3 de mayo de 2010

El mercado de San Miguel

Situado junto a la Plaza Mayor, en la de su mismo nombre y declarado Bien de Interés Cultural, se inauguró en 1916, aunque anteriormente era un solar donde se instaló un mercado al aire libre. En este solar, estaba la Iglesia de San Miguel de los Octoes, donde fue bautizado Lope de Vega, y que en el el incendio de la Plaza Mayor de 1790, se vio afectada quedando en muy mal estado.

Fue derribada por José Bonaparte "Pepe Plazuelas", en su afan por hacer nuevos espacios abiertos.
Obra del arquitecto Alfonso Dubay Díez, se hizo de dos plantas, aunque ahora es de planta baja, con estructura de hierro (la única que queda en Madrid), y crestería de cerámica que corona toda la cubierta.Está totalmente acristalado.
En 1999 La Comunidad de Madrid abordó con fondos europeos y de los propios comerciantes, una remodelación que ascendió a 150 millones de pesetas, aunque no sirvió de mucho, ya que no podía competir con las grandes superficies.
Fue entonces, cuando un grupo de particulares formaron la sociedad "El Gastródromo de San Miguel", actual dueña mayoritaria del mercado. Oferta centrada en productos de gran calidad, alimentos de temporada, asesoramiento gastronómico, y posibilidad de degustar, y comer de picoteo.
El 13 de mayo de 2009 reabrió sus puertas.Hay 33 puestos, todos ellos cuidando hasta el mínimo detalle su decoración y su mercancía: una carnicería francesa, frutería, chocolatería, pastelería, pastas, legumbres, especias, panadería, salazones, quesos, ostras, degustaciones, comercio justo, utensilios de cocina de Vinçon, una sucursal de Lhardy... pero es sobre todo un templo para el gourmet.
Su horario es muy amplio, y no cierra al medio día.
Abre de 10'00 hasta las 22'00, aunque la zona central permanece abierta hasta las 02'00.

Excepto cuatro fotos, que son de la comunidad Trivago, que las he puesto para ver un poco mejor el ambiente, las demás son del fotógrafo oficial del Mirlo, o sea, de mi Antonio.
Ésta me encanta porque es surrealista total. Preciosa confusión de la realidad con los reflejos en el cristal.


La frutería.


Esta tienda no recuerdo muy bien de qué era, pero me llamaron mucho la atención las "flores preservadas". Pregunté y ésto es lo que dijeron:
En realidad no son flores secas, sino flores preservadas, por lo general mediante un método llamado liofilización, que es un proceso en el que se congelan las flores a temperaturas por debajo de los -40ºC y, una vez así congeladas, se introducen en una cámara de vacío para que se evapore el agua por sublimación. Mediante diversos ciclos de congelación-evaporación se consigue eliminar prácticamente la totalidad del agua libre contenida en el producto original, y hace que luzcan como frescas sin serlo durante años. Me pareció precioso poder conservarlas así de bonitas.


Una pastelería.


Librería gastronómica.


Degustación de distintos tipos de caviar.

La jamonería.


Una floristería preciosa.

Por todo el espacio hay mesas y sitios donde poderte tomar una caña con un aperitivo. Foto de Trivago.

Horno La Santiaguesa, de mucha solera en Madrid.

Aquí ha traido Vinçon una muestra de utensilios de cocina, de los que tiene en su tienda madrileña. Se llama "La cacharrería". Foto de Trivago.

Sucursal de Lhardy.

Es realmente agradable tomarse aquí una tapita. Foto de trivago.

La pastelería austriaca.

El puesto de zumos.

Marisco. No llevaba suelto y por eso no compré.

La tienda del bacalao. Antonio hizo la foto a las alturas, pero los mostradores estaban llenos de tapas para degustar. Las tostas de bacalao, a un euro.

Estas ostras nos las tomamos con una copa de champán, y doy fe de que estaban inpresionantes de buenas. No me cabían en la boca de tan grandes.

La fromagerie, o lo que es lo mismo, la quesería. Todo tipo de quesos.

El yantar de ayer: aceitunas, frutos secos y otras cosas.

El techo muy bonito, de hierro.

El puesto de las ostras. Las había de tres tamaños. Yo las tomé de las medianas, pero ya eran muy grandes. No dan a basto los chavales a abrir ostras, y hay que hacer cola. Es una firma francesa que se llama Sorlut.

Habia muchos mostradores de bares y cafeterías donde poder tomar algo.

Me gustó mucho, porque no me esperaba encontrar ese ambiente tan acogedor.
Gracias por acompañarme y nos vemos en ... la Puerta del Sol