9 de noviembre de 2010

Matrimonio y repudio






Las hijas de las señoras que conocí en Argelia, me contaban a veces cosas impensables en nuestro mundo actual, donde a pesar de quedar todavía mucho camino por recorrer, estamos a años luz de estas mujeres.
Hablo de las condiciones del matrimonio y del repudio.
La sobrina de una vecina del bloque donde vivíamos, se vino a vivir allí, ya que al haberla repudiado el marido, no podía volver a su casa y estaba a espensas de que algún familiar quisiera hacerse cargo de ella. Pasaba muchas tardes conmigo y hablaba del que había sido su marido con una resignación asombrosa. Me contó los vestidos que llevó en su boda (7), y trajo el álbum para que la viera con ellos puestos.
Después de escuchar de sus labios la situación de indefensión en la que se encuentran, le di un consejo impensable de poderlo seguir allí, pero era lo que me pedía el cuerpo. Le dije, que si a mí un hombre me hubiera hecho algo así, no querría ni acordarme de su cara, y que llevaría el álbum dándole patadas por la calle hasta que no quedara ni una sola hoja.
Las única función que tiene asignada la mujer es la de reproductora y velar por el bienestar del marido.
Sólo podrá trabajar si en el contrato matrimonial existe una cláusula que lo permita, pero... el marido puede cambiar de opinión, y donde dije digo, digo diego.
El analfabetismo es altísimo en las féminas, ya que por la cuenta que les tiene, les es más fácil dominar un rebaño de analfabetas que personas con criterio propio.
Los hermanos o el padre pueden impedirle trabajar sacándola de la escuela o de la universidad.
Si se quiere divorciar y el marido no está conforme, pierde la custodia de los hijos, y es el padre el que supervisa la educación y la salud de los mismos.
Si ella se vuelve a casar, pierde la custodia, pero él puede casarse tantas veces como quiera.
Como tienen la idea de que el matrimonio es algo similar a una venta, pues cuando no les interesa seguir con la "mercancía", tienen la facultad de repudiar a su mujer, y no tienen siquiera que justificar su actuación ante el juez. Basta con que pronuncie las palabras "Yo te repudio".
La repudiada debe esperar un tiempo para asegurarse de que no está embarazada, pero el marido la puede volver a tomar con toda tranquilidad.
No le queda pensión de manutención ni alojamiento.
Esta chica me contó también que las mujeres árabes llevan encima casi todas sus joyas, porque en el momento del repudio sólo les pertenece lo que lleven puesto.
No sé qué habrá sido de ella, pero su único deseo era encontrar pronto otro hombre que la "protegiera". Vivir para ver.


Os dejo aquí un texto de unas chicas estudiantes, que a mí me ha parecido muy interesante: