Wandita:
Altair:
Querido Rapperr: Aunque sólo nosotros conocemos tu dolor por la pérdida de Lucía, eso no justifica que reniegues de ella; y menos que frivolices acerca de su belleza. No sé como tienes valor para decir que la adquisición de su goleta fue un asunto monetario. No hay nadie en el mundo que pudiera haberte hecho un regalo tan absolutamente desinteresado. Anda, se bueno y no permitas que tu público se quede sin conocer el final de este relato. Cuéntales las aventuras que viviste junto a Lucía y su goleta.
Rapperrr:
¡Ohh cielos!!... Doyme cuenta que lo que tengo son celos. Si, reniego de ella. Reniego porque la villa costaba un pastón, musssho más que la "Cagonlaleche"... Aunque pensándolo bien, el peor parao fue Iñigo...Juer, mira que dejarle un libro, por mu manuscrito que fuese...Hay que joderse. Bueno, para que sepáis de qué estamos hablando, ahí va una foto de la "Cagonlaleche" navegando por el Pacífico Sur. Que inolvidables recuerdos.
Wandita:
Menudo trío. Después dicen que yo estoy pirá jajaja Pero no os da vergüenza aprovecharos de la candidez de quien os escuchó tan seriamente????? Sabía que mucha historia sería para el "Cagonlaleche", más que nada Iñigo porque empezaste en las costas de Escocia esta historia y la terminas en medio de la Toscana........
Por cierto, en Venecia no creo que haya ninguna plaza que se llame Steffano... De todos modos os felicito por dos cosas, la primera por ser una buena historia, profunda y triste, aunque sea mentira es un derroche de imaginación y la segunda os felicito porque veo que se os hace irremediable tomarle el pelo a las damas de la taberna, eso si, siempre con tanta caballerosidad jajajajaja.
Bueno, que sepáis que estoy dispuesta a seguir leyendo la historia de Lucía si es que os sobran ganas y neuronas para continuarla......... A todo esto Señor Rapperrr, tiene usted una goleta preciosa !!!!! La verdad es que no me extraña que te costara conseguir tan precioso barco, pero por lo que se ve, valió la pena esperar y maldecir tantos mecagüen la leche !! Felicidades por tan bella adquisición.
Altair:
Amigos cofrades y cobeneficiarios de la sin par Lucía... Conversamos muchas horas en el salón oval de la Cagonlaleche, muchas copas de pipermint (Lucía era lo que bebía...) y mucha poesía y literatura... Ahora todo es más rápido… Lo cierto y verdad es que fué una gran mujer, nos quiso mucho y lo demostró en los regalos que nos hizo.
Estoy pensando en reconstruir la villa y dedicarla a casa rural o a Hotelito campestre... A ver si en otra ocasión, retomamos el relato con las relaciones, tan raras de tres marinos con una impresionante Sra decadente que fué muy generosa con nosotros... Mientras vivió, disfrutó...
Iñigo:
Querida Wandita: Nada mas lejos de nuestra intención que tomarte el pelo a ti o a cualquier otra dama de la Taberna. Por desgracia, aunque algunos se rían de la historia, la misma es absolutamente cierta. ¿Acaso crees que una historia tan triste puede ser el producto de nuestra imaginación? Piensa que, si hubiéramos querido engañarte, podríamos haber inventado una historia más creíble. Haces ver que comencé la misma en Escocia y que, posteriormente la termino en la Toscana. Pues bien, efectivamente, la historia comenzó en Escocia, lugar donde la goleta fue construida. El lugar que refería se trata de Fairlie, North Ayrshire. Es un pequeño pueblo marinero, muy cercano a Ardrossan. Desde las colinas cercanas, hay unas magníficas vistas del Firth of Clyde y, al fondo, puedes contemplar el contorno de la Isla de Arran. Allí tuvimos el primer encuentro con Lucía y su goleta. Fueron días maravillosos los que allí pasamos. Al final de los mismos, la noche de la despedida, hicimos el llamado juramento de Altair. Fue un pacto que los cuatro juramos cumplir eternamente, y que ninguno traicionó mientras ella estuvo entre nosotros... pero esa historia, como ya te dije, no me corresponde a mí contarla. Respecto a la existencia de la Piazza Santo Stefano, actualmente llamada Campo Santo Stefano, te dejo un plano del lugar: En lo que si tienes razón es que la historia es profunda y triste... sobre todo para el Rapero, que aun conserva un tremendo rencor hacia Lucía. Nunca ha podido aceptar ni comprender el intenso amor que ella quiso darnos a los tres. Pero no creas que todas las historias que vivimos junto a ella fueron tristes. Sólo que, ahora, vistas desde la nostalgia de los buenos tiempos vividos, al pensar que ya no se encuentra entre nosotros, nos sentimos deprimidos cuando comprendemos que esas aventuras no nos volverán a suceder. Espero que el Rapero se anime y nos cuente alguna de ellas, para que todos podáis compartir nuestros recuerdos. Un saludo.
Wandita:
Estimado cofrade Iñigo, lamento profundamente la confusión pero creí que tal historia era verdadera desde el principio. Lo que pasó después es que me fíe de lo que dijo Rapperrr a propósito de la misma y pensé que sería una broma. En estos momentos prefiero creerme una historia tan llena de emociones como la de Lucía, y entendería que no quisierais seguir con tan tortuosos recuerdos aunque nos dejarais a unos cuantos con la miel en los labios.
Disculpa también por la confusión de la Piazza San Steffano, no la conocía como plaza en sí, pero en el mapa la ubico perfectamente donde está, aunque hace muchos años de mi viaje a Venecia.
Chema Moreno:
Un saludo y una salve por Lucia
¡Ay de la dama que lega la goleta!
¡Ay de la dama que te lega la estancia!
¡Ay de quien legó escritura rancia!
¡Ay de la dama de tan sutil fragancia!
Rapperrr:
Era una noche de abril de ha unos cuantos años y todavía no se exactamente que es lo que ocurrió. Navegábamos con viento fresco por la amura de estribor con todo el trapo que nuestra pequeña goleta era capaz de aguantar en aquellas condiciones. En la oscuridad de la noche empezaba a adivinarse la espuma, que el viento, insistentemente se empeñaba en convertir en rociones que barrían la cubierta de “la Sulfurosa”. El caso es que, a Maese Altair, absorto en sus complejos cálculos astronómicos ni siquiera le dio tiempo a comprender que es lo que había ocurrido.
Iñigo, por su parte, se encontraba dentro de la cabina de popa escribiendo sus memorias, lo cual solía ser lo habitual en él en esos días…Que “perra” había cogido con las memorias, el caballero… Yo, de guardia a la rueda de la Sulfurosa, debí de quedarme dormido. En mi descargo diré, que cierto encuentro con una caterva de energúmenos piratas, había hecho que mi descanso en las últimas horas fuese muy deficiente.
- ¡Nos hundimos!...Grité…Lo cuál, por otro lado, era evidente, ya que yo me encontraba flotando en el agua asido como podía al timón de madera de caoba de nuestra amada goleta. Altair, sin soltar el sextante, se acercaba nadando con una sola mano hasta al timón convertido en improvisado salvavidas, mientras, seguía intentando averiguar demora a Zubenelgenubi…Por su parte Iñigo, reptando por la escala de salida del tambucho, conseguía saltar al agua en el mismo momento en que la Sulfurosa nos decía adiós y se iba irremediablemente a pique…Lo que salía por su boca en esos momentos casi que no entro en detalles para no ofender los delicados oídos de los contertulios tabernarios; simplificando y dulcificando sus palabras era algo como: ¡Que lo mato!, ¡Que yo al mamón de mierda de engendro de Rapero de los cojones éste lo mato!. También decía algo de sus memorias manuscritas que flotaban alrededor de los restos del naufragio y que alguien se las había hecho perder… Habíamos sido abordados por un vapor, que literalmente nos había partido en dos, poco más a popa del trinquete. La proa había desaparecido por completo en el impacto, por lo que el naufragio fue cuestión de minutos. Como pudimos, improvisamos una balsa con los restos de la gavia y las astillas de los mástiles que encontramos a nuestro alcance. A la deriva, sin agua ni ron, permanecimos durante 3 días, 7 horas, 46 minutos y 12 segundos, dato éste totalmente fiable si recordamos que Altair no había perdido su sextante en esa noche de infausta memoria. Cuando nuestras fuerzas y el síndrome de abstinencia, empezaban a hacernos perder la esperanza, allá, en el horizonte, divisamos la preciosa silueta de una Goleta que se acercaba a nosotros.
Casi sin fuerzas, extenuados, agitamos el gallardete de la cofradía que habíamos conseguido rescatar antes del hundimiento. Según se acercaba a nuestra altura, pudimos divisar a su Capitán, o mejor dicho, a su Capitana. Si, se trataba de Lucía, que majestuosa desde el puente nos observaba con su catalejo…La Goleta no podía ser otra que “la Cagonlaleche”… Ahora, las lágrimas vuelven a mis ojos. Me impiden seguir contando esta triste historia. Quizás maese o Iñigo tengan más valor para dejar aflorar esos recuerdos, tristes pero bellos…Yo no puedo seguir…
Continuará..........