Tardamos una hora y media desde Fort Pierce y al llegar nos dirigieron a la zona de aparcamiento donde teníamos que dejar el coche. Fue fácil encontrar el Kennedy Space Center porque las indicaciones eran muy exactas.
Ya estábamos en la NASA (National Aeronautics and Space Administration), una de las bases estratégicas más importantes junto a Houston, en Texas, y nos hicimos la foto de rigor con el logotipo al fondo. A la izquierda se ve la fuente con la imagen de Kennedy, gran impulsor de este centro. Está operativo desde 1962.
Ya estamos en la cola.
Lo primero que nos encontramos fue el jardín de los cohetes, todos auténticos.
Nos dirigimos primero al pabellón Héroes y Leyendas.
Nos dieron unas gafas 3D y pasamos a una sala donde hacía muchísimo frío. Estaba repleta de fotos de personajes ilustres que hablaban sobre la carrera espacial.
De allí pasamos a otra sala, con el mismo frío, donde se nos mostró una proyección con comentarios de los astronautas.
Seguimos recorriendo el pabellón
El Hall of the Fame, donde mis hombres posaron muy dignamente.
Una sala preciosa, donde me di cuenta de la cantidad de mujeres que han formado y forman parte de la carrera espacial.
Cápsula y cohete Géminis
Consolas de control de los proyectos Géminis y Mercurio
Mi Antonio como un piloto más
Aquí con un espontáneo
En esta plaza están las banderas de los países que colaboran con la NASA
Ahora vamos hacia la estrella del centro: el transbordador Atlantis. Lo naranja es el tanque de combustible, flanqueado por los dos cohetes.
Nos pasaron a una sala y nos volvieron a helar de frío. Explicaron cómo surgió la idea de hacer un transbordador que fuera capaz de ir al espacio y volver a la tierra. Muy interesante.
En octubre de 2002, con seis astronautas, completaron una misión durante once días, con tres paseos espaciales.
Todo muy bien explicado y muy teatralizado, y ya con toda la información...
Se abrieron una enormes puertas y allí estaba la joya de la corona: el Atlantis. Suspendido a diez metros del suelo, con su brazo robótico extendido y abierto por su parte central. Es una sala con varios niveles de altura y 360 grados de vista.
Los tres motores del Atlantis
Sujetos por los pies por la falta de gravedad
Telescopio Hubble
No sé si me haré yo con tanto mando
El WC del Atlantis
La zona de comedor
Es hora de dormir
Detalle de la "cama"
Yo quería vivir la experiencia del despegue y me fui sin pensarlo
No estoy en esta imagen pero es la única que he encontrado, para mostrar cómo es el espacio donde nos meten para simular el despegue, pero antes, en varias salas, por Dios muertos de frío, te preparan para la experiencia. Hay que apoyar bien la espalda porque las vibraciones son muy fuertes. Todo es muy potente hasta que de pronto, la calma se apodera de la nave y no se nota nada. Comienza una música suave y se abre la parte superior, pudiéndose ver el espacio y a lo lejos la Tierra.
Salimos a comer y lo hicimos aquí. Nada del otro mundo, a base de hamburguesas y similares, pero todo era muy parecido.
Entramos en la tienda y lo más curioso eran los trajes de astronautas, pero no me habrían cabido en la maleta, jeje...
Aquí empezamos a sopesar la posibilidad del circuito en autobús, pero ya estábamos cansados y decidimos volver a casa.
Es prácticamente imposible verlo todo en un día. Los que viven cerca tienen la posibilidad de sacar entradas válidas para un año, cosa que teniendo niños es una buena opción porque hay mil cosas para que los críos se diviertan.
Una última foto antes de marcharnos
Por la noche cenamos en Bistro Fourchette, un restaurante francés en Vero Beach. Falta Antonio porque tanto cambio de temperatura le sentó regular y prefirió quedarse en casa.
Mañana volveremos a Miami y visitaremos Wynwood Walls.