13 de agosto de 2010
Vivo sin vivir en mi
Así ando estos días, con la cabeza como una olla de cocido madrileño, de tanto pensar y dar vueltas a todo lo que me queda pendiente por hacer antes de irme
Ya tengo los billetes del tren de larga distancia, las correspondencias de cercanías, el plano de metro de París, que me lo sé al dedillo, y la información de los sitios que voy a ver. Pero es que además, cuando he sacado el billete de vuelta, me he encontrado con la agradibílisa sorpresa de que hay gente todavía, aún, a pesar de.................que ayuda a los otros sin más. Antes de que yo hablara, me han dado la solución. Me explico:
Como a la vuelta, yo llego a Callosa de Segura, tendría que coger un cercanías (que pasa cada hora), e ir hasta la terminal de Alicante para coger el tren de regreso a Madrid. Antes de sacar el billete, he preguntado en la agencia la hora aproximada de la llegada de París, para hacer mis cálculos, y se han ofrecido ellos para llevarme en el mismo autobús hasta la estación, luego de dejar al resto de personas en Callosa. Si tuviera que ir por mis propios medios, no me daría tiempo a coger el último tren y me tendría que quedar una noche en Alicante, por lo que amablemente me han llamado y me han dado la solución. La agencia de viajes se llama Grupo4 y les voy a agradecer siempre este gesto.
Bueno, pues la maleta la tengo ya casi preparada, y estoy preparando también la otra, porque si Dios quiere, el 28 saldré con mi Antonio rumbo al Báltico en un crucero precioso.
No quiero dejar nada para más adelante y estoy por fundir lo poco que tengo, ahora que estamos bien de facultades físicas y síquicas. Él se jubiló ayer, y nos vamos a celebrarlo por todo lo alto.
De Madrid volaremos a Helsinki, luego, dos días en San Petesburgo, después Tallín, Estocolmo, Gdansk y Copenhague.
Tengo ya la guía de todas las escalas, que las haremos por libre, exceptuando la de San Petesburgo por lo del visado, y aunque me he pegado un palizón por la cantidad de información que he tenido que recabar, ya lo tengo todo dispuesto.
Por fin los controladores y el Gobierno llegaron a un acuerdo (o eso dicen), y no me han fastidiado el viaje.
Y a la vuelta ya nos apretaremos el cinturón, pero ahora toca disfrutar.