Vamos a ver una de las zonas más bonitas de Sídney: Darling Harbour, situada en la parte oeste de la ciudad, en la bahía de Cockle.
Su nombre viene del Teniente General Ralph Darling, gobernador de Nueva Gales del Sur, de 1825 a 1831.
En 1980, se acometieron una serie de obras para hacer de la zona un punto turístico importante, con una parte peatonal, donde los restaurantes y las atracciones, hacen muy agradable el paseo y la comida.
En Darling Harbour podemos encontrar sitios muy dispares, pero todos dignos de visitar, como Paddy Marquet, el Jardín Chino de la Amistad, el Parque Tumbalong, o el Museo Marítimo.
En la foto. mi Antonio con el Centro Financiero y La Torre de Sídney detrás.
Pasamos por el Puente de Darling, Harbour camino del Museo Marítimo.
El puente estaba engalanado con banderas porque se iba a celebrar el Día de Australia (cuando los colonos proclamaron que esta tierra pertenecía a Gran Bretaña).
¡Uy! Qué niño tan alto.
El Museo Marítimo de Sídney, tiene unos barcos antiguos y otro de guerra que son visitables. En su interior está muy bien montado, pero nada que ver por ejemplo con el de Madrid, simplemente porque 200 años en la mar dan para lo que dan. La historia de la Armada Española no es comparable. Pero aún así, repito, muy distraído y muy bien montado.
En otro post me ocuparé de los museos que vimos, este incluido.
Como puede verse, la ropa que llevábamos era muy dispar, pero es que en verano puede hacer frío y días desapacibles, y allí lo mismo van con chanclas que con cazadoras. Yo no tuve más remedio que ponerme mi sudadera viajera, que lleva miles de kilómetros detrás. Nos hizo un día un poco chungo.
Mucho bullicio.
Frente al museo.
Con mis dos soles. Besos, besos.. Montones de besos de la abuela.
Una fuente con el nombre de la bahía, en la zona de restaurantes. ¿La bahía de los berberechos?
Bajo el puente.
El Endeavour, que fue comandado por el Teniente James Cook, en su primer viaje de exploración a las costas australianas. Naturalmente, una réplica.
También entramos al submarino.
Calle peatonal muy concurrida. A la derecha están los restaurantes.
Paramos a comer y alguien pidió esta cazuelita de mejillones.
Bonita foto de abuelo y nieto. La comida estuvo muy rica y la cerveza también.
Un tiovivo en la plaza.
Mi Antonio con el Museo Marítimo detrás.
El escudo de Sídney, en el que figuran un emú y un canguro.
Parque Bennelong, con montones de atracciones para los niños.
Las siguientes fotos son del Jardín Chino de la Amistad, una sorpresa en medio de la ciudad.
Vamos a la puerta principal.
Al principio nos extrañó ver gente vestida así.
Luego nos enteramos de que cualquiera pude disfrazarse de china y dar un paseo por el jardín. Te visten con estas ropas y tocados para que puedas hacerte fotos.
Jardín de bonsais,
El Capitán en el Jardín Chino de la Amistad.
Ya en la calle, un mural hecho con tapones de botellas y espejitos.
Me gustó mucho la idea.
Otro día fuimos a Chinatow, que también está en Darling Harbourg.
Chinatow está enfrente de Paddy Market.
Paddy Market es un mercado enorme. En la parte superior se vende fruta y verdura, y en la inferior ropa y recuerdos de Australia. Está siempre lleno de turistas porque los precios son muy buenos en comparación con las tiendas convencionales.
Hay muchos productos aborígenes, aunque yo creo que hay una legión de chinos pintando puntitos.
Se puede encontrar todo tipo de ropa, incluso esta.
El mundo de las camisetas.
Figuras de madera.
Podría poner la foto de un puesto de relojes, pero esto me parece más divertido.
Estoy buscando uno para esta noche.
Suma y sigue.
Puesto de recuerdos.
Hay de todo.
Garras de canguro que son rascadores de espalda. Para los que piensan que esto es una barbaridad, tengo que decir que en Australia hay más canguros que personas y que de vez en cuando, desde un helicóptero tienen que matarlos por exceso de población de estos animales.
Y otra curiosidad: los huevillos también se utilizan para recuerdos. Del animal se aprovecha todo.
Y hasta aquí nuestro paseo por Darling Harbour. Evidentemente hay más sitios donde ir, pero no tuvimos más tiempo.