La Basílica en sí no me gustó demasiado, pero la escalinata, la plaza y los alrededores eran magníficos.
Se construyó en lo alto de la colina, con fondos procedentes del pueblo, para recordar a los mártires de la guerra franco-prusiana, y de ahí su nombre: Monte de los Mártires. Se dice que el corazón de uno de ellos está aquí.
Algunas de las fotos que he puesto son de Google Hearth.
Quedamos al lado de una de las fuentes de Richar Wallace al lado del restaurante, en el boulevard de Rochechouart (hasta este punto se puede venir en metro en la linea 2, salida Anvers) y fuimos andando.
Mario nos advirtió que agarrásemos bien los bolsos y las cámaras, porque al dar la vuelta a la calle Steinkerque la cosa iba a cambiar.
Aquí justamente se dobla para subir.
Y vaya si cambió la cosa, porque nos vimos inmersos en una avalancha de gente que subía, como nosotros, camino del Sacre Coeur. Hay foto, pero la pondré dentro de unos días. De momento pongo una de Google Hearth. Al fondo de la calle se puede puede ver la capota verde del tiovivo.
Al finalizar la calle encontramos el tiovivo que sale en la película Amélie. Choca bastante este elemento con la seridad de la Basílica al fondo.
A la izquierda del tiovivo, en la rue Tardieu, se puede tomar el funicular que comunica Pigalle con el Sacre Coeur y que lleva hasta lo alto de la colina, sin tener que subir los más o menos trescientos escalones que hay. Cuando se baja, está a la derecha. Cuesta 1''70 euros.
Estuvimos en la plaza disfrutando de las magníficas vistas de París que se divisan desde esta altura.
Y nos hicimos la foto de rigor.
Por el lateral de la Basilica, calle del Cardinal Guilbert, pasamos a la rue du Chevalier de La Barre, un lugar muy comercial, así como la de Mont Cenis, al dar la vuelta a la izquierda.Y llegamos al sitio que más me apetecía ver que era la Plaza Tertre, donde se encuentran muchos pintores realizando sus obras, y que despide todavía ese aroma bohemio de la boina y el lazo al cuello de los artistas del viejo París.Mi hermana quería hacerse un retrato, pero en agosto las colas eran extensas y no teníamos tiempo para casi nada.
Plaza Tertre.Otro rincón de la misma plaza.
Al salir, compramos en la tienda de souvenirs que he señalado muchas cosas, y como estábamos tan cansadas, decidimos sentarnos, y menos mal que vimos a nuestras amigas descansando en esta terraza y nos hicieron un sitio para tomarnos un zumo y reponer fuerzas.
Enfilando ya la calle de Mont Cenis, me compré aquí una boina muy chula.
Seguimos cucurucho en mano y aquí en la primera tienda del toldo rojo se compró mi hermana un álbum para poner las fotos y los recuerdos del viaje, muy bonito, pero me temo que insuficiente para todas la instantáneas que tiene.
Seguimos hacia la Basílica otra vez.
Cenamos otra vez en el Panorama y luego nos llevaron hasta el hotel que lo teníamos en Gentilly.