cuanto más daño se hace a las clases medias, y lo que es más incomprensible, ante la pasividad de unos sindicatos que teóricamente deberían de estar al lado de los trabajadores, aunque eso empieza a ser una utopía, a juzgar por el comportamiento que están teniendo últimamente.
Una empresa de autocares está dejando tirados a montones de españoles, que esperaban desplazarse en un medio de transporte barato hacia sus lugares de descanso, provocando la desesperación y la impotencia de quienes saben que sus vacaciones se verán mermadas por la insolidaridad de un grupo, al que le trae al fresco que esas personas puedan o no llegar a su destino.
Y lo de los controladores en estas fechas es de juzgado de guardia. El Gobierno, que les dé lo que les prometió, y si no pensaba cumplirlo, que no lo hubiera pactado. Ahora andan en un tira y afloja, que puede sesembocar en un caos. Se van a cargar lo único que sigue funcionando en este país, que es el turismo, y las pérdidas pueden ser tan abultadas, que la recuperación sería muy compleja.
Y yo me estoy acordando de la madre de los controladores y de la de Pepe Blanco.
Mi Antonio y yo hemos decidido irnos de crucero por el Báltico, cuando yo vuelva de París, y estoy viendo que me cogen los días de la huelga y que me quedo en tierra.
Me puedo quedar con un itinerario precioso, colgando de las narices de un controlador, o también puede ser que me vaya, pero que para volver me hagan dar vueltas y vueltas por otros aeropuertos antes de llegar a Madrid.
De momento me voy a hacer una diana con Pepe Blanco y un avión en el centro, y voy a dedicarme a tirarles pelotazos, por no ser capaces de llegar a un acuerdo.
Cada uno se desahoga como puede.

7 de agosto de 2010

Vieiras rellenas


Esta receta es de Canelona.
La puse de entrante el día de Nochebuena y resultó un plato perfecto, tanto de sabor, como de presentación.
Ingredientes:
1 lata de mejillones, con los pelillos quitados.
250 grs de gambas congeladas.
8 palitos de cangrejo "Kissia" (son los mejores con diferencia).
65 grs de harina.
75 grs de aceite.
400 grs de leche.
Sal, pimienta y nuez moscada.
Queso rallado.
Preparación:
En thermomix
Poner el aceite 5 minutos, temperatura varoma, velocidad 1.
Cuando hayan pasado 3 minutos, echar los mejillones, las gambas descongeladas y los palitos cortados, y dejar terminar el tiempo.
Añadir la harina y dejar 1 minuto en temperatura varoma, velocidad 1.
Añadir la leche, la sal, mimienta y nuez moscada y programar 7 minutos, temperatura varoma, velocidad 3 1/2, durante unos segundos. Bajar la velocidad al 2 y dejar terminar.
Echar en las conchas o en cuencos resistentes al horno. Poner queso rallado por encima, y llevar al horno hasta que estén un poco gratinadas.
De forma tradicional
Hacer una bechamel con la harina, la leche, las especias y poner un poco de aceite o mantequilla para hacerla.
Freir en el aceite las gambas y darle una vueltecita a todo (gambas, mejillones y palitos) en la sartén, pero rapidito.
Con la turmix, triturar pero no mucho, para que se encuentren los trozos, o se puede cortar también a mano.
Mezclar todo y ponerlo en cuencos, con el queso rallado por encima.
Al horno, hasta que se gratinen.

3 de agosto de 2010

Descansando de descansar



Sigo con mi máxima: hay que descansar de las vacaciones, como hace la gente importante.
Por eso yo mañana me iré a la sierra, a mi casita de Blancanieves, como dice Gudea de Lagash, y espero flagelarme diariamente con una caminata por la mañana, voy a intentar pintar un poco, aprovecharé para jugar a las cartas, que con mi Antonio es imposible, ya que es anti-cartas total, y procuraré coger algo de bronce al lado de la piscina.
Y por supuesto, seguiré con mi maravilloso régimen, que ya me ha hecho adelgazar tres kilos en veinte días. Me estoy poniendo de lo más jamona, y la ropa que no me entraba ni con calzador, ya se va acoplando. Estoy contentísima de ver que la fuerza de voluntad no me ha abandonado como yo creía, y que soy capaz de ir adelante, aunque eso sí, sin marcarme grandes metas. Piano, piano, se va lontano.
Ahora a ver si soy capaz estos días de mantenerme, porque es más difícil, ya que el uno por el otro todo el día te están ofreciendo cervecitas y vermut y una no es de piedra, pero estoy muy concienciada con lo que estoy haciendo y yo creo que no voy a flaquear.
El mes de agosto lo voy a llevar un poco "agitado", porque entre los días en la sierra, el viaje a París, y otro plan que tengo, que ya os lo contaré más adelante, me van a faltar días.
Intentaré meterme de vez en cuando, con permiso del módem.
Os dejo una imagen veraniega: el barco "Sonrisa" (la que está arriba con el turbante soy yo)

Viaje a París 2

Y amaneció nuestro segundo día en París.
Al abrir la ventana, buenos días a los de enfrente, una buena ducha y con las pilas cargadas por lo bien que habíamos dormido. Las camas eran estupendas, cosa que agradecimos.
Se quedó en desayunar a las ocho, y allí estuvimos dando buena cuenta de una bollería recién hecha que no tenía ningún pero. Tostadas, mermelada, zumo..............había que preparar el cuerpo para la jornada que se nos avecinaba.
Lo que tocaba hacer era un tour en autobús, bajando en los principales sitios, por la mañana. Por la tarde nos pateamos bastante la ciudad.
A las nueve nos dirigimos hacia la Plaza Vosgos, donde nos hicieron la primera foto a la dos Canales juntas. Por vivir tan lejos la una de la otra, son pocas las ocasiones que tenemos de fotografiarnos así. Como ya no tenemos abuelas, pues diré sin rubor ninguno, que estamos muy guapas, y se nos notaba lo bien que lo estábamos pasando.
Vista aérea de la plaza.

Bueno, pues esta plaza es la más antigua de París y fue el primer ejemplo de programa de ordenamiento urbano en Europa. En el centro, hay una estatua ecuestre de Luis XIII.
Se inauguró con motivo de la boda de este monarca con Ana de Habsburgo, infanta española.
En el norte y sur tiene dos secciones que sobresalen por encima del resto de los edificios, que guardan de forma absoluta las proporciones: son los pabellones del rey y de la reina, con triples arcadas que facilitan el acceso a la plaza.
Después de la sesión fotográfica volvimos al autobús y pasamos por la Plaza de la República.

También por la Plaza de la Bastilla.
Aquí había una fortaleza que fue tomada por el pueblo en 1789. Fue el comienzo de la Revolución Francesa.
En el centro, la Columna de Julio.
Como no bajamos del coche y la foto desde el autobús era muy mala, he puesto ésta, cuyo autor es Kaihsu.
Y llegamos a Notre Dame, que se encuentra en la isla que forman los dos brazos del Sena, en pleno centro de la ciudad.
Aquí se encuentra el kilómetro 0 de Francia.
Había muchísima gente por todos lados y muchos puestos de souvenirs. El personal aprovechó, cómo no, para hacer un pis, detrás de la Iglesia en unos jardines que hay con servicios públicos. Lo he puesto que parece que la gente hizo pis porlos jardines, jajajaajajja.......pues no, que todos estábamos muy bien educados y no hacemos esas cosas.
Hay una campana que se llama "La Campana de Emmanuel", que pesa 13 toneladas y se dice que fue hecha con el oro de las joyas que muchas mujeres parisienses donaron especialmente para este fin. De ahí su brillo.
Las torres miden 69 metro y a una de ellas se puede subir, contemplándose muy bellos panoramas de la ciudad. Nosotros, evidentemente, no subimos por falta de tiempo.
Lo que hicimos fue entrar por la puerta de la derecha, verla por dentro y salir por la de la izquierda.
Este es el panorama que se divisa desde la torre. En la foto, una de las gárgolas, que le dan un aspecto tremendamente misterioso a esta Iglesia.

El interior es espectacular.

Y a la salida, nos encontramos con este friso, en el que San Denis lleva en la mano su cabeza. Cuenta la leyenda que después de ser decapitado, se levantó, cogió la cabeza y anduvo unos kilómetros con ella hasta donde se encuentra ahora la Basílica que lleva su nombre.

Y rapidito al autobús, hacia el Arco del Triunfo.
Esta foto es de los Campos Elíseos, desde la Plaza de la Concordia (se ve el Obelisco), hasta el Arco del Triunfo. La primera mitad de esta calle es una inmensa arboleda, pero luego se alojan aquí las tiendas más prestigiosas y con más glamour de París.
La foto es de Andrzej Barabasz.

Aquí tenemos el Arco del Triunfo mandado construir por Napoleón Bonaparte, en el centro de la Plaza de la Estrella.
Para poder acceder a la isleta donde se halla tuvimos que entrar en una boca de metro y salir ya debajo del arco.
Y henos aquí, delante de la llama al soldado desconocido. De izquierda a derecha: Conchiloli, mi hermana Mari, Rosario y Lolita. Yo estoy delante.
Después nos fuimos a comer al restaurante Le Panorama, en la calle Gerando, cerca de Pigalle. La comida no era ni muy buena ni muy mala, pero claro, imagino que se atendrían al presupuesto que les dieran para el grupo. La verdad es que algún día hubo problemas por la escasez y la falta de calidad de los platos.
Una vez que comimos, en este boulevard, esperábamos el autobús. Es algo que haríamos también al día siguiente.

Y nos apearon por la Plaza de la Ópera para patear un poco la zona, lo cual agradecimos, porque estábamos ya de autobús un poquitín hartos.
Fuimos a ver las Galerías Lafayette, con su gran cúpula, que nos encantó. Las compras, ni nombrarlas, que había que correr para ver todo lo que había planeado esa tarde.
La foto es de Vouter Hagens.
Este es el edificio de La Ópera, llamado también La Ópera Garnier, por el arquitecto que la construyó. No la pudimos ver por dentro, pero algunas personas que dedicaron otra mañana a verla, nos hablaron muy bien de las preciosidades que encierra. Se me queda pendiente para una nueva visita.
Foto de Eric Pouhier.

Y aquí yo, diciéndole a mi hermana que corriera para hacerme la foto, que la gente ya iba unos metros por delante y nos perdíamos. ¡Qué estrés, por Dios!

Desde la Ópera fuimos bajando hasta la Plaza Vendôme, que es el paraiso del lujo parisién.
En el centro está la columna Vendôme, imitando a la columna de Trajano, con Napoleón en lo alto, para conmemorar la victoria en la batalla de Austerlizt.
La mayoría de las fachadas son monumento histórico.
En el número quince, se encuentra el primer Ritz que se construyó, y yo creo que todos recordamos la imágenes de Diana de Gales saliendo con su acompañante de allí antes de estrellarse en el Puente de L'Alma.
Es la mayor densidad de lujo por metro cuadrado.
Unos escaparates donde las joyas son espectaculares, y donde la palabra bisutería no existe, y si existe es tan cara como la joya auténtica.
El hotel Ritz está donde se ven los toldillos blancos.

Y fuimos bajando hasta la Rue Rivoli, y allí, mi hemana y yo nos despistamos para llegar pronto a la Plaza de la Concordia y al Jardín de las Tullerías, porque el día anterior, en nuestro paseo maratoniano hacia el Louvre, habíamos visto sillones alrededor de los lagos y nos apetecía mucho sentarnos. Rue Rivoli.

La Plaza de la Concordia está junto a las Tullerías.
Aquí fueron ejecutados Luis XVI y Mª Antonieta.
Cuando se terminó el terror, la Plaza de la Revolución se rebautizó como Plaza de la Concordia.
Es la fuente sur y al fondo, por la calle Real, se ve La Madeleine.
¡Uf! Pudimos coger dos sillones y sentarnos plácidamente a descansar y a hablar de nuestras cosas.
Al fondo, el Louvre.

Quedamos a las siete en el autobús, y nos fuimos a cenar al Panorama. Después nos llevaron
hasta el puente de L'alma, al embarcadero de los Bateaux-mouches.
Había mucha cola, pero pudimos acceder sin problemas a la embarcación.

Fue una experiencia maravillosa admirar desde el río los bellísimos edificios parisinos, con su acertadísima iluminación, así como comprobar que el Sena es la vida de la ciudad de París. Sus orillas estaban llenas de gente de procedencia diversa, que disfrutaban tanto en una boda como de una verbenas o de reuniones parecidas a los botellones de aquí, pero bastante más fino.
Sentados en el borde, muchas parejas se hacían arrumacos sin importarles si el barco que pasaba por delante llevaba una persona o cien.
El trayecto duró alrededor de una hora, y en ese tiempo un guía nos fue detallando en varios idiomas lo que íbamos viendo.
La vista de la Torre Eiffel iluminada es muy emocionante, y eso que no era lo que más me atraía del viaje a París.
El barco, a su paso por la Samaritaine, que fue un gran centro comercial, actualmente cerrado.

La Conserjería. Primero fue palacio real y luego prisión. Aquí vivía también el Conserje, que vigilaba a los prisioneros. Durante la Revolución Francesa, estuvo considerada la antesala de la muerte, y de hecho, Mª Antonieta estuvo presa aquí. Se encuentra en la Isla de la Ciudad.

Una kermesse a la orilla del Sena.

El Museo D'Orsay, cuya visita la programamos para el domingo por la mañana.

Se nos antojó muy corto el paseo, pero no nos dejaban repetir, así que muy obedientes nosotras, montamos de nuevo en el autobús que nos trajo al hotel.
A descansar, que mañana será otro día.