Volvimos a Miami, comimos y por la tarde nos fuimos a Wynwood, una zona poblada en principio de portorriqueños, y que no era muy aconsejable visitar por la inseguridad que se respiraba, pero que ahora, al igual que sucedió en Marsella con el barrio Le Panier, se ha convertido en visita obligada de turistas, que buscan alternativas a la diversión de las playas, gozando además del privilegio de admirar un arte callejero muy especial.
La parte más visitada es Wynwood Walls, un parque donde las paredes de las fábricas se han convertido en magníficos murales y diversas galerías de arte muestran las obras de artistas callejeros de fama mundial, con el aliciente de que las exposiciones son rotativas.
Los múltiples bares y restaurantes, animadísimos con música latina, animan mucho el ambiente.
Una galería de arte
En esta sala hay una exposición de Kobra, artista brasileño con un sello muy especial. Plasma en sus cuadros a gente que ha ayudado a la humanidad, a inmigrantes o personajes ilustres. Al aire libre también tiene varias obras, inconfundibles.
Luego nos fuimos a pasar la tarde con nuestros sobrinos y estuvimos paseando por South Point Park.
Enfrente del paseo marítimo se encuentra una isla muy exclusiva, que solo tiene acceso por barco: Fisher Island.
Antonio paseando por South Point Pier.
Merendamos y pasamos una tarde muy agradable. De vuelta al coche encontramos a unos amigos de Pepe y nos tomamos una copa en su casa.
