Ya sé que tienes mucho sueño, que llevas dos noches sin dormir por tenerme en los brazos para que no llore, y que mi sonrisa, dulzona y casual, te ha borrado de la memoria los cafés que has tenido que tomar para que los ojos no se te cerraran.
Me has dicho muchas veces lo bonita que soy y que me parezco a mi hermano Samuel, los dedos de las manos tan largos que tengo, o has hecho alusión a mi color de pelo, en un feliz monólogo, abiertamente y sin disimulos, asombrándote de que la Naturaleza haya puesto en mí tal cúmulo de perfecciones, que son las que tú me ves.
Yo no sé si cuando sea mayor seré más o menos guapa que mis primos Daniel y Marina, o que mi hermanito Samuel, pero sé que tanto ellos como yo nos esforzaremos en ser personas de bien para que te sientas muy orgullosa de nosotros, y también sé que estarás siempre apoyándonos y ayudándonos a levantarnos cuando tropecemos, porque como tú bien dices, la familia es algo muy importante en la vida de las personas.
Abuelita... ¿estás ahí? Soy yo… Lucía.