Aprovechando un día maravilloso de sol, nos fuimos a pasar la mañana a la Plaza Mayor de Madrid, lugar muy emblemático de la capital, donde se dan cita gentes de todo tipo y donde la diversión está siempre asegurada.
Esta plaza, desde el siglo XV era conocida como Plaza del Arrabal, por estar en los arrabales y se encontraba en la confluencia de los caminos de Toledo y Atocha.
Allí se estableció un mercado. Cuando Felipe II trasladó a Madrid la Corte, encargó a Juan de Herrera el proyecto, y el primer edificio fue la Casa de la Panadería.
Sufrió tres incendios importantes, y finalmente Felipe III encargó su remodelación a Juan Villanueva, y se rebajaron las alturas de los pisos, de cinco, a tres plantas nada más, con buhardillas, cerró las esquinas e hizo grandes arcadas para su acceso.
Se utilizaba, además de mercado, para grandes festejos, corridas de toros y autos de fe.
En las corridas, los que toreaban eran los nobles, acompañados de su séquito, y la guardia permanecía formada impertérrita en la plaza, pasara lo que pasara. Si el toro les embestía, le hacían frente con sus lanzas, y si el animal moría ahí, se lo podían llevar.
En las ejecuciones públicas, se colocaba el patíbulo delante del portal de pañeros si era pena de garrote, frente a la Casa de la Panadería si era de horca, y en la Casa de la Carnicería si era cuchillo o hacha.
Alrededor de la Plaza se establecieron los gremios de los oficios que dieron nombre a algunas calles aledañas: Plaza de Herradores, Botoneras, Tintoreros, Latoneros, Cuchilleros, Plateros, Esparteros... ect. Los gremios que tenían oficios molestos por olores o ruidos, fueron desplazados a las afueras de la ciudad.
En la última reforma, de los años sesenta, se cerró al tráfico.
Es muy popular el mercadillo de Navidad que se celebra en Diciembre, así como el de numismática y filatelia que tiene lugar todos los domingos.
Empezamos en la calle Postas, donde nos encontramos ya una mezcolanza variopinta de comercios. En el nº 16 hay una de las tiendas más pequeñas de Madrid, en la portería del edificio.
Subiendo por la calle Postas, nos encontramos a este señor que hacía una música preciosa con los bordes de las copas.
Justo detrás de él, una tienda que hace las delicias de los super golosos. Cualquier tipo de caramelo, se puede encontrar aquí. El sol impidió que la foto fuera mejor.
Enfrente está una de las joyas del Madrid antiguo: La Posada del Peine, ahora remodelada y convertida en un hotel: Le Petit Palace. Se llamó del peine porque era lo único que el dueño ponía en las habitaciones para asearse, y además atado con una cuerda para que no se lo llevaran.
El ambiente siempre es magnífico, y sentarse a tomar el sol en una de las múltiples mesas de los restaurantes, es una delicia.
Una de las entradas, con su característico arco de medio punto.
Este hombre hacía unas pompas inmensas con dos palitos y un cubo de agua jabonosa. Detrás, donde están las banderas, se ubicó la Casa de la Carnicería, que era el depósito general de carnes para abastecer la Villa. Actualmente es la Junta Municipal del Distrito Centro de Madrid.
Como se puede ver, toda la Plaza está porticada, y por el centro hay unas farolas con asientos alrededor, para descansar.
Al ser domingo, las tiendas estaban cerradas, pero se pueden encontrar cosas curiosísimas, como estos efectos militares.
Había mucha gente que montaba su numerito para sacarse unas perrillas. Se trata de una caja, con un agujero en medio por el que saca la cabeza un señor disfrazado de monstruo, y cuando te acercas a echar una moneda, se mueve y te pega el susto padre. Los de los lados son de pega.
La Casa de la Panadería con el escudo de España, en tiempos de Carlos II.
Albergaba la tahona más importante de la Villa, con los despachos del Peso Real y del Fiel Contraste. Luego estuvo aquí la Real Academia de las Artes de San Fernando, más tarde la de la Historia, y a finales del XIX pasa a ser propiedad del Ayuntamiento.
Actualmente es la sede del Patronato de Turismo de Madrid.
Las pinturas mitológicas son de Carlos Franco.
Todo se compra y se vende.
Aquí se dan cita pintores, caricaturistas, y otros artistas.
Vista general de la Casa de la Panadería, con la estatua ecuestre de Felipe III.
Una de las tiendas típicas es la de gorras. También hay otra de sombreros de todo tipo. Para lo que quiera, como lo quiera... lo tienen.
Este hombre se sacaba unos euros tocando su trompeta.
¿Y este fotógrafo?
La numismática es junto con la filatelia, la estrella de los domingos en la Plaza Mayor.
La estatua de Felipe III se realizó en 1614 por Juan de Bolonia, año que aparece en las cinchas inferiores de la silla de montar. Antes estaba en la Casa de Campo, pero la reina Isabel II ordenó su traslado aquí, ya que fue durante el reinado de este monarca, cuando la Plaza adquirió su aspecto actual.
Un hombre sin cabeza. ¿?
Componentes de una excursión, que para no cansarse en la visita, iban montados en estos vehículos.
Curiosísima cámara de fotos, que las hacía preciosas, por cierto.
El paraíso de los coleccionistas.
Los soportales albergan, además de restaurantes, tiendas de souvenirs con todo lo necesario para que el turista se lleve un pedacito de Madrid a su tierra.
Una curiosidad: no es bazar el pulpito, sino el púlpito. ¿Por qué?
Pues porque está al lado del Arco de Cuchilleros, y se puede ver a la derecha, donde está la reja, una especie de púlpito. Mucha gente viene a comer pulpito y se lleva el chasco. Se puede ver la calle Cuchilleros, con la casa Botín al fondo.
Yo, en el púlpito.
Zona típica de tabernas, donde se ve con claridad cómo soportan los edificios la estructura de la Plaza.
Estos mesones son como cuevas, y la más famosa, la de Luis Candelas.
El Arco de Cuchilleros, la entrada más importante de la Plaza.
En la calle Cuchilleros se hacían los cuchillos que se utilizaban en la Casa de la Carnicería. También hay aquí un negocio de reparación de radios antiguas, famoso en todo Madrid, creo recordar en el nº 5.
Un tablao flamenco para los guiris.
El mercado de San Miguel, en la Cava de San Miguel, única estructura de hierro que queda en Madrid, precioso tras su remodelación y que merece capítulo aparte.
Taberna típica.
El restaurante más antiguo de Madrid. Calle Cuchilleros.
La calle de Toledo, con la Sacramental de San Isidro a la izquierda.
Entrada a la Plaza por la calle de Toledo.
Plaza de Puerta Cerrada, al bajar por la calle de Cuchilleros, desde la Plaza Mayor. Aquí estuvo una de las puertas de la segunda cerca, y se llama "cerrada" porque la cerraban antes que las otras, debido a los maleantes que andaban por la zona.
Seguimos en Puerta Cerrada, y en una de las fachadas puede verse el lema de Madrid :"Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son".
Toda la zona está poblada de restaurantes y tabernas típicas. Las tabernas antiguas de Madrid están pintadas de color rojo.
Compiten en belleza y cromatismo.
Casa Paco, en obras. Aquí fue donde se trajeron por vez primera las sardinas que dieron lugar al entierro, por haber llegado estropeadas. En Puerta Cerrada.
Cruce con la calle Concepción Jerónima, donde se puede ver la trasera del Ministerio de Asuntos Exteriores.
En el mismo cruce, un comercio de toda la vida: zapatillas de todo tipo. Estaba cerrado, pero es impresionante la cantidad que hay. Yo creo que no hay nadie que no haya comprado algún par.
Calle Tintoreros, para que veáis lo importantes que fueron estas calles, cuando la Plaza Mayor era un gran mercado.
Subida de la calle de Toledo hacia la Plaza Mayor.
Taberna de San Isidro.
Un artista callejero con su marioneta.
Y como colofón, no nos podíamos ir de allí sin tomarnos lo más típico de la Plaza, que son sus bocadillos de calamares con una caña. Me gustan especialmente los de Rua. Aquí estoy entrando. Mmmmmmmmm....qué olorcillo más rico!
Pues sí, uno para mi Antonio y otro para mí con una cañita. A vuestra salud.
Ya de vuelta, rodeando la Plaza, pasamos por el Palacio de Sta. Cruz, antigua Cárcel de Corte, y actualmente Ministerio de Asuntos Exteriores. Es un edificio tipo Austria, con dos patios. De aquí parten todavía las carrozas que llevan a los embajadores, por la calle Mayor, hasta el Palacio Real, a presentar al Rey las cartas credenciales. Se encuentra en la Plaza de las Provincias.
Un comercio muy arraigado en la Plaza Mayor era "El Gato Negro", una tienda de lanas enorme, donde venían a comprar de todos los sitios de España. Me he llevado la desagradable sorpresa de verlo cerrado. Si es que ya casi ni se cose, ni se teje, ni se arregla la ropa...
Espero que os haya gustado ir de mi mano por la Plaza Mayor, y os espero dentro de poco en el Mercado de San Miguel para comernos unas ostras.