El miércoles por la tarde, así de pronto, se nos antojó irnos al cámping a pasar unos días, concretamente hasta hoy domingo.
Cuando digo cámping, tengo que aclarar que no es una instalación muy del tipo que nos viene a la mente, sino algo más cómodo. Para empezar no hay tiendas ni caravanas. Todo son casitas o mobil-home.
Hace muchos años, como treinta y uno, si no me falla la memoria, teníamos una roulotte pequeñita y con ella nos movíamos en verano, permaneciendo en un cámping de la sierra de Madrid el resto del año. Poco a poco fue madurando la idea, y decidimos entre 26 socios comprar un terreno y hacernos uno privado. La idea resultó genial, y tantos años después sigue siendo uno de mis lugares preferidos. Tenemos salón, pista polideportiva, piscina y las instalaciones propias, como los fregaderos, lavadoras, o los sevicios y duchas.
Poco a poco las caravanas fueron dando paso a las casitas y con ello aumentó nuestra comodidad.
Aquí rompí aguas un once de abril y me tuve que ir para casa a toda prisa, pero a los ocho días justos, mi niña ya estaba en el cámping disfrutando del sol y del aire de la sierra, y aquí la bauticé y lo celebré con todos.
Yo tengo una mobil-home de ocho por tres metros, en la que no me falta de nada: calefacción, termo de agua caliente, frigorífico, horno de aire, microondas, agua y lo que es más importante en un sitio así, mi cuarto de baño está conectado a la red general, por lo que no tengo necesidad de utilizar los servicios públicos.
Por orden de inscripción elegimos la parcela y después de tantos años han mejorado bastante, estando muy bien cuidadas la mayoría, y algunas espectaculares. La mía es discreta, pero me gusta. Tengo un olivo a la entrada, que me ha dado muchos problemas este finde porque le tengo alergia a las flores que echa, y este año está llenito.
Cuando más me gusta ir es entre semana, o en puentes donde no va mucha gente, porque es impagable que te despierten los pájaros y el silencio y la paz que se respira.
Voy a enseñaros alguna foto:
Esta es la entrada a mi parcela, con mis plantas... y mi olivo cuajadito de flores... ¡¡¡Atchíííííííísssssssssssssssss !!!!!!
Aquí el Capitán y su tripulación nos dan la bienvenida junto a los pajarracos del cedro.
Nada más entrar, un teléfono de un dragaminas, por si hace falta alguna conferencia.
Las fotos son un poco antiguas, pero las iré cambiando a medida que las vaya renovando.
Como se ve por el felpudo, es la entrada. Una puerta (la del espejo), que aquí está descorrida, se puede correr y dejar el salón independiente del resto.
La mesa de comedor que se ve y los dos sofás, forman una cama de matrimonio, para cualquier imprevisto. Generalmente a las visitas les encanta el sitio y si pueden se quedan. Cómo no, la silla del Capitán. Toda la casita está decorada con temas marineros.
El salón forma una U y es muy confortable y cálido. Esa tele ya no está, jejejejejej...
Aquí se va viendo un poco mejor: la puerta de la izquierda es la del servicio.
Y aquí lo tenemos. No se ve porque no tengo sitio desde donde hacer la foto, pero me explico: al entrar, a la izquierda, la ducha, con el ancho normal de todas, y justo detrás, de la pared de la ducha, la taza del WC. En medio la ventana con el toallero, y a la derecha un mueble con el lavabo y un armario de baño.
Aquí una habitación con dos literas, cuya puerta corredera la separa de la cocina.