Cuando volvimos de Manly, decidimos ir a The Rocks y de paso dar un paseo por el puente. Me habían hablado muy bien de esta zona y me apetecía conocerla.
Bueno, vale... Primero subimos. De Circular Quay nos fuimos a Georges St. apreciando la mezcla de edificaciones que hay por esta zona. Nos pareció muy señorial y pensamos recorrerla después con más tranquilidad.
Y llegamos a Cumberland St. Vemos el indicador del puente y nos dirigimos hacia allí.
Aquí se encuentra el acceso al puente. Se sube y por un caminito se llega al carril peatonal.
Pues nada, aquí estamos. Desde abajo no parece tan largo. Tiene 1149 metros y el tramo sobre el agua es de 503.
Empezamos a tener unas vistas magníficas.
Junto a la Ópera está el Real Jardín Botánico. Desde el puente se ve muy bien la Casa del Gobernador.
Tiene al principio dos pilones a cada lado, de hormigón revestido de granito, que miden 89 metros. El primero de ellos es un mirador. Hay que subir 200 escalones y arriba se puede ver, además de las vistas, una exposición.
Estos pilones tienen unas bisagras que soportan la variación de altura.
Placa conmemorativa.
Homenaje a los trabajadores muertos en las obras.
El puente no está "quieto". Puede fluctuar hasta 18 centímetros, por la diferencia de temperatura.
En la parte superior de la estructura se ven las escaleras por las que trepan los que escalan el puente, que es una gran atracción turística, y para la que se necesita una gran forma física, ya que dura la escalada tres horas y media.
También hay subidas de menos duración.
Antes de la escalada hay que pasar por un simulador y pasar también una prueba de alcoholemia.
A los participantes se les equipa de ropa por el frío que pueda hacer a esa altura, cascos y línea de vida.
Las fotos solo las hace el guía.
Tiene ocho carriles de coches, dos de ferrocarril, uno de bicicletas y otro peatonal.
Lleva 6 millones de remaches, todos puestos a mano.
Cada vez que se pinta se utilizan 30.000 kilos de pintura. Por cierto, Cocodrilo Dundee trabajó aquí de pintor antes de ser actor.
Tiene un peso de 52.000 toneladas.
Fue inaugurado el 19 de marzo de 1932, y su construcción duró casi nueve años. Los habitantes de Sídney lo conocen como "la percha". Une la costa norte con el centro financiero.
Si desde la bahía impresiona, cruzarlo es toda una experiencia.
Resulta impactante meterse debajo de esa estructura.
Del arco al agua mide 134 metros y una altura para la navegación de 49 metros.
No es difícil de imaginar lo que tiene que suponer ver aquí las celebraciones de Año Nuevo. Aunque nos lo pongan en la televisión todos los años, verlos en directo debe ser algo sublime.
Nos vamos bajando. Algo muy característico de Sídney son los "hoteles", que son más bien pubs, en las esquinas de las calles haciendo chaflán. Los hay por todas partes.
The Rocks es el barrio más antiguo de Sídney. La primera colonia de convictos se instaló aquí hace más de 200 años, y aunque no ha perdido su sabor añejo, sus calles intrincadas y escalerillas, ahora se mezcla con tiendas de moda importantes, galerías de arte y edificios destinados a expandir la cultura aborigen.
Los fines de semana hay un mercado de antigüedades, artesanía, joyas, cuadros... incuso frutas y verduras.
Su situación es privilegiada porque se encuentra entre el Puente de Sídney y la Ópera. Incluye también Circular Quay, pero hablaré de esta zona tan bulliciosa en otro post.
Hay muchas tiendas de ópalo australiano.
Las tiendas son bastante caras por aquí.
Otro día comimos en este jardín, también de este barrio. Por cierto, las hamacas están por todo el parque para disfrute de la gente. no pude dejar de pensar en lo que durarían aquí si las dejaran sin vigilancia.
Esta foto es de Mike Cogh. La he puesto porque da muy bien la idea de la situación.
Y por último dejo esta foto, que al menos para mí es muy curiosa, ya que todavía no estaba hecha la Ópera. Acababa de inaugurarse el puente, y enfrente se ve todavía el Fuerte Macquarie.