18 de febrero de 2009

Argel, mon amour


Viví en Argelia por espacio de cuatro años y durante ese tiempo me sucedieron muchas anécdotas, debidas la mayoría de ellas a la diferencia cultural que existe entre ese país y el nuestro.
Por encima de todo, he de decir que fuí muy feliz durante ese periodo de mi vida, que experimenté en primera persona la hospitalidad de los árabes, que para toda la familia fue una experiencia inolvidable, y que guardo un gran recuerdo de todas las personas que allí tuve oportunidad de conocer, tanto españoles como argelinos.
En alguna ocasión, el hecho de ser mujer me trajo algunos problemas que fueron solucionados de inmediato, pero claro, no podemos obviar que a las mujeres árabes les quedan muchos derechos por adquirir todavía, y yo tenía allí los mismos que ellas.
Siempre procuré ser respetuosa y adaptarme en lo posible a un país, que si bien está a una hora de vuelo desde Madrid, culturalmente se halla todavía muy lejos del nuestro.
Después de mi estancia allí, me di cuenta de lo poco que hace falta para vivir.