22 de agosto de 2011

Carlos IV en Madrid




El reinado de este monarca trajo a Madrid y por consiguiente al país, uno de los periodos más bochornosos de la historia de España.
Era el séptimo hijo de Carlos III y Mª Amalia de Sajonia. Su padre adivinó bien pronto la escasez de carácter que tenía y planificó su boda con una mujer a la que le sobraba, como fue Mª Luisa de Parma, aunque luego tuviera que arrepentirse de tal elección, por los escándalos que ésta protagonizó. Eran primos por ambas ramas familiares. La política la llevaban a cabo los ministros Floridablanca y luego Aranda, hasta que Godoy entró en escena.
De los 14 hijos y 24 embarazos que tuvo la reina, parece ser que ninguno era del rey. Por la cámara real desfilaron muchos amantes, aunque el favorito fue Godoy, a quien Mª Luisa encumbró hasta tal punto que era quien gobernaba el país. Carlos IV era un títere en manos de su mujer y de su primer ministro, y aunque todo el mundo sabía de la infidelidad de la reina, él no se daba por enterado y seguía dedicándose a sus colecciones de relojes, a la carpintería y a otros trabajos manuales.
Según un emperador ruso, la soberana estaba "ajada por los partos y las enfermedades, de tez verdosa y casi sin dientes, reemplazados por piedras preciosas que la causan innumerables molestias en las comidas, que siempre hace en solitario".
En estos momentos, en Francia se vivía la Revolución Francesa.
Godoy firmó el tratado de San Ildefonso con Napoleón, por el cual España se comprometía a realizar una política militar conjunta con los franceses frente a Gran Bretaña, que amenazaba a la flota española en sus viajes a América.
En 1807, el heredero Fernando se amotinó en El Escorial y pidió a su padre que renunciara a la corona española, aunque este hecho no se llevó a cabo y padre e hijo lograron reconciliarse.
En marzo de 1808 se produjo el Motín de Aranjuez. Por el tratado de Fontainebleau (Godoy no quiso luchar contra Napoleónl y prefirió aliarse con él) se permitía pasar al emperador francés hacia Portugal, a través del territorio español, pero Godoy se dio cuenta de la doble intención y se llevó a los reyes a Aranjuez para huir desde allí hasta que se repusiera la monarquía en España.
Los madrileños estaban hartos de los escándalos de la reina, y de que el rey no hiciera nada por solucionar los problemas que tenía el país, con Napoleón ya en España, así que pidieron que abdicara en su hijo.
El 22 de marzo de 1808 entró Fernando VII en Madrid y fue aclamado.
Carlos IV estaba exiliado, Fernando VII rey, y España llena de franceses.
El ejército francés iba tomando posiciones: 10.000 soldados en la Glorieta de San Bernardo, al mando de Mariscal Joaquín Murat; la artillería de la Guardia Imperial alrededor del Retiro; la caballería y mamelucos a la entrada de Recoletos; la Guardia Imperial de Marina, en el Cuartel del Conde-Duque; 20.000 soldados en el Pardo; 20.000 en Aranjuez, Toledo, El Escorial y accesos a Guadarrama......................................en total unos 55.000 hombres. Madrid tenía entonces 175.000 habitantes.
La conciencia nacional frente a la invasión francesa, desencadenó los enfrentamientos en Madrid que dieron lugar a la Guerra de la Independencia.
Cuando el príncipe Francisco de Paula iba a subir a la carroza camino del exilio, muchos madrileños se agolpaban frente a la Puerta del Príncipe en el Palacio Real, y pudieron ver cómo se resistía y lloraba, lo que soliviantó los ánimos a los que sólo les faltaba el último empujón para levantarse contra los franceses, y se dirigieron hacia la Puerta del Sol, sin armas, aunque luego, al enterarse de que en el Cuartel de Monteleón las había, se encaminaron hasta allí para conseguirlas.
Este cuartel estaba a favor de los madrileños, al mando del teniente Ruiz y de los capitanes Daoiz y Velarde. Resistieron al ejército francés durante 3 días y luego el cuartel fue incendiado, muriendo estos militares. También murió en este asedio Manuela Malasaña.
La represión francesa se produjo el 3 de mayo de 1808 (los fusilamientos). La dirigió el general Grouchi desde la Casa de Correos, y se fusiló a los madrileños sin juicios previos.
Napoleón envió una misiva a Fernando VII instándole a solucionar los problemas con su padre. Marchó el rey a Bayona y allí fue obligado a devolverle la corona a Carlos IV, pero éste en un acto bochornoso, la tomó de su hijo y se la entregó a Napoleón.
Entonces Napoleón se sintió con plenos poderes para gobernar sobre España y mandó a su hermano José I.
El 20 de julio de 1808 entró José Bonaparte en Madrid y el 25 fue proclamado rey de España, y por más que lo intentó, el pueblo de Madrid no lo aceptó. Mandó entonces Napoleón un ejército de 250.000 hombres que se instalaron en el Buen Retiro, en el Palacio del Duque de Pastrana y en el Puerto de Somosierra, para doblegar la voluntad de los madrileños, pero no lo consiguió.
José I llevó acabo algunas reformas: levantamiento de productos en el estanco, especialmente del vino, de ahí su apodo de Pepe Botella, aunque él era abstemio.
Derribó monasterios para airear el casco urbano: Sta. Ana, que da lugar a la plaza; de los Mostenses; San Martín, en la actual plaza de este nombre; Sta. Bárbara; Afligidos, en la plaza de Cristino Marcos; San Juan, en la plaza de Ramales; San Gil, en la Plaza de Oriente; Santo Domingo, en la plaza de este nombre.
Por estos derribos, ha pasado a la historia como "el rey plazuelas".
Fue abolida la Santa Inquisición.
Reinó durante 5 años y se marchó en 1813 dejando Madrid en ruinas. En ese mismo día (1 de abril de 1813) entraron los aliados ingleses y el Duque de Welington derribó la Real Fábrica de Porcelanas del Retiro, para que no compitiera con la porcelana inglesa.
Desapareció el Palacio del Buen Retiro, del que sólo quedó el Salón de Baile (Casón) y el del Trono (lo que fue Museo del Ejército).
Se constituyen en 1812 las Cortes de Cádiz ("La Pepa").
Carlos IV y Mª Luisa de Parma nunca regresaron, ya que su hijo Fernando VII se negó a ello, y murieron exiliados, en Italia.
Durante este periodo, tuvo lugar también el desastre acaecido a la armada española en Trafalgar, como consecuencia del Tratado de San Ildefonso.
Goya fue pintor de cámara de Carlos IV e inmortalizó a la familia real en un cuadro magnífico que se halla expuesto en el Museo del Prado en Madrid. Fue la primera obra de Goya en entrar en esta pinacoteca y en 1834 fue tasada en 80.000 reales.
Parece que se pintó frente a un espejo para que los protagonistas supieran de antemano cómo iban a quedar. Goya hizo varios estudios de los personajes y luego los juntó, para evitar así sesiones largas de posado. Se hizo en Aranjuez.
Los cuadros de atrás le dan profundidad a la escena, y si se miran los pies, sólo se adelantan los del rey y los del heredero, permaneciendo los demás en segundo plano.
Goya se pintó a la izquierda, al igual que lo hiciera Velázquez en Las Meninas
La reina en el centro, porque Goya la consideraba la más poderosa, pasa el brazo a la infanta MªIsabel y coge de la mano al infante Francisco de Paula.
A la izquierda, adelantado y de azul, Fernando VII, a quien coge por la cintura su hermano Carlos Mª Isidro (guerras carlistas).
La mujer que tiene el rostro vuelto, en esa parte del cuadro, es la futura Princesa de Asturias, mujer de Fernando VII, pero entonces aún no se conocía su identidad.
Detrás, María Josefa de Borbón, hermana del rey.
A la derecha, la infanta Mª Luisa y su marido el duque de Parma, con el pequeño Carlos Luis.
Antonio Pascual, hermano del rey, junto a la infanta Carlota Josefina, hija mayor de los reyes.
Adelantado, Carlos IV.
Los retrató tal como eran, por fuera................y por dentro.
Fernando VII regresó como rey a España el 22 de marzo de 1814.