6 de noviembre de 2010

Estocolmo

Y después de esa maravillosa entrada, por fin llegamos a la ciudad, que nos recibió con un tiempo espléndido.
Los orígenes de estocolmo se sitúan el Gamla Stan, una de sus numerosas islas, entre el lago Mälaren y el mar Báltico, y poco a poco se fue extendiendo a las otras más cercanas, hasta catorce.
Se la conoce como la Venecia del Norte, aunque San Petersburgo también se arroga este título. Naturalmente, cualquier ciudad con canales se puede parecer a Venecia, pero en este caso, más que canales, es un lago en el que reposan unas islas llenas de color y encanto.
A principios del siglo XV se proclamó capital de Suecia.
Fue Gustavo Vasa quien la haría crecer convirtiéndola en una ciudad europea importante.
En el siglo XX se rehabilitaron las calles de la ciudad vieja así como sus edificios más significativos.
En Gamla Stan se encuentra el Palacio Real, aunque los reyes actuales no viven en él. También se encuentra aquí la Catedral, la Casa de la Nobleza, La Iglesia Germánica, y el Museo Nóbel.
El Parlamento está ubicado en la pequeña isla Helgeandsholmen, en el centro de Estocolmo. Se puede visitar y es gratis.
Junto a Gamla Stan, hay otra isla, la más fotografiada, llamada Riddarholmen, donde está el Panteón de la realeza, con una aguja de filigranas, visible en toda la ciudad.
Frente a Riddarholmen, se encuentrael Ayuntamiento, con su inconfundible silueta y torre. Es visitable y merece la pena verlo.
En la isla de Djurgärden está quizás uno de los mayores atractivos turísticos de Estocolmo, que es el Museo Vasa, donde se encuentra el famoso barco, hundido y reflotado. Esta isla era un antiguo coto de la realeza. También aquí está el museo al aire libre más antiguo del mundo: Skansen.
Entre Djurgärden y Gamla Stan hay otra isla llamada Skeppsholmen, donde se encuentra el Museo de Arte Moderno, cuyo arquitecto fue Moneo.
Me pareció una ciudad mucho más avanzada que las que habíamos visitado hasta entonces en el crucero, con un gran bullicio y el hecho de vivir casi en el mar, con los barcos y los puentes, la hace muy atractiva.
Por todas partes había caballitos de madera, que es el souvenir por excelencia.
Y vamos al viaje.
Contratamos un grupo la excursión con una agencia sueca y al bajar del barco estaba esperándonos Ana María con el autobús para enseñarnos la ciudad. Vimos las cosas más importantes, aunque nos quedó muchísima ciudad por patear, pero a las tres teníamos que estar en el barco y no daba el tiempo para más.

La primera foto es una panorámica donde se puede ver en primer término la isla Riddarholmen; a la izquierda, tras el puente, la Casa de la Nobleza ya en Gamla Stan, y se distinguen muy bien las torres de las Iglesias. De izquierda a derecha, La de la Catedral, la de la Iglesia Alemana, y la de Riddarholmen.
Para los que quieran hacer la excursión por libre, muy cerca del puerto para el autobús 76, que deja en el centro.

Paramos en primer lugar en el Ayuntamiento. Un edificio situado en el lago Mälaren, de ladrillo rojo. Según he leído se utilizaron aproximadamente ocho millones. La torre está rematada con las tres coronas, que son el símbolo de Suecia.
Aquí es donde se celebra el banquete de gala de los Premios Nobel.
Se entra por un patio porticado, cuya escalinata da al lago.
El mal llamado "salón azul", porque el arquitecto pensaba hacerlo en ese color, aunque luego se decidió por el ladrillo. Ese día había programada una actuación musical. Los Premios Nobel se entregan en el Salón de Conciertos, pero aquí se da el banquete de gala.

Y estas son las escaleran por las que descienden los premiados. El arquitecto hizo bajar a su mujer unas cuantas veces por ellas, hasta que tuvo la certeza de la comodidad de los escalones. Las fotos están muy oscuras, pero es que estaba todo en penumbra.

La sala de reuniones.
Los magníficos techos de los corredores.

Este salon era maravilloso. De mosaicos dorados con oro de 14'5 kilates, que le da a toda la estancia una luz muy especial. Presidiendo el salón, La Reina del Mälaren. A su alrededor, los edificios más característicos de ciudades importantes en el mundo.

Las ventanas del salón entre los bellísimos mosaicos.

Vista general del salón. Esta foto no es mía, pero no me acuerdo ahora mismo de dónde la saqué. Pido disculpas a su autor. El día que fuimos había muchísima gente y era muy difícil tomarlo de forma tan diáfana, por lo cual en la mía no se apreciaba tan bien. Prometo buscarlo y poner su nombre.

Y salimos del Ayuntamiento para dirigirnos al metro. Por todas partes el ambiente marino.

Pues aquí estamos ya en el metro, que los que me seguís, sabéis que es para mí una de las visitas obligada a las ciudades donde viajo.

Fue muy costoso hacer el metro de Estocolmo por la cantidad de rocas que hubo que salvar. Algunas de ellas se han dejado y forman parte del museo en que se han convertido algunas de las estaciones.

Me encantó.

No montamos, pero pudimos pasearnos por la estación.

Otro rincón.

Y de nuevo en la calle, posando con el Palacio Real tras de mí. Hacía una mañana espléndida, y la foto está tomada desde la calle Blasteholmsha.

Desde Södermalm se aprecia esta bonita vista.

El azul del cielo y del mar enmarcaban a la perfección los edificios de variados colores. El Parque Tívoli, otra de las atracciones de la ciudad.

Multitud de hoteles y bancos en casas preciosas. Se puede ver la torre de la Iglesia Alemana.

Estatua ecuestre de Carlos XIV Juan, en Slussen. Es la parte donde se une Gamla Stan con Södermalm, y aquí, mediante una esclusa se comunica el lago Mälaren con el mar Báltico. También hay un ascensor que salva la altura del terreno.

En cada esquina surgía la sorpresa por el paisaje.

Palacio Wrangelska, en Riddarholmen. Fue residencia de la familia real, y ahora es sede del Tribunal de Apelaciones.

Magníficas vistas de uno de los paseos marítimos.

Mi Antonio, en la terraza de la isla Riddarholmen. Al fondo, Södermalm, y a su lado la escultura de granito Solbaten (el bote del sol). Es parecida a una concha.

También desde aquí, un edificio que aunque no sepa su utilidad, me gustó.

En esta terraza hay una escultura del trovador-compositor Evert Taubes Terres. Se pueden ver detrás las agujas de la Iglesia de Santa María Magdalena, en Södermalm.

Museo Nacional, uno de los más antiguos del mundo, desde Gamla Stan.

Plaza Mayor o Stortorgen, en Gamla Stan, donde se encuentra el edificio de la Bolsa, que es el Museo Nobel. Sus casas de colores amarillos y rojos le dan un aire cálido y divertido. A la izquiera, que no se ve muy bien, está la fuente del Baño de Sangre, homenaje a las víctimas de la masacre, sucedida en 1520, en la cual más de un centenar de personas fueron ejecutadas bajo las órdenes de Cristián II.
La casa roja (Schantzska), fue vivienda de altos comerciante y cortesanos. Hay bastante influencia alemana en las edificaciones de Gamla Stan.
Museo Nobel. Aquí se encuentra el edificio de La Bolsa, que es para lo que se utiliza, pero es la sede de la Academia Sueca, propietaria del inmueble. Aquí se eligen los premios de literatura.
Y empezamos a patear las viejas y estrechas calles de Gamla Stan.
Nos hico gracia esta especie de casitas para palomos, o al menos creemos que servían para eso, porque vimos algunas más.

Estatua de San Jorge venciendo al dragón, en la plaza de Köpmanbrinken. Es una réplica de la de madera que hay en la Catedral.

Preciosas callejuelas.


Una runa vikinga, utilizada como material de construcción en esta casa de Gamla Stan.

Por un lateral del palacio nos sorprendió una banda de música militar, que venía de hacer el cambio de guardia en el Palacio Real.
Tocaban que daba gusto oirles.

Plaza Slottsbacken, donde paran los autobuses turísticos. A la derecha el Palacio Real, y de frente la Catedral de San Nicolás.

Un centinela del Palacio en su garita.

Interior del Palacio Real

El Parlamento sueco.

Y ahora nos vamos al Museo Vasa, que están el Djurgarden. No fuimos en barco, sino en el autobús. Pero para que conste que hay muchas embarcaciones que hacen el trayecto entre las distintas islas.
Durgärden desde Strandvägen. A la izquierda el Museo Nórdico, que guarda la historia del pueblo sueco y su cultura.

Y aquí mi Antonio, cámara en mano, dispuesto a no dejar sin fotografiar ni una sola madera del Vasa.
Bueno, pues aquí está el mayor fracaso de la náutica sueca. Gustavo Adolfo II de Suecia lo mandó construir y desoyendo los consejos del armador, le agregó una tercera cubierta. En agosto de 1628, al entrar en el agua del lago Mälaren, se hundió. Se conservó tan bien debido a la poca salinidad del agua y se reflotó en 1961.
Que vamos, que presumen mucho de este barco, pero no es para tanto. El Santísima Trinidad nuestro era bastante más grande, con cuatro cubiertas y no se hundió. En su época fue el barco más potente del mundo ( el nuestro, claro).




La Ópera. La foto es de Tage Olsin.

Es Svampen, el centro de reunión de los habitantes de la ciudad. Es una cabina telefónica en forma de champiñón, bajo la cual suele quedar la gente para verse y está en la Plaza Stureplan.
Ya cansada de tanto andar y ver, en la bahía recobrando fuerzas.

Mi Antonio, que disfrutó como un enano con tanto barco.

Y ya desde el crucero, nos despedimos de Estocolmo que nos sorprendió muy gratamente.

A las 15'30 zarpamos hacia Gdynia.