5 de marzo de 2010

Garganta de la Olla III (Cáceres)

 

Después de dormir en Candelario nos dirigimos a Yuste para visitar el Monasterio, que no nos defraudó. No pongo fotos, porque no nos dejaban hacerlas.
Aparcamos en una carreterita y cuando fuimos a coger el coche, vimos un indicador hacia Garganta de la Olla y pensamos que como teníamos tiempo, no estaría de más visitarlo.
Fue una decisión acertadísima, ya que es uno de los pueblos más bonitos que he conocido, cargado de historia y muy bien conservado.
Después de un viaje por una carretera muy accidentada, vimos ya las casas.
En este pueblo se albergaba la gente que servía y proveía al Monasterio y al Palacio.
Se encuentra en la Comarca de La Vera y fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1978.
También aquí tuvo lugar la historia o leyenda de "La serrana de la Vera", cuya estatua se puede ver en la primera foto: era una moza de buena familia, cuyo novio la dejó después de conseguir sus favores, por lo cual ella se echó al monte y se dedicó a conquistar hombres, que se llevaba a su casa, les daba de comer, se los beneficiaba y luego los mataba. Tenía la casa llena de calaveras. Se cargó, parece ser, a bastantes incautos, hasta que un pastor logró escapar y contar la historia.
Reza la copla que era "Alta, rubia y sandunguera".

  La cárcel

Esta foto no es mía, que es de una página: "Garganta de la Olla", y pertenece al Ayuntamiento del pueblo. A la derecha, en el rincón se puede ver una columna que es la picota en la que se ponía a los delincuentes para avergonzarlos.


Por esta callejuela se va a la Iglesia de San Lorenzo, cuya torre se ve, y que tiene en lo alto una cruz, en memoria de los hombres muertos por La Serrana de la Vera.

Esta casa era el Hospital de Pobres y Mendigos, donde había un médico cirujano y un enfermero, pero especialmente para los forasteros.

Esta casa perteneció al picapedrero que hizo la torre de la Iglesia, y en ella guardaba las herramientas para la construcción.

Esta casa era de los Carvajal, y parece ser que aquí vivía la Serrana antes de echarse al monte.
 
Esta es la de Féliz Mesón, que tiene picado el centro del escudo porque la familia tuvo relación con la Inquisición.

Nos comimos unas migas riquísimas, y aquí dejo constancia de ello.

En muchas casas, se puede leer todavía el nombre del dueño.

A la derecha se ven las escaleras de la Iglesia de San Lorenzo.

Las casas están construídas la mayoría, con adobe y madera de castaño.

Iglesia de San Lorenzo.

Casa de la Peña. La solana se sujeta con unas vigas en una roca, sin ningún tipo de masa.


Callejuela

Calle del Chorrillo.

Al lado de la Plaza del Ayuntamiento, se abre esta calle donde se encuentra el Museo de la Inquisición.


La puerta de Casa de Muñecas, que era el prostíbulo que utilizaba el séquito del Rey. Se puede ver una mujer tallada en la piedra.

Casa de Muñecas. De color añil para diferenciarla del resto. Sobre la puerta había una balconada con cristal, ahora desaparecida. Los caballeros podían ver sin descabalgar, el "material", y si les interesaba, pues ya bajaban y entraban.
Como parece ser que eran muchas las mujeres que se dedicaban a este negocio en este pueblo, la mujer de Felipe II ordenó, que los picos de las enaguas los llevaran de color pardo para diferenciarse de las demás. De ahí el dicho "irse de picos pardos".

Otra casa con el nombre de su propietario

La Casa de Postas, con una columna que predice la lluvia. Cuando el tiempo amenaza agua le sale una mancha marrón en el fuste.

Aquí estoy comprando frambuesas en una casa. Hay muchos frambuesos por esta zona.


Y después de comer nos volvimos a Madrid. Cansados de tanto caminar por sitios complicados, pero felices de haber podido ver tantas cosas bonitas.
Una cosa que me llamó también muchísimo la atención, fueron los secaderos de tabaco, de los que hay a montones. Son unos almacenes grandes y cuadrados hechos de ladrillo, con agujeros para ventilarlo.