A mi Antonio se le ocurrió la feliz idea de cambiarse de compañía telefónica y me convenció para que yo hiciera lo mismo. Las tarifas y el caramelo de un terminal de última generación fueron la clave. A partir de ahí todo fueron mensajes y más mensajes a mi móvil con las fechas de activación de la portabilidad, agradecimientos, confirmación de datos... y aquí ya tuvimos el primer tropiezo: en mi dirección no existía calle, y yo juro que se la dije al teleoperador que me gravó la conversación. Llamé para aclararlo, y como siempre, una señorita sudamericana me atendió el teléfono. Esto de que ahora todas las compañías operen por teléfono desde Sudamérica, es algo que se me escapa. Toma nota y dice que pasará el aviso correspondiente. Al otro día, otro mensaje, igualito igualito........... sin calle. Mal empezamos la andadura con Movistar. "En tres días le llegará su terminal", "Mañana le llegará su terminal", "En la noche del 24 apague los dos terminales y al otro día encienda el nuevo, que ya estará operativo", "Le avisamos de que en tres días le llegará su terminal". Y así se iban sucediendo los mensajes de forma incoherente, como si una vez los mandaran de Sudamérica y otra de Transilvania, porque cada uno iba a su bola. A mi marido le llegó el envío de forma puntual y sin problemas, pero cuando estaba con su juguetito nuevo, le apareció un mensaje: "En tres días le llegará su terminal". ¡Toma ya coordinación! El día 25 me encontré con el teléfono dado de baja en mi antiguo operador, y mi terminal sin aparecer. Otra vez a llamar al 1004, que siempre responden de forma amabilísima, pero te solucionan pocas cosas a pesar de que te digan que están para solucionártelas. Ante mi queja, me responden después de minutos y minutos de espera, que parece ser que el paquete no estaba bien hecho y lo han devuelto, porque ellos cuidan mucho ese aspecto y solo lo mandan si todo está en perfectas condiciones. _. De acuerdo. ¿Y cuándo me lo van a mandar? _. Señora Carmen, Movistar le hará llegar su terminal la semana que viene. _. ¿Quééeééééééé? ¿Que hasta la semana que viene no voy a tener el teléfono? _. No, Señora Carmen. _. Bueno, pues deme usted una solución porque no me da la gana de quedarme sin teléfono. _. Señora Carmen, yo no puedo decirle otra cosa, sino que la semana que viene, Movistar le hará llegar su terminal. _. Pues yo le digo que me tienen que dar una solución a un problema que lo han provocado ustedes, no yo, y quiero mi teléfono, ¡YA! _. Señora Carmen, lo único que podemos hacer es darle el código de la tarjeta y con un teléfono liberado se va usted a una oficina de movistar, paga siete euros y le hacen un duplicado. _. ¿Está usted de broma? ¿Que pague siete euros? _. Sí, Señora Carmen, y Movistar se los devolverá en la próxima factura. A estas alturas, la Señora Carmen estaba ya bastante calentita. Resumiendo, me dice que va a pasar la incidencia a sus superiores y que me llamarían de forma urgente... eso fue el viernes por la mañana y aun estoy esperando que me llamen, a pesar de que le di un número alternativo, porque ella pensaba llamarme al que tengo dado de baja. Una lumbrera. Mal empezamos la andadura con Movistar. Ayer otra vez llamé para volver a decir lo de la dirección, y me dijo que el retraso no era por eso, sino porque el móvil no estaba en condiciones. ¿No era el paquete lo que estaba roto? Vuelvo a reiterarle mi enfado y me asegura que Movistar me va a solucionar el problema y que me llamarán en breve. Hombre, breve... breve... pues no sé yo. Hoy ya es domingo y a la Señora Carmen, Movistar sigue sin solucionarle el problema... de momento. A lo mejor como los sudamericanos hacen las cosas con más calma que nosotros, puede que la palabra breve no tenga para ellos el mismo significado. Digo yo, porque no quiero pensar que no me hayan hecho ni puñetero caso. Bueno, pues esta mañana... Tachín, tachín, tachín, suena el teléfono de mi marido. _. ¡Papá, que en el móvil de mamá, sale otra señora! _. Pero eso es imposible. Si todavía no le han mandado el suyo y el anterior está dado de baja. _. Que sí, que me han llamado ya varias personas para preguntarme si mamá se había cambiado de número porque sale otra señora. Yo lo he comprobado y es así. No sabemos qué pasa. _. Vale, se lo voy a decir a tu madre. Y cuando me lo dice, me pongo a acordarme de los familiares directos de los de Movistar, y no sé francamente qué pensar. Bueno, pues voy a llamarme. _. ¡¡¡¡¡¡¡RIIIIIIIINNNNNNGGGGGGG!!!!!!!!! _. ¡Diga! _. ¿Está Carmen? _. ¡NO, NO ESTÁ CARMEN! _. No me extraña, usted perdone. Y aquí nos quedamos ya pensando qué porras ocurre con mi número de móvil, por lo que mi marido la llama y le dice que es que por algún fallo, ella y yo tenemos el mismo número y que quería aclararlo. La mujer lo ha dejado con el teléfono en la oreja. Sin más. Por la tarde llama otra hija mía y me cuenta que ha hablado con la señora (bueno, no tan señora), y que le ha dicho que ese número lo ha tenido ella de siempre. Y aquí sí que he marcado ya con ganas otra vez el 1004, porque uno de los requisitos para cambiarme de compañía, fue conservar mi número de teléfono. _. Le habla tal y tal y tal, de la compañía Movistar, y estoy aquí para solucionarle sus problemas, y le prometo que voy a poner empeño en hacerlo. _. Pues no sabe lo que me alegro, porque estoy bastante harta de su compañía, y todavía no he empezado a funcionar con ustedes. A ver si es verdad que me lo soluciona. _. Por supuesto, señora. ¿Me dice su nombre? _. ¡Carmen! _. Dígame Señora Carmen, el número de su teléfono. _. Pues por desgracia ya no sé si es o no mío, pero hasta ayer era el---------------- _. Señora Carmen, necesito sus datos. La Señora Carmen le da los datos y le hace patente, pero que muy patente que está hasta los huevos de Movistar. Dejo aparcado de momento lo de la fecha de entrega de mi terminal, porque me interesa muchísimo más solucionar lo del número, y le explico el fregao en el que estoy metida por culpa de ellos. Revisa todo lo revisable y me dice que cuelgue, que ella va a llamar a esa señora para pedirle los datos y que me llamaría luego para darme la solución a esta incidencia. Yo, que ya no me creo nada, le dejo constancia de que voy a jurar en arameo como no me llame. Mientras, mi marido y yo hemos llegado a la conclusión, de que al tener ellos la dirección mal, vete a saber a dónde ha ido a parar mi terminal; seguramente a manos de la señora( no tanto), que responde a las llamadas, que se ha encontrado con un aparatito muy majo, y con una tarjeta para poder llamar. ¡Por fin suena! _. ¿Señora Carmen? _. Sí, hija, sí. ¿Qué ha pasado? _. Señora Carmen, ya no tiene de qué preocuparse, porque esa señora (no tanto), ya no va a salir más en su número. _. Sí, pero por qué salía? _. Señora Carmen, ha sido un incidente interno de Movistar, un cruce de líneas, pero ya tiene usted de nuevo su número. ¿Algo más Señora Carmen? _. No, nada más. _. Que tenga usted un buen día, Señora Carmen. Y la Señora Carmen, que todavía no está gagá, piensa que efectivamente ha sido una equivocación en el envío, cosa que la compañía no reconocería nunca ni loca. ¿Un cruce de líneas? ¿Pero piensan que hablan con tontos? Cuando alguna vez se ha producido un cruce de líneas, ha sido algo puntual que volviendo a llamar ya no se repetía. ¿Pero en qué tiempos estamos? Jamás he tenido una cruce de líneas con móviles. Desde luego a mi casa no llegó el paquete, pero estoy segura de que a la de la señora (no tanto), sí. Movistar te soluciona los problemas... o te los crea. Depende.