3 de agosto de 2010

Descansando de descansar



Sigo con mi máxima: hay que descansar de las vacaciones, como hace la gente importante.
Por eso yo mañana me iré a la sierra, a mi casita de Blancanieves, como dice Gudea de Lagash, y espero flagelarme diariamente con una caminata por la mañana, voy a intentar pintar un poco, aprovecharé para jugar a las cartas, que con mi Antonio es imposible, ya que es anti-cartas total, y procuraré coger algo de bronce al lado de la piscina.
Y por supuesto, seguiré con mi maravilloso régimen, que ya me ha hecho adelgazar tres kilos en veinte días. Me estoy poniendo de lo más jamona, y la ropa que no me entraba ni con calzador, ya se va acoplando. Estoy contentísima de ver que la fuerza de voluntad no me ha abandonado como yo creía, y que soy capaz de ir adelante, aunque eso sí, sin marcarme grandes metas. Piano, piano, se va lontano.
Ahora a ver si soy capaz estos días de mantenerme, porque es más difícil, ya que el uno por el otro todo el día te están ofreciendo cervecitas y vermut y una no es de piedra, pero estoy muy concienciada con lo que estoy haciendo y yo creo que no voy a flaquear.
El mes de agosto lo voy a llevar un poco "agitado", porque entre los días en la sierra, el viaje a París, y otro plan que tengo, que ya os lo contaré más adelante, me van a faltar días.
Intentaré meterme de vez en cuando, con permiso del módem.
Os dejo una imagen veraniega: el barco "Sonrisa" (la que está arriba con el turbante soy yo)