Era sábado y teníamos por delante un día lleno de sorpresas en compañía de nuestra amiga Malanga, que llegó por la mañana al hotel y nos recogió para enseñarnos durante la jornada las maravillas de su tierra, y transmitirnos el amor por su mar y sus paisajes. Lo consiguió. Comenzamos el viaje en la ermita de Nuestra Señora de la Alanzada, cuya foto he puesto la primera y que no me pertenece, pero que da una imagen perfecta de su situación. La he cogido de la página Tur Galicia, y el autor es Alberto Alonso. Es una pequeña península que sobresale de la playa de la Alanzada, y que antiguamente fue un faro fenicio. Más tarde una fortaleza, y luego una ermita. Está dedicada a Nuestra Señora de Area, aunque se la conoce con el nombre de la playa donde se encuentra. Tiene una leyenda muy curiosa, porque existe un rito de fecundidad que se realiza aquí: las parejas que no han podido concebir hijos, tienen que venir la noche de San Juan hacia la ermita, bajar unas escaleras que dan a la playa y tumbarse en unas rocas con forma de cama, que se llaman "la cuna da Santa". Allí deben de hacer el amor. A continuación, la mujer debe de ir a la playa que está al lado y mojarse con agua de nueve olas , de modo que cada una de ellas le llegue hasta el vientre (una ola por cada mes de embarazo). Interior de la ermita. Me llamó mucho la atención los barcos que se veían por las paredes, y me contó Malanga que eran exvotos. Aquí estamos ya en la playa de la Alanzada, donde estaban practicando surf los alumnos de una escuela. La península de O'Grove era una isla, y se fue formando un istmo que es el que hoy forma la playa. Malanga y yo. Y aquí, en el mismo sitio pero con mi Antonio. Y nuestra estupenda guía nos llevó a San Vicente do Mar, donde hay unos parajes bellísimos. Una de las playas de San Vicente: playa do Farruco. La primera intención era comer aquí en El Pirata, pero estaba cerrado ya hasta la primavera, y decidimos comer en la sla de Arosa, aunque aquí nos tomamos en otro bar unos cafés con leche. No me pude resistir a mojarme los pies y Malanga me acompañó. Entre la playa do Farruco y la Barrosa, se halla el Monumento al Voluntario, erigido en 2003, para rendir homenaje a las personas que voluntariamente ayudaron a quitar chapapote cuando se hundió el Prestige en el 2002. Esta zona fue muy castigada por el vertido. Playa de la Barrosa. Al fondo, la isla de ONS. En la playa de la Barrosa comienza un paseo de madera, rodeando la costa, donde se puede admirar la belleza del paisaje. Aquí se ve mejor. Me iba a traer este sombrero, pero o me cabía en el bolso, jajajaja... Las dos en la pasarela. Al fondo, ONS. El dueño de esta barquita echaba y recogía nasas. Playa de A Fervide, uno de los sitios más bonitos por los que pasamos. Yo, máquina en mano, haciendo fotos a diestro y siniestro. Y nos fuimos hacia Arosa. Aquí puede verse el puente. Una playa tranquila, que invitaba a tumbarse en la arena. Mi Antonio y yo. Esa zona pertenece al parque natural do Carreiron. Malanga y yo. Este lugar es algo muy parecido a lo que debió de ser el Paraíso. Salimos del parque y nos fuimos a comer. Puerto de Arosa, frente al Paseo do Cantiño. Aquí en el Paseo do Cantiño, comimos. Nos invitó nuestra amiga a un arroz con bogavante que quitaba el sentido, y primero degustamos unas zamburiñas, pimientos de padrón y camarones. Naturalmente, todo regado con alvariño. De postre tomamos flan de queso y de café, que estaban riquísimos. La foto no es mía. La he cogido de unos comentarios a un texto, y no sé realmente de quién es. Y ya nos dispusimos a volver a Portonovo, ya que por la tarde tendría lugar la fiesta guineana y teníamos que vestirnos para la ocasión. Pero antes, sabiendo que me gusta visitar cementerios curiosos, nos quería llevar a ver el de Cambados, porque según decía, me encantaría. Pero el tiempo se nos echó encima y no pudo ser. Por eso, he buscado en internet información y aquí está el lugar: Ruinas de Santa Mariña de Dozo. Se encuentra en la parte alta de Cambados, en el monte de La Pastora. Fue mandada construir por Juana de Hungría y María de Ulloa a mediados del siglo XVI. Como muchas iglesias, tenía anexo un cementerio, que con el paso del tiempo, se fue metiendo entre las ruinas, por lo cual las tumbas están dentro de lo que era el templo. Entrada al cementerio. Las capillas laterales. Malanga, efectivamente me habría gustado mucho verlo in situ, pero te lo agradezco igual. Y volvimos hacia Portonovo, pero cuando estábamos atravesando Cambados, un ruido raro del coche nos advirtió de que algo no funcionaba. ¡Habíamos pinchado! Y encima estaba lloviznando. Entre un señor amabilísimo y mi Antonio cambiaron la rueda, y seguimos nuestro viaje. Fue un día fantástico por los lugares que recorrimos y por la buena compañía que tuvimos. Gracias, Malanga.