Empiezo a recoger mis pertenencias antes de salir de aquí, pero no siento nostalgia. Estoy nerviosa porque ya nada será lo mismo si no tengo a quién dirigir mis palabras como ahora lo hago, pero la vida nos lleva muchas veces a tomar decisiones con todas sus consecuencias y ésta no tiene vuelta atrás. Me marcharé esta noche y sé que no me echaréis de menos. Incluso puede que os alegréis de mi marcha, pero todo debe tener un final y éste se acerca de forma inxorable.
Voy ligera de equipaje porque a donde voy no me serán precisas muchas cosas.
Echo la vista atrás antes de cerrar la puerta y aparecen las imágenes de los dos años que llevamos juntos, pero no voy a mostrarme blanda y de un portazo acabo con todo.
¡JODEROS, CUCARACHAS!
Buenas noches y felices y profundos sueños. Cuando mañana vuelva recogeré vuestros cadáveres y con un gozo infinito os mandaré a la mierda.
¡POR FIN!
Os gané la guerra, queridas.
Chao y hasta nunca.