Es la tarta que le hice a Lucía para su cumpleaños.
La he hecho muy parecida a la de Carlos Valencia, pero no es igual por dentro, y la tripa tampoco es como la que él puso.
Hay que sacar lo primero un patrón de éste u otro osito, y cortar los bizcochos según la medida que necesitemos.
He tenido que gastar dos bizcochos y medio de esos de tartas que vienen divididos en tres capas. Se corta en redondo el cuerpo (siempre los tres bloques de bizcocho juntos, para rellenarlo una vez que tengamos ya las piezas), y luego las cuatro patas y las dos orejas, de la misma medida.
Otra pieza de una capa nada más, algo más grande que la de las patas, para el hocico.
Como no me cabía en ningún sitio, le hice unos huecos en el cuerpo y metí ahí un poco las patitas.
En algún plástico duro que tengamos, recortamos la forma de la tripa, de las patas, del hocico y de los ojos. Derretimos chocolate blanco y pincelamos. Congelamos y otra vez pincelamos. De nuevo al congelador y luego tiramos con cuidado del plástico y lo quitamos. Al frigorífico en una bandeja plana hasta que lo vayamos a utilizar. Con la bolita del ojo, la misma operación.
El bizcocho lo calamos un poco y lo rellenamos de lo que queramos. (todas las partes)
Yo le he puesto por encima galletas oreo molidas y echadas con un colador, pero es una locura porque acaba todo lleno de galletas negras. Cuando haga otro, lo cubriré de chocolate rallado, que al fin y al cabo también hay osos pardos. Lo aconsejo encarecidamente, jejejejeje........
Una vez todo cubierto de chocolate, ponemos las huellas en las patitas, la tripa, los ojos, el hocico, y le pintamos la boquita con una boquilla de fresa de Vahiné.
El lacito, de cualquier tienda de chuches.