Para mí, lo es sin duda.
Por los colores, por la representación gráfica de la escena, por los gestos de los personajes, por las texturas y por la composición del cuadro.
Representa a Jesucristo muerto en el momento del descendimiento de la cruz, con José de Arimatea y Nicodemo junto a otros hombres, mientras las mujeres lloran desconsoladas y San Juan sujeta a la Virgen, que se ha desmayado.
Era la parte central de un tríptico pintado por el flamenco Roger van der Weyden, encargo del gremio de ballesteros de Lovaina, y en las esquinas superiores se pueden ver las ballestas que hacen alusión al donante.
La composición muestra un friso de personajes sobre un fondo dorado, en el que destacan los colores y las texturas de los ropajes, enmarcando el conjunto, a modo de paréntesis, las dos mujeres que lloran en los extremos. En la parte central, la figura de la Virgen desmayada, se alinea con su hijo en una diagonal que rompe la verticalidad de las otras figuras. En las manos cercanas del hijo y de la madre, se puede apreciar la diferencia de tonos. Las imágenes parecen más bien esculturas.
Si todos los colores son espectaculares, los de la túnica de San Juan y de la Virgen resultan los más valiosos por los pigmentos que utilizó el pintor para conseguirlos.
Los personajes nos transmiten en sus gestos todo el dolor que sienten por la muerte de Jesucristo, en esta tabla de 2'60 por 2'20
Espero que os haya gustado, y si podéis, os recomiendo que la miréis en el Google Earth.