25 de junio de 2010

Que se pongan las ministras el burka


Estoy que me subo por las paredes con las reacciones en contra de los alcaldes que han decidido prohibir el burka en sus municipios.
¿Qué pasa? ¿Que después de los años que está costando en España que las mujeres se vayan poniendo a la altura de los hombres, el ministerio de giligualdad de este gobierno no es capaz de afrontar este problema con normas contundentes, como se está haciendo en el resto de Europa?
El encubrirlo bajo el manto de la religión no es más que una falacia para no acometer de forma decidida algo que atenta no sólo a la dignidad de las mujeres, sino a la propia seguridad de la ciudadanía, ya que bajo el burka lo mismo puede haber una mujer, que un terrorista camuflado. ¿Cuando fueran a comprar con tarjeta, cuando votaran, cuando entraran en organismos oficiales, quién las identificaría?
Me rio yo si esa costumbre atañera a la religión católica, cómo andarían las ministras de listas para quitarla. Pero con el islam no se atreven.
¿Dónde estan los colectivos que apoyan las causas de las mujeres desfavorecidas? ¿Dónde están están los artistas y los intelectuales que no se les ve, o sí se les ve, pero camuflados, para que no se les note? ¿Acaso ven normal que en España se permita que mujeres, aunque fuera una sóla, vayan encerradas en una cárcel de tela, cuyo mundo exterior se reduce a una rejilla?
Incluso hay quien dice que ellas se sienten agusto así, y que es una forma de seducción. Pues que se lo pongan ellos para disfrutar de tamaño goce.
Estamos en un mundo que no lo entiendo.
¿Qué hace Bibiana Aído? NADA. Perder el tiempo en leyes absurdas, pero callada. Incluso se ha atrevido a decir que las mujeres que lo usan lo hacen por presión, pero de la propia prenda. A esta ministra le falta una vuelta en la sartén. Yo le diría que se parara delante de una de estas mujeres, que se asomara a la rejilla y que le mirara a los ojos, a ver qué puede ver en ellos. A lo mejor así se le encendía la bombillita, que ya es hora, y podría comprender la impotencia y lo desgraciada que se siente ante esa muerte en vida. O mejor, propondría a las ministras, que andan todas igual de calladas, que por una semana, sólo una semana, lo llevaran ellas. Que la vice saliera del consejo de ministros con él puesto y diera así la rueda de prensa de los viernes.
Hay muchas razones para prohibir en España el uso del burka, pero sobre todo, por la dignidad de estas mujeres, y por demostrarnos a nosotros mismos, que los logros feministas conseguidos no son un espejismo que se diluye cuando hay que ser valientes y mojarse por causas como ésta.